«Conozca todas las teorías, domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana, sea apenas otra alma humana». Esta célebre frase pronunciada por Carl Gustav Jung es la perfecta definición y el propicio llamado de atención sobre la «alianza terapéutica».
Esta es la relación de confianza que se forja en la consulta y por la cual el paciente confía en su terapeuta, puede abrirse a él y está dispuesto a trabajar en conjunto. Pero, ¿existe la alianza terapéutica en niños y adolescentes? Y, ¿cómo se construye en este caso?
Puede sentirse como que «conectas con el profesional». Seguro, como madre, esta sea una de tus mayores preocupaciones: «¿se sentirá mi hijo cómodo durante sus sesiones de terapia?». Lo cierto es que hay diferentes técnicas y estrategias encaminadas a lograr que esto ocurra en la psicoterapia infantil y juvenil.
¿Qué es la alianza terapéutica?
Es una asociación mutua en la que ambos participantes trabajan juntos para lograr los objetivos terapéuticos y el bienestar emocional del paciente. Lo que se intenta es crear un ambiente seguro, empático y libre de juicios, donde el paciente se sienta cómodo compartiendo sus pensamientos, sentimientos y experiencias. Sus tres objetivos principales son los siguientes:
- Lograr una conexión positiva terapeuta-paciente. Esto se logra cuando el primero adopta una actitud de aceptación incondicional y absoluto respeto por las vivencias y experiencias del segundo.
- Alcanzar un acuerdo respecto a los objetivos. Ambas personas han de acordar qué metas se desean alcanzar y moverse en conjunto hacia ellas.
- Lograr un acuerdo en las tareas. También es importante que ambos estén de acuerdo con las técnicas, tareas o ejercicios que se van a realizar y que no haya ninguna duda.
Para lograr todo lo anterior, los psicólogos y terapeutas se preparan en una serie de técnicas como la escucha activa, la empatía, la flexibilidad y estrategias de comunicación. Esto ofrece grandes resultados, ya que se ha visto que la alianza terapéutica podría ser el factor determinante en el éxito de una terapia.
Ahora bien, conectar con niños y adolescentes no es igual a hacerlo con adultos. Por ende, quienes trabajan con población infanto-juvenil han de adaptar los procedimientos. Como madre, saber esto puede tranquilizarte; y es que puedes estar segura de que el profesional sabrá cómo dirigirse a tu hijo y cómo cultivar un vínculo con él de forma acorde a su edad.
Alianza terapéutica en niños y adolescentes
Este tipo de población presenta características diferentes a las de los adultos y, por tanto, plantea también una serie de retos. Por ello, para poder crear una alianza terapéutica con niños y adolescentes, se necesita cumplir una serie de requerimientos especiales.
Formación en psicología infanto-juvenil
Si decides llevar a tu hijo a la consulta de un psicólogo, has de saber que este profesional tendrá formación específica en psicología evolutiva. Es decir, que conocerá a profundidad las principales etapas del desarrollo y sus procesos.
Es esto lo que le permitirá comprender los comportamientos del menor, saber qué herramientas utilizar y, sobre todo, crear una buena alianza terapéutica con él.
Motivación
Es importante entender que, niños y adolescentes no suelen acudir a la consulta por voluntad propia, sino que somos los adultos a cargo quienes tomamos esta decisión por ellos.
Por lo mismo, en un primer momento, tu hijo puede no entender bien qué hace ahí, qué va a ocurrir o cuál es la finalidad o la utilidad. Puede sentir miedo o rechazo o no estar muy dispuesto a colaborar. Sin embargo, el profesional que trabaja con menores entiende esta situación y toma las medidas pertinentes para saber acercarse a ellos y motivarlos apropiadamente.
Comunicación
Otro elemento distintivo en estos casos, en especial en los niños más pequeños, es la comunicación. Los menores pueden no tener el mismo repertorio verbal o la misma capacidad cognitiva que un adulto para reflexionar sobre sus pensamientos o emociones y saber cómo transmitirlos.
Por fortuna, si acudes a un psicólogo infantil, este entenderá de qué forma comunicarse en cada etapa del desarrollo y conocerá medios alternativos al lenguaje verbal a través de los cuales tu hijo pueda expresarse y entender.
Comunicación con los padres
Un último punto fundamental hace referencia al hecho de que niños y adolescentes son seres dependientes. Somos sus padres quienes tenemos la responsabilidad sobre ellos y, por tanto, quienes hemos de estar informados y quienes tomamos las decisiones.
A este respecto, el profesional al que acudas sabrá tratar contigo y con tu pareja, entender al sistema familiar como un conjunto y motivaros a participar del proceso de vuestro hijo en la medida en que sea necesario.
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Estrategias para generar la alianza terapéutica
Teniendo en cuenta todo lo anterior, y según recoge un artículo publicado en la Revista Chilena de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia, hay ciertas estrategias y conductas que el terapeuta suele seguir con el fin de generar ese vínculo.
- Mantener una actitud lúdica durante el proceso y emplear estrategias acordes a la edad. Por ejemplo, con los más pequeños resulta de gran utilidad el uso de cuentos, la danza o del juego como herramientas de evaluación e intervención (Bernal & Silva, 2014).
- Fomentar la esperanza y la motivación.
- Crear una conexión emocional con el niño o adolescente.
- Encontrar intereses comunes.
- Mantener un lenguaje ajustado a la edad del menor.
- Evitar incumplir promesas.
- No presionar al menor a hablar cuando no lo desea.
La importancia de la alianza terapéutica en la terapia de los niños y adolescentes
En definitiva, para realizar un buen proceso terapéutico con niños y adolescentes es fundamental establecer con ellos una adecuada alianza terapéutica. Esta se basa en la conexión emocional, la complicidad y la confianza, que es la que posibilita que el menor se abra a expresar su mundo interno y a colaborar en la consecución de las metas propuestas.
No obstante, como hemos visto, es crucial que el profesional esté formado en psicología infanto-juvenil, que tenga un profundo conocimiento de las etapas del crecimiento y una vocación clara hacia este campo.
Estos son aspectos en los que has de fijarte a la hora de seleccionar el profesional adecuado para acompañar a tu hijo. Y es que, si este es capaz de establecer un buen vínculo, el éxito de la intervención está mucho más cerca de ocurrir.
Bibliografía
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- Bernal, Á., & Silva, T. (2014). Juego, danza y música en psicoterapia infantil. Praxis Pedagógica, 14(15), 255-265.
- Corbella, S., & Botella, L. (2003). La alianza terapéutica: historia, investigación y evaluación. Anales de Psicología/Annals of Psychology, 19(2), 205-221. https://revistas.um.es/analesps/article/view/27671
- Herrero, L. E. (2018). Alianza terapéutica en psicoterapia infantil. Propuesta de una escala de evaluación. [Tesis de pregrado]. Repositorio Institucional - Universidad Pontificia Comillas. https://repositorio.comillas.edu/rest/bitstreams/141369/retrieve
- Lambert, M. J., & Barley, D. E. (2001). Research summary on the therapeutic relationship and psychotherapy outcome. Psychotherapy: Theory, research, practice, training, 38(4), 357.
- Vargas Gallegos, B., Gumucio Dobbs, F., & González Guevara, C. (2015). Efectividad en intervenciones terapéuticas con niños y adolescentes: Factores asociados a la Persona del Terapeuta y la Alianza Terapéutica. Rev. chil. psiquiatr. neurol. infanc. adolesc.(Impr.), 10-17.