¿Alguna vez has descubierto a tu hijo hablando solo, manteniendo una interesante conversación sin centrar la atención en nadie más que en sí mismo? Tal vez estas situaciones te hayan dejado algo perpleja y preocupada, especialmente si se repite con frecuencia. Pero has de saber que se trata de un fenómeno completamente natural y que, además, los soliloquios en los niños reportan grandes beneficios.
En realidad, no solo los infantes exhiben este comportamiento: los adultos también hablamos solos con cierta frecuencia. Es una estrategia que empleamos para regular nuestras emociones o aclarar nuestras ideas. Lo que sucede es que lo hacemos en un grado mucho menor que los infantes, simplemente porque nuestro momento evolutivo es distinto al suyo. Y, durante la infancia, los soliloquios son realmente beneficiosos.
¿Qué son los soliloquios?
Los soliloquios son las conversaciones que los niños mantienen consigo mismos. Se trata, por tanto, de una forma de habla privada. Esta se presenta también en otras ocasiones como, por ejemplo, cuando los pequeños repiten las palabras o frases de los adultos. En estos casos no hay una intención social, el objetivo no es comunicarse, pero aun así es una estrategia útil a muchos niveles.
Los soliloquios en los niños aparecen, por ejemplo, cuando le hablan al espejo o cuando ponen voz a sus juguetes y los hacen interactuar. Muchos padres habrán sido testigos también de cómo los pequeños hablan solos cuando se enfrentan a una tarea complicada o que aún no controlan en su totalidad. De este modo, se dan instrucciones en voz alta sobre los siguientes pasos a tomar: “Primero, sumo seis más seis… son doce, pongo un dos y me llevo una…”
Lejos de ser un signo de alguna patología psicológica, se trata de algo frecuente que podemos observar en todos los infantes. Pero ¿por qué lo hacen? ¿Qué beneficios les aporta?
Los beneficios de los soliloquios en los niños
Mejoran el lenguaje
Estos soliloquios mejoran el desarrollo del habla, pues permiten que los niños practiquen sus habilidades de expresión y comunicación. Pese a que en un primer momento se trate de un habla privada, en el futuro esa capacidad se irá extrapolando a las conversaciones sociales.
Organizan su pensamiento
El desarrollo del lenguaje y del pensamiento se encuentran estrechamente unidos, ya que todos pensamos mediante palabras. Así, el manejo que los pequeños adquieran del habla les permitirá pensar de una manera más clara y organizada. Al hablar solos, ponen en orden sus ideas y les dan forma, algo que posteriormente podrán hacer de forma mental sin tener que recurrir a las palabras en voz alta.
Regulan sus emociones
Las emociones pueden resultar desbordantes para los más pequeños, especialmente las negativas. Por ello, los soliloquios son una buena herramienta para gestionarlas y regularlas. Así, al expresarlas en voz alta, estas pierden una parte de su carga afectiva y el niño experimenta liberación. “Hablar” consigo mismos sobre lo enfadados o lo tristes que están les ayuda a procesar ese sentimiento y salir de él.
Dirigen su conducta
Por último, este tipo de habla privada permite a los niños dirigir su conducta y ser más eficientes en la resolución de problemas. Como en el anterior ejemplo de la suma, es común que los menores vayan recordándose en voz alta los pasos a seguir. De esta manera, también se felicitan cuando el resultado ha sido el esperado o buscan otra estrategia si la anterior no funciona.
Esa guía que puede provenir de un adulto (un profesor, por ejemplo) van integrándola en sus propios soliloquios y aplicándola cuando se enfrentan a solas a las tareas.
¿Hasta cuándo son positivos los soliloquios?
Este fenómeno es muy común en los niños más pequeños y es normal que hasta los 7-10 años de edad se presente de forma frecuente. Incluso, aunque los pequeños interactúen socialmente con otras personas, estas dos formas de habla coexisten durante un buen periodo de tiempo.
A medida que crecen, estos soliloquios irán disminuyendo, pues los niños ya serán capaces de mantener ese monólogo mentalmente, sin expresarlo en voz alta. No obstante, siempre estarán presentes en alguna proporción. Por ello, si observas que tu hijo habla solo, no te alarmes ni trates de impedirlo; se trata de un proceso natural y beneficioso que le ayudará a desarrollarse cognitiva y emocionalmente.
Bibliografía
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