Los probióticos son una excelente alternativa para la prevención y el manejo de ciertos trastornos intestinales. Sin embargo, no todos ayudan a combatir las mismas enfermedades y no todas requieren de probióticos para mejorar. Por eso, hay que aprender a reconocer las señales de que tu hijo necesita probióticos para consultarle al médico e incluirlos en la dieta con efectividad.
Los probióticos son un aliado para mantener funciones corporales como la digestión, aumentar las defensas y equilibrar la microbiota intestinal. Pero ¿sabes cuándo usarlos en el niño?, y ¿qué enfermedades son las más frecuentes para combatir con probióticos?
En este blog responderemos estas dudas y te mostraremos las 6 señales que te indicarán el momento ideal para usar probióticos durante un problema de salud. No olvides que al igual que otro tratamiento, el pediatra es quien dará las indicaciones correspondientes.
¿Qué son los probióticos?
Un grupo de expertos estableció por consenso que los probióticos son microorganismos vivos, principalmente bacterias y levaduras, que cuando se ingieren en cantidades adecuadas, pueden proporcionar beneficios para la salud. Así lo señala la revista Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology.
Los probióticos más usados a nivel clínico se distinguen por sus nombres. Dentro de las levaduras, la Saccharomyces cerevisiae y de las bacterias, las llamadas ácido lácticas (BAL) como Lactobacillus, Streptococcus, Pediococcus, Bifidobacterium, Propionibacterium, Bacillus y Enterococcus.
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¿Cómo saber si nuestros niños necesitan de probióticos al pasar por una enfermedad? Veamos.
6 señales de que tu hijo necesita probióticos
Las evidencias nos muestran que algunas enfermedades, como las que se presentan por un desequilibrio intestinal, dan algunas señales identificables que podrían ser tratadas con el uso de probióticos. Por supuesto, es el médico pediatra el profesional encargado de hacer las indicaciones. Veamos cuáles son esas señales.
1. Signos gastrointestinales por uso de antibióticos
Tal como lo sugiere el grupo de trabajo de Korpela a través de la revista Nature Communications, los antibióticos pueden alterar el equilibrio de la microbiota intestinal, es decir, de las bacterias, de sus genes y de sus metabolitos. Esto lleva a problemas como calambres abdominales, gases, vómitos, distensión e incluso diarrea constante.
La organización Healthy Children explica que estos síntomas podrían ceder con el uso de probióticos, en especial Lactobacillus, Bifidobacterium y Saccharomyces.
2. Diarrea aguda de tipo viral
La Revista Chilena de Nutrición resalta que el curso clínico de la diarrea aguda de tipo viral podría mejorar con el uso de diferentes tipos de lactobacilos, como el L. reuteri, L. acidofilus y L. bulgaricus. Estos han demostrado disminuir la severidad y duración de la diarrea. Además, son tan eficaces que al cabo de un día de tratamiento se logra reducir mucho la enfermedad.
En esto coincide un estudio más reciente publicado en la revista Traslational Pediatrics en 2021, en donde aseguran que para acortar el tiempo de diarrea aguda, hay que combinar los probióticos, en este caso L. reuteri con Saccharomyces boulardii.
3. Problemas de la piel (eccema)
Una revisión que se difundió en la revista Pediatric Allergy and Inmunology en 2020, reveló que el uso de probióticos podría modificar la composición de la flora intestinal de los niños, en beneficio de una reducción de la dermatitis atópica. Sin embargo, algunos resultados aún no son concluyentes.
Por otra parte, un estudio publicado en la revista JAMA Pediatrics en 2016, sugiere que la combinación de cepas mixtas de probióticos con prebióticos podrían ser más eficientes para la prevención y el tratamiento de esta enfermedad de origen alérgico en niños de 1 o más años de edad.
El equipo de Carlos Cuello también resalta la importancia de los probióticos para tratar el eccema, pero hay que hacerlo desde el embarazo y la lactancia materna. Así lo sugiere un artículo publicado en la revista The Journal of Allergy and Clinical Inmunology en 2015.
4. Cólicos del lactante
Algunos estudios recientes defienden el uso de probióticos como L. reuteri en el control de los cólicos del lactante (reducción de llanto, regurgitación y número de deposiciones). Este es el caso de un ensayo clínico al azar publicado en la revista Journal of Pediatrics en 2017. Se consideró un tratamiento seguro para el bebé lactante, logrando mejorar los cólicos en 3 semanas de ensayo.
Otro trabajo más reciente en la revista Pediatrics asegura que L. reuteri es eficaz y puede recomendarse para el manejo del cólico infantil. Aunque resaltan que se necesita más investigación al respecto.
5. Estreñimiento
Se reconoce el uso de probióticos para el manejo del estreñimiento en niños. Un trabajo en Frontiers in Cellular and Infection Microbiology en 2017, muestra que el uso de probióticos aumenta la frecuencia de las deposiciones en niños asiáticos con estreñimiento.
Otro estudio del 2017 publicado en la revista The American Journal of Gastroenterology, evidencia una eficacia superior de los probióticos para mejorar el estreñimiento crónico de los niños, en comparación con aquellos que no los ingirieron. También se observó que el tratamiento con probióticos era seguro.
Un estudio piloto mostrado en la revista Nutrition Journal mostró que el Bifidobacterium breve fue efectivo para incrementar la frecuencia de las evacuaciones en niños con constipación.
6. Infecciones respiratorias frecuentes
Una revisión en la revista The British Journal of Nutrition difundió que los probióticos como las cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium podrían reducir la duración de las infecciones respiratorias agudas en niños y en adultos.
¿Cómo añadir probióticos en la dieta de mi hijo?
En el caso de los lactantes hasta los 6 meses de edad, la leche materna se encarga de suministrar tanto los probióticos como los prebióticos, ya que contiene ciertos carbohidratos que sirven de sustrato para ayudar al crecimiento de las bacterias beneficiosas.
A partir de la alimentación complementaria, los probióticos pueden ser incorporados en la dieta de tu hijo a través de productos alimenticios fermentados. Algunos de ellos son el yogur, las leches ácidas, el kéfir, el chucrut, el kimchi, entre otros productos.
Además, los suplementos de probióticos están disponibles en cápsulas, polvos y líquidos, pero la indicación de cada tipo de probiótico para cada enfermedad está en manos del pediatra.
¿Qué hacer si noto las señales?
Al observar las señales en nuestros hijos, la primera acción es acudir de inmediato al médico pediatra y referir los signos y síntomas que aparecen con cierta frecuencia en el niño. Se le debe consultar sobre el uso de probióticos para el tratamiento de los síntomas y la enfermedad.
Algunas señales frecuentes como diarrea, estreñimiento, procesos alérgicos en la piel, gases, distensión abdominal, cólicos, entre otros, pueden ser atendidos con probióticos, siempre y cuando el pediatra así lo establezca.
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