¿Son necesarios los lácteos en los niños?

Los lácteos en la dieta infantil han sido intocables durante decenios. Pero también hay niños que no los incluyen en su alimentación. ¿Cuál es la mejor opción?
¿Son necesarios los lácteos en los niños?
Saúl Sánchez Arias

Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias.

Última actualización: 26 mayo, 2023

A lo largo de las últimas décadas, la leche ha pasado de ser considerada un alimento indispensable a ser sospechosa de causar problemas de salud. Así que es normal que muchos padres se pregunten si los lácteos son necesarios en los niños.

Se trata de una de las fuentes de calcio por excelencia, un mineral necesario para el desarrollo óseo y otras funciones. Y esta característica se ha usado de forma extendida como reclamo publicitario y motivo para sustentar su inclusión en el listado de «alimentos imprescindibles».

En este artículo veremos qué hay de cierto en todo ello y responderemos a la duda de si la leche y los derivados lácteos son necesarios para una alimentación infantil saludable.

Los lácteos en la alimentación de los niños

Como indican desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, es la mejor forma de alimentar a un bebé. De no ser posible, el único sustituto es la leche de fórmula. A partir de este momento ya se pueden empezar a introducir nuevos alimentos.

La leche de vaca y los derivados lácteos son algunos de los que se pueden ofrecer. Según datos aportados por la Agencia de Salud Pública de Cataluña, el yogur sin azúcar y el queso fresco alrededor de los 9 meses (en pequeña cantidad y sin sal ni azúcar añadido) y la leche entera a partir del año.

Los alimentos lácteos son opciones nutritivas para incluir en la alimentación infantil. Con base a las tablas del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, se puede decir que, alimentos como la leche entera, aportan los siguientes nutrientes:

  • Proteínas.
  • Carbohidratos (en forma de lactosa).
  • Grasas.
  • Minerales: calcio y fósforo de manera destacada.
  • Vitaminas: A, D y algunas del grupo B.

Asimismo, hay que tener en cuenta que suele ser un producto asequible, fácil de obtener y bien aceptado por los más pequeños.



¿Son necesarios los lácteos en la dieta infantil?

Como acabamos de ver, introducir leche y sus derivados en la alimentación infantil puede ser interesante. Estos contribuyen al aporte de varios nutrientes necesarios para su desarrollo y son cómodos y versátiles.

No obstante, tal como aseguran desde la Asociación Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), estos no son imprescindibles ni es obligatorio que los coman para crecer y estar sanos. 

Existen varias razones que pueden fundamentar esta afirmación y las conocemos a continuación.

No son la única fuente de calcio

Uno de los motivos más citados para recalcar la importancia de dar lácteos a los niños es la presencia de calcio y su importancia para la salud ósea. Sin embargo, este mineral se puede encontrar en otros alimentos que también son accesibles.

Según la información publicada en Medline Plus, las fuentes más destacables de calcio son las siguientes:

  • Sardinas con espina.
  • Legumbres.
  • Verduras: col, brócoli, repollo chino.
  • Bebidas vegetales enriquecidas con calcio.
  • Frutos secos y semillas: almendras, nueces de Brasil, crema de sésamo y semillas de girasol.

Su composición nutricional no es exclusiva

Más allá del calcio, el resto de nutrientes que aportan los lácteos en los niños también se pueden encontrar en otros alimentos.

Las legumbres, el tofu, los huevos, el pescado y la carne; son fuentes de proteína por excelencia y aportan todos los aminoácidos que el cuerpo necesita para funcionar a diario.

Además, si estos se acompañan de una amplia variedad de frutas, verduras, frutos secos, granos integrales y aceite de oliva; se pueden cubrir las necesidades diarias de las vitaminas y los minerales que se encuentran en la leche.

Esto sí, hay que tener en cuenta que estas indicaciones son válidas siempre y cuando su dieta sea completa, variada, saludable y nutritiva.

Pueden desplazar otros alimentos

La comodidad y la fácil aceptación de estos productos por parte de algunos niños, puede hacer que se consuman por encima de las recomendaciones.

Y uno de los problemas que puede acarrear este exceso es un posible desplazamiento de otros alimentos que también son necesarios en el día a día. Nos referimos a las frutas, las verduras o los granos integrales.

Pueden faltar nutrientes

Los especialistas de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), señalan otros inconvenientes de tomar demasiada leche.

Por un lado, la alta presencia de calcio proveniente de los lácteos puede interferir en la absorción del hierro.

Por otra parte, la leche, el yogur o el queso casi no generan residuo, por lo que si se abusa de ellos, puede aparecer estreñimiento. Este se puede ver agravado si la falta de apetito o la mayor ingesta de lácteos se acompaña de una dieta con pocos alimentos que aporten fibra.

Algunos lácteos no son saludables

Tal y como afirman los autores de este estudio publicado en el European Journal of Nutrition, en las últimas décadas, los niños y adolescentes consumen menos leche y más lácteos sólidos y fermentados. 

Sin embargo, según desveló una investigación del BMJ Open, la mayoría de yogures del mercado contienen dosis elevadas de azúcar añadido. Lo que los convierte en productos poco saludables para elegir en el día a día.

Asimismo, otros derivados lácteos como las natillas, los batidos de sabores o los helados se han convertido en productos habituales en la dieta de los niños. Y no hay que olvidar que se aconseja hacer una ingesta puntual de estos.



Cómo hacer un consumo adecuado de lácteos en los niños

Ahora ya sabemos que los lácteos no son un alimento obligatorio en la alimentación infantil. Aunque si se quieren introducir, son nutritivos y válidos para una dieta saludable.

Para que su consumo no represente ningún problema de salud, hay que tener en cuenta algunas de las recomendaciones de los principales especialistas. Esto es lo que comentan desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades:

  • La leche de vaca, de cabra o de oveja se puede empezar a ofrecer a partir del año. Esta tiene que ser entera hasta los dos años y no contener sabores ni azúcar añadido.
  • Los lácteos se deben incluir con moderación, ya que, en exceso, pueden hacer que los niños no tengan apetito para comer otros alimentos.
  • Las bebidas de soja y sus derivados son buenas alternativas, siempre que estén fortificadas con calcio y vitamina D. Estas tampoco se pueden dar antes del año.
  • Tanto la leche como los derivados lácteos tienen que ser sin azúcar añadido, pues este último no es necesario para los niños ni para la población en general.

En cuanto a las cantidades concretas, las recomendaciones de la Amerian Dietary Guidelines para el 2020-2025, establecen que entre los 2 y los 8 años, se pueden incluir entre 2 y 2 raciones y media al día. Se considera una porción las siguientes cantidades:

  • Una taza de leche o de yogur.
  • 40 gramos de queso duro o curado.
  • 60 gramos de queso fresco.
  • Media taza de queso tipo ricota.

Los lácteos en los niños: ni obligatorios ni dañinos

Con base a los datos disponibles hasta el momento y según información aportada por los principales especialistas, es posible sugerir que los niños pueden crecer sanos sin comer leche y derivados.

Ahora bien, esto no significa que sean alimentos poco recomendables y que no se puedan ofrecer en la dieta infantil.

Si existe alergia a los lácteos o se sigue una dieta vegana, una alimentación suficiente en cantidad y nutritiva cubrirá sus necesidades de energía, vitaminas, minerales y proteínas (entre otros).

De lo contrario, si a los niños les gustan y no hay problemas de asimilación, hay que hacer un consumo moderado. Las mejores alternativas son la leche, los quesos con poca sal y los yogures sin azúcares añadidos.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.