¿Cuáles son las bacterias que viven en la leche materna?
A muchos les sorprende saber que existen bacterias que viven en la leche materna. De hecho, se estima que aproximadamente el 30 % de las bacterias que habitan en los intestinos del bebé que amamanta están asociadas con bacterias de la leche materna.
En este sentido, las bacterias beneficiosas contenidas en la leche materna actúan como semillas en el intestino del lactante. Por este mecanismo, la lactancia materna selecciona las poblaciones bacterianas intestinales, privilegiando géneros de bacterias que regulan el metabolismo y mejoran la función inmune.
La alianza estratégica que favorece a las bacterias que viven en la leche
El intestino del bebé adquiere bacterias de diversos orígenes, ya sean las bacterias que viven en la leche, o peor, las del ambiente de un hospital. La sabia naturaleza brinda en la leche una doble estrategia: el inóculo de las bacterias buenas y los prebióticos que las nutren selectivamente.
De este modo, la lactancia materna es determinante para el establecimiento de una comunidad diversa de bacterias intestinales beneficiosas. Actualmente, la ciencia reconoce que el microbioma que se establece en los bebés amamantados reporta beneficios durante la infancia y hasta la edad adulta.
¿Qué significa que las bacterias sean buenas?
Desafortunadamente, si le preguntamos a alguien acerca de las bacterias en el intestino, es probable que piense en agentes infecciosos. Las temidas Salmonella, Escherichia coli, Clostridium difficile y hasta el cólera.
Sin embargo, la abrumadora mayoría de las bacterias del intestino humano (se estima que son billones) resultan inofensivas o incluso beneficiosas para las personas. De hecho, el consorcio de bacterias que se forma en el intestino, ahora se reconocen como esenciales para el correcto metabolismo y la función inmune. En tal razón, al microbioma intestinal a menudo se le conoce como “el órgano olvidado”.
Los primeros microbios de tu bebé
En general, los padres suelen llevar cuidadosos registros de todas las primeras veces de su bebé: los primeros pasos, la primera palabra, el primer día de clases, el primer diente…
Sin embargo, muy pocos padres, probablemente, piensen en los que serán los primeros microbios de su bebé, a pesar de que numerosas evidencias señalan que la exposición microbiana en la primera infancia puede influir en la salud en la niñez y durante toda la vida. Las primeras fuentes de bacterias son la placenta, luego la vagina y, después, la leche materna.
Las bacterias que viven en la leche
Es importante conocer que las comunidades bacterianas proporcionadas por la leche materna son distintas de las transferidas por placenta o por parto vaginal. Los géneros de bacterias comúnmente aislados de las muestras de leche materna incluyen:
- Bifidobacterium.
- Lactobacillus.
- Clostridium.
- Staphylococcus y Streptococcus.
Es posible que los tres últimos géneros de esta lista suenen familiares, y no en el buen sentido. Estos géneros incluyen cepas de patógenos que causan enfermedades. En este sentido, puede sorprender hallarlos entre los géneros dominantes de la leche materna.
Es importante conocer que no todas las especies que pertenecen a un mismo género son agentes infecciosos. Por ejemplo, algunas cepas pueden proporcionar beneficios a los huéspedes al evitar la colonización del intestino por parte de sus primos más letales.
Los beneficios de las bacterias de la leche son dependientes de la duración de la lactancia
Diversos estudios han establecido que la leche materna hace su contribución más profunda al microbioma intestinal durante el primer mes de vida. Sin embargo, si se mantiene la lactancia, continuará influyendo positivamente en la diversidad de microbios hasta después del destete.
Estos hallazgos respaldan la recomendación actual de la Organización Mundial de la Salud de amamantar exclusivamente durante los primeros seis meses de vida y continuar amamantando durante dos años de vida.
Curiosamente, el cambio dramático en el microbioma intestinal que ocurre con la introducción de alimentos sólidos se disminuye en los bebés que continuaron recibiendo lactancia materna.
Los expertos presumen de que una maduración temprana del microbioma intestinal (es decir, que se asemeje al microbioma del adulto) se asocia al padecimiento de afecciones de salud, incluidos el asma y la obesidad.
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