¿Por qué has de escuchar siempre a un niño cuando habla?

Al escuchar a un niño le estamos transmitiendo que él nos importa y nos interesa lo que tiene que contar. Es un ejercicio más necesario de lo que pensamos.
¿Por qué has de escuchar siempre a un niño cuando habla?
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 10 julio, 2020

Ser madre no es un trabajo sencillo. En ocasiones, las prisas y obligaciones pueden hacer que, sin darnos cuenta, descuidemos aspectos muy importantes de la crianza. Escuchar siempre a un niño cuando este nos habla es necesario para ayudarle a desarrollar diversas facultades. Pero en medio del ajetreo diario, a veces no reparamos en la importancia de estos pequeños gestos.

Para un niño, sus padres son todo su mundo, son sus héroes. La actitud que estos adopten al relacionarse con él influirá mucho en su visión de sí mismo y en sus expectativas sobre el mundo y las relaciones sociales. Tratemos de ser cuidadosos con nuestra conducta, ya que estamos modelando la realidad de nuestro pequeño. 

¿Por qué has de escuchar siempre a un niño?

Los niños son espontáneos y, a veces, inoportunos. En ciertas ocasiones, es necesario pedirles que pospongamos la conversación para más adelante. No obstante, si nos acostumbramos a no escucharlos o no prestar demasiada atención cuando nos hablan, esto puede tener consecuencias.

Padres escuchando a sus hijos cuando hablan.

Autoestima

Cuando escuchas a tu hijo, validas sus emociones, le transmites la idea de que es importante y merecedor de amor y atención. Los pequeños, al igual que los adultos, necesitan contar con alguien dispuesto a escucharlos e interesado en lo que tienen que decir. Escuchar es un acto de afecto y de respeto que contribuirá a que la percepción del niño sobre sí mismo sea más positiva.

Si somos desconsiderados (aunque no sea de forma intencionada) cuando el infante trata de hablar con nosotros, se sentirá poco valioso o, incluso, un estorbo. Aprenderá paulatinamente a no compartir sus opiniones y emociones, pues sentirá que no son del interés o del agrado de nadie. No desarrollará la confianza en sí mismo necesaria para cualquier ámbito de la vida.

Habilidades sociales

Como bien indica su nombre, nuestra destreza a la hora de desenvolvernos socialmente es una habilidad que se va desarrollando. Los niños están comenzando a aprender las reglas sociales y a modular su comportamiento para adecuarse a ellas. Por ello, no es extraño que utilicen un tono de voz más elevado de lo adecuado o que no respeten el turno de palabra.

Sin embargo, es imposible que aprendan si no practican. Escucharles y conversar con ellos es una práctica muy valiosa para que puedan entrenar y confiar en sus capacidades sociales. Si no les ofrecemos suficientes oportunidades para expresarse abiertamente, es posible que no desarrollen totalmente su destreza social.

Confianza

Llegada la adolescencia, muchos padres recriminan a sus hijos la falta de comunicación existente entre ellos. Pero lo cierto es que la relación de confianza ha de comenzar a forjarse desde los primeros años de vida. A pesar de que pueda parecer lo contrario, los niños perciben si estás mostrando interés en su conversación o si tratas de evadirla.

Si desde pequeños constituimos para ellos un lugar seguro al que poder acudir en busca de escucha y apoyo, será más sencillo que ese vínculo permanezca en la adolescencia. Escuchar a tu hijo te ayudará a conocerle en profundidad, a saber sus gustos, sus preocupaciones y sus miedos. Y fomentará que no dude en acudir a ti cuando necesite un consejo.

Claves para escuchar siempre a un niño adecuadamente

  • Por su falta de experiencia, los niños tienden a divagar y ser lentos en sus explicaciones. Ármate de paciencia y procura no interrumpirles cuando hablan. Espera a que finalicen su relato para aportar tus comentarios.
  • Practica la escucha activa. No es suficiente con oír lo que dicen, es necesario mostrarles que verdaderamente les estamos escuchando con interés. Para ello, puede ser adecuado colocarnos a su misma altura y mirarles a los ojos mientras nos hablan.
  • Trata de no emitir juicios sobre lo que te cuentan. Si se sienten juzgados, es menos probable que vuelvan a acudir a ti para explicar sus anécdotas y sentimientos. Sé comprensivo y tolerante.
  • Encuentra un momento cada día para poder charlar sin distracciones y dedicando toda tu atención al niño.

Ten por seguro que cada segundo que dediques a escuchar a tu hijo es una valiosa inversión. Estarás ayudando a forjar su autoestima y su confianza en sí mismo. Fomentarás el desarrollo de sus habilidades sociales y el establecimiento de un vínculo de confianza que perdurará con los años.


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