Cómo entender la conducta impulsiva de los niños

Muchos niños actúan sin pensar en las consecuencias de sus actos por diversos motivos. Por ello, es importante darse cuenta de la conducta impulsiva de nuestros hijos para ayudarlos.
Cómo entender la conducta impulsiva de los niños
Mara Amor López

Escrito y verificado por la psicóloga Mara Amor López.

Última actualización: 21 agosto, 2020

La mayoría de los niños hacen o dicen cosas sin pensar en las consecuencias que tendrán sus acciones. De forma equivocada, los chicos impulsivos son percibidos como maleducados, descuidados o brutos. A continuación, hablamos sobre la conducta impulsiva de los niños y cómo podemos ayudar a nuestros hijos a controlarse de forma adecuada.

A los niños, a veces, les resulta muy complicado poner un freno a su mente, interrumpen mientras conversas con alguien, cogen cosas sin pedir permiso, pueden poner en peligro su integridad física, por ejemplo, cruzando sin mirar detrás de una pelota, etc. Los niños impulsivos, en muchas ocasiones, actúan antes de que puedan evitarlo. Entonces, los padres nos preguntamos si será inmadurez, si es un niño imprudente o por qué actúa así.

¿Cómo es la conducta impulsiva de los niños?

Cuando un niño es impulsivo, de vez en cuando, podemos pensar que es algo común en los pequeños, pero la percepción cambia si, con frecuencia, vemos conductas impulsivas en nuestros hijos, pues ahí sí vemos que puede que tenga dificultad para controlarse.

Niña impulsiva deseando jugar al futbolín.

No todos los niños tienen las mismas conductas impulsivas; estas se manifiesta de manera distinta en cada niño y, además, pueden cambiar conforme crecen. Algunos de los comportamientos que podemos observar son

  • Cogen cosas de otras personas.
  • No son capaces de esperar su turno en las conversaciones ni en los juegos.
  • Hacen cosas inadecuadas con tal de llamar la atención.
  • Les resulta difícil seguir reglas consistentemente.
  • Pueden ser agresivos con otros niños; les muerden, les dan patadas o golpean.
  • Quieren ser siempre los primeros.
  • No entienden que sus palabras y conductas pueden afectar a otras personas.
  • Tienen reacciones excesivas ante los errores, críticas y frustraciones.
  • No entienden que sus actos tienen consecuencias.

Las conductas impulsivas de los niños pueden hacerlos parecer más pequeños de su edad. Así que puede que en un niño de 10 años observes conductas de un niño de 6, ya que no ha madurado su autocontrol.

¿Cuál puede ser la causa de la conducta impulsiva de los niños?

Las razones por las que un niño es impulsivo pueden ser varias. Vamos a ver algunas a las que puede deberse dicha impulsividad.

Inmadurez

Los pequeños se comportan así porque maduran después que otros niños de su edad, y esto hace que su desarrollo en la capacidad para frenar y pensar antes de actuar sea más tardío.

Estrés, frustración y falta de sueño

Si los niños tienen problemas escolares o familiares, la impulsividad puede ser una forma de liberar esa tensión. No debemos olvidar que los pequeños no saben expresar sus emociones como lo hacemos los adultos y, por eso, liberan esa tensión con conductas impulsivas.

Niños con TDAH, una de las causas de conducta impulsiva

Los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) tienen problemas, sobre todo para controlar algunas emociones intensas, como la rabia. Este trastorno puede hacer aparecer conductas impulsivas al no tener autocontrol sobre ello debido a que no son capaces de regular sus emociones.

Fobias, trastornos del estado de ánimo

Algunos trastornos del estado de ánimo también pueden ser las razones de los comportamientos impulsivos en los niños. Es importante que, independientemente de cuál sea la razón por la que nuestro hijo tiene este tipo de conducta, lo apoyemos para mejorar y adquirir una mayor autoconfianza. Esto lo ayudará a sentirse más maduro y con mayor autoestima.

¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestros hijos si son impulsivos?

Para ayudar a nuestros hijos, lo primero que debemos hacer es observar cómo se comportan en casa y, así, darnos una idea de por qué tienen esa dificultad para autocontrolarse.

Niño intentado controlar su conducta impulsiva.

Es clave que averigüemos cuál puede ser la razón de estas conductas impulsivas, para utilizar las herramientas adecuadas para abordarlas. Si el problema es la frustración, se puede usar un registro de frustración para observar patrones a lo largo del tiempo y, de esta manera, comentarlo en el colegio y al médico para que, entre todos, podamos poner solución a esto.

Si crees o sabes que la razón es porque tu hijo tiene TDAH, es recomendable pedir que le hagan una evaluación en el colegio para, así, orientarlo hacia dónde tiene que dirigir sus esfuerzos para poner solución a esto. Aun así, se pueden utilizar algunas estrategias para estas conductas independientemente de la razón que sea, como:

  • Técnicas para mejorar el autocontrol.
  • Responder cuando nuestro hijo está frustrado con empatía.
  • Practicar algunas habilidades para controlar la impulsividad.

Muchas veces, los niños se dan cuenta de que sus comportamientos pueden suponer un problema, y esto les afecta. Por esta razón, es importante que les hagamos saber que no son los únicos que tienen dificultades y que, con la práctica, desarrollará un mejor autocontrol. No te olvides nunca de celebrar sus logros conforme va teniendo control sobre sí mismo.

En definitiva, como ya has visto, la conducta impulsiva de los niños puede deberse a varias razones y no tienen por qué ser las únicas. Cada niño es un mundo, único y especial; simplemente, con practicar habilidades de autocontrol, el pequeño acabará desarrollándolo.

Los padres somos sus guías y sus personas de referencia, así que muéstrate siempre de forma empática con ellos y celebra cada uno de sus éxitos, pues esto hará que su autoestima se fortalezca.


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  • Miranda, A. y M. J. Presentación. (1997): Intervención psicoeducativa con los alumnos inatentos, impulsivos e hiperactivos y dificultades de aprendizaje”, Barcelona, ED. Librería Universitaria de Barcelona.
  • Barkley, R.A. (1995): Niños hiperactivos. Cómo comprender y atender sus necesidades especiales, Barcelona: Paidós.

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