Qué decir y qué no a un niño con TDAH

Las palabras que dedicamos a los niños con TDAH pueden afectar a su autoestima y a su felicidad. Te contamos qué frases son apropiadas y cuáles es mejor evitar.
Qué decir y qué no a un niño con TDAH
Elena Sanz Martín

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Escrito por Elena Sanz Martín

Última actualización: 27 julio, 2022

Por fortuna, la comprensión sobre el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) ha avanzado mucho en los últimos tiempos. Sin embargo, como sociedad, aún sostenemos algunos mitos que no solo tomamos como ciertos, sino que también les transmitimos a los pequeños con esta condición. Las palabras que les dirigimos pueden afectar su autoestima y condicionar su funcionamiento diario. Por ello, queremos brindarte algunos consejos sobre qué decir y qué evitar cuando hables con un niño con TDAH.

Sabemos que ser padre o madre de un pequeño con desafíos en el desarrollo no es fácil, porque, en ocasiones, no se sabe bien cómo reaccionar o cómo ayudarle. Y también, por los propios temores que se generan acerca del futuro. No obstante, la labor de los progenitores puede contribuir en gran manera al bienestar del pequeño, así que presta atención a las siguientes recomendaciones.

Qué no decir a un niño con TDAH

Comencemos por destacar algunas de las frases y expresiones que es mejor evitar. Estas son muy comunes y suelen ser pronunciadas por las personas más cercanas de los niños. Y aunque se digan sin mala intención, pues son el fruto del desconocimiento o de la pérdida de paciencia momentánea, pueden causar un enorme daño emocional.

Ponerle etiquetas

Aquí entran todas esas frases en las que, de algún modo, le colocan etiquetas al niño. “Eres tonto”, “eres malo”, “eres vago”, entre otras. Al enunciarlas, podemos creer que le ayudamos a darse cuenta de que ha obrado mal y tiene que mejorar. Pero, en realidad, lo que hacemos es desvalorizarlo, porque no estamos incidiendo en una conducta concreta sino en su persona.

Por eso, evita este tipo de frases y opta por otras más constructivas como las siguientes:

  • “En este ejercicio cometiste un error, vamos a arreglarlo”, en lugar de “eres tonto”.
  • “No está bien gritar a las personas, con eso les haces daño”, en lugar de “eres malo”.
  • “Tienes que terminar las tareas antes de cenar”, en vez de “eres un vago”.
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Aún en los momentos de cansancio y desesperación, evita colocarle etiquetas a tu niño con TDAH. Esto no solo no logrará revertir su conducta, sino que además le generará un daño emocional.

“Deja de hacer eso”

Pese a saber que cuenta con ciertas dificultades, ¿cuántas veces al día le dices a tu hijo que haga o que no haga algo? “No te comportes así”, “deja de llorar”, “deja de gritar”, “concéntrate de una vez”, “pórtate bien”. De algún modo, puede que todavía pienses que tu hijo lo hace para desafiarte, que no te respeta o que se ríe de ti.

En realidad, los niños quieren complacer a sus padres, pero hacen lo que pueden con lo que saben y con cómo se sienten. Los menores con TDAH son naturalmente inquietos, impulsivos y distraídos, pero su objetivo no es molestarte. Así, de nada sirve repetirle estos reproches constantemente, pues únicamente lograrás deteriorar el vínculo y crear un clima negativo en el hogar.

“No pongas excusas”

A raíz de lo anterior, muchos padres les recalcan a sus hijos que tener TDAH no es motivo para que no obedezcan, para que griten o para que no hagan bien sus deberes. Pero, en realidad, hemos de ser conscientes de que su cerebro sí funciona de una forma diferente y que pueden necesitar ayuda extra en ciertos ámbitos.

“Si puedes concentrarte en lo que te gusta, en lo demás también”

Para muchos progenitores de niños con TDAH resulta desesperante ver cómo su hijo se distrae con el vuelo de una mosca mientras estudia y, sin embargo, puede pasar horas sin pestañear frente a un videojuego.

Así, pueden decirle frases como “para lo que te gusta, bien que te concentras”. Pues sí, efectivamente, esta es una característica propia del trastorno y los niños con esta condición pueden hiperconcentrarse en ciertas actividades de interés, que además tengan reforzadores constantes y variados (como las pantallas). Pero otros elementos, como los libros, carecen de estas cualidades y por ende, no los motivan a prestarles tanta atención.

De este modo, evita estos reproches, ya que, de nuevo, el menor no lo hace a propósito.

“No le digas a nadie que tienes TDAH”

A veces, por miedo a que nuestros niños sean juzgados, criticados o víctimas de acoso escolar, les pedimos que sean reservados sobre su condición. Sin embargo, esto hace que lo perciban como algo humillante y vergonzoso y, por ende, que se consideren a sí mismos como “defectuosos”.

Qué le podemos decir a un niño con TDAH

Ahora bien, entonces, ¿qué debemos decirle a un niño con TDAH? ¿Cómo hemos de dirigirnos a él para ayudarlo? A continuación, tienes algunas sugerencias que te pueden ser de utilidad.

“Entiendo cómo te sientes”

En lugar de reprocharle a tu hijo su impulsividad, sus rabietas o arrebatos. céntrate en validar sus emociones. Esto significa, hacerle saber que todo lo que sienta en cada momento estará bien y que tiene derecho a sentirlo y a expresarlo (aunque tú le ayudarás a hacerlo de un modo apropiado).

Cuando a un niño le dices: “entiendo que estás enfadado por esto, que estás triste por lo que ha ocurrido, que estás nervioso…” logras calmarlo y conectar mejor con él. Se siente visto y acompañado y esto alivia su secuestro emocional. Además, con tus palabras le ayudas a comprender sus propias emociones, a ponerles un nombre y a integrarlas poco a poco.

“Lo estás haciendo bien”

Una de las secuelas menos visibles del TDAH es el daño en la autoestima. Estos niños crecen bajo las críticas constantes por no cumplir con lo que se espera de ellos, reciben regaños y escuchan a diario todo lo que hacen mal.

Para romper esta inercia tóxica, acostúmbrate a valorar y a reconocer los logros de tu hijo y sus cualidades.

Por un lado, identifica sus virtudes: tal vez sea un niño muy creativo, divertido o excelente en los deportes. Por otra parte, valora sus esfuerzos y su proceso, más allá del resultado. Incluso, si ha suspendido un examen, pero tú has visto todo lo que ha trabajado para superarse, dale la enhorabuena por ello.

“Estoy aquí para ti”

Cuando tu hijo se altera, se ve secuestrado por sus impulsos o desbordado por sus emociones, necesita de tu calma. Este es el mejor regalo que le puedes hacer, pues funcionas como su sostén y su contención emocional en los momentos más difíciles.

Así, cuando “esté insoportable” o cuando “se esté portando mal”, cuenta hasta 10 y en lugar de regañarlo, gritarlo o castigarlo, dile la siguiente frase: “estoy aquí para ti”.

madre e hijo felices pasan un momento de alegria en la playa
Permanecer a su lado, aunque sea en silencio, aunque no te permita tocarlo, le reconfortará profundamente.

“Tú puedes, yo te ayudo”

Aceptar que el TDAH trae aparejadas una serie de dificultades no implica resignarse a que el niño no podrá completar con éxito su formación o alcanzar sus metas. Muy por el contrario, implica tomar las riendas para ofrecerle los apoyos que él necesita.

Así, procura fomentar en tu hijo la autonomía y la confianza en sí mismo, recuérdale que es capaz de lograr lo que se proponga y bríndale la ayuda que necesita. A este respecto, los profesionales serán los que ofrezcan las pautas más apropiadas.

“Acéptate así, eres muy valioso”

Por último, en lugar de invitar al niño a esconder su condición de TDAH, trátalo con naturalidad. Comentarlo con los profesores le ayudará a que puedan ofrecerle ajustes curriculares. En cuanto a los compañeros, es una excelente forma de normalizar la diversidad y de fomentar la aceptación del otro tal y como es.

Conocer su diagnóstico y en qué consiste (siempre explicado con un lenguaje adecuado a su edad), también le permitirá al niño entenderse, empoderarse y no vivir con culpa ni con vergüenza de su condición.

Las palabras nos definen, ¡úsalas con prudencia!

En suma, si te preguntas qué decir a un niño con TDAH, procura que tus palabras estén enfocadas en la comprensión, en la empatía, en la construcción de la autoestima y en la naturalización de las dificultades. Crecer en el seno de una familia que confía en él, que lo apoya y que aprecia sus logros marcará la diferencia.


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  • Harpin, V., Mazzone, L., Raynaud, J. P., Kahle, J., & Hodgkins, P. (2016). Long-term outcomes of ADHD: a systematic review of self-esteem and social function. Journal of attention disorders20(4), 295-305.
  • Kimball, H. (2021, 19 agosto). Hyperfocus: The Flip Side of ADHD? Child Mind Institute. https://childmind.org/article/hyperfocus-the-flip-side-of-adhd/

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