Placa bacteriana y sarro en los niños
Muchos adultos no conocen la relación entre la placa bacteriana y el sarro que se forma en los niños. Otros consideran que son lo mismo y, algunos, incluso piensan que son problemáticas que solo afectan a los mayores. En este artículo, te contamos qué es la placa bacteriana, cómo se forma y cuáles son sus riesgos. También te aclaramos su relación con la formación de sarro en los niños y sus consecuencias en la salud.
¿Qué es la placa bacteriana?
Para comprender qué es la placa bacteriana debemos saber que en la boca existen distintos microorganismos que conforman el microbioma oral. Las bacterias se encuentran en la saliva, pero pueden depositarse sobre las estructuras bucales. Por otro lado, las proteínas presentes en la saliva forman sobre los dientes una capa invisible y sin células, llamada película adquirida. Sobre esta lámina se depositan distintas especies de bacterias para conformar la placa bacteriana.
Las bacterias se unen entre sí a través de un complejo mecanismo que utiliza las proteínas de la saliva y los azúcares que provienen de la dieta. Los hidratos de carbono de los alimentos también son aprovechados por los microorganismos para crecer y multiplicarse. De la unión y la proliferación de las bacterias, surge la placa bacteriana. Se trata de una película suave y pegajosa que se acumula en las superficies dentarias y las encías.
Los problemas aparecen cuando esta película no se elimina de manera regular o se consume una dieta rica en azúcares que le aporta a los gérmenes los nutrientes que necesitan para multiplicarse y acumularse cada vez más.
Consecuencias de la placa bacteriana en la boca de los niños
Las bacterias presentes en la placa bacteriana metabolizan los azúcares de la dieta y producen ácidos capaces de destruir los tejidos duros de las piezas dentarias. Si este proceso se prolonga en el tiempo porque no hay una higiene adecuada, aparecen las caries. Además, su presencia sobre las encías provoca gingivitis. Este cuadro es más severo si la placa se endurece y se transforma en sarro.
Si estos procesos avanzan pueden provocar daños más graves y molestos en los niños. Por ejemplo, manchas y roturas en los dientes, pérdida de piezas dentarias antes de tiempo y dolor e infecciones que alteran la calidad de vida de los más chicos.
Cómo se ve la placa bacteriana en los niños
Apenas se forma, la placa bacteriana es incolora y puede pasar desapercibida a simple vista. Sin embargo, si no se la elimina de manera regular con el cepillado de dientes, su aspecto comenzará a cambiar y se hará más evidente. Así, al aumentar de espesor, puede observarse como un depósito blanco y grueso, con el aspecto de restos de comida acumulados. Se la visualiza sobre todo en la zona del cuello dentario, en la unión del diente con la encía.
Además, si el niño pasa la lengua sobre sus dientes, percibe una sensación rugosa. Si el dentista pasa un explorador sobre la superficie dental, la película sale con el raspado y se la observa sobre el instrumento. También, existen otros indicadores que pueden alertar a los padres sobre la presencia de placa bacteriana acumulada:
- Mal aliento.
- Encías rojas e inflamadas.
- Sangrado de las encías al cepillar los dientes.
- Dientes amarillentos o manchados.
- Sensibilidad dental.
¿Qué es el sarro?
El sarro, también es conocido como cálculo dental o tártaro. Se trata de una sustancia que se produce por el endurecimiento y calcificación de la placa bacteriana cuando esta no se elimina. El sarro en la boca es mucho más evidente que la placa bacteriana. Este se visualiza como una formación dura, de color blanco amarillento o marrón, depositada sobre las superficies dentarias. Su presencia entonces afecta la estética de la sonrisa de los niños.
Su textura es rugosa, lo que favorece que se acumulen más bacterias. El cálculo puede localizarse en cualquier diente, aunque se observa con más frecuencia en las caras internas de los incisivos inferiores. Además, aunque no es tan común en la infancia, si el cuadro avanza puede provocar problemas periodontales más severos.
Por otra parte, el sarro es mucho más difícil de eliminar que la placa bacteriana. En este caso, el cepillado y el hilo dental no son suficientes y es necesario que un odontólogo se encargue de quitarlo con instrumental específico. Así, su eliminación se realiza a través de una limpieza dental o profilaxis. Con este procedimiento se desprenden los depósitos de sarro y se limpian las superficies de los dientes, que quedan lisas y brillantes.
¿Por qué se acumula placa bacteriana y sarro en los dientes de los niños?
La mayoría de las veces, la presencia de placa bacteriana y de sarro en la boca de los niños se debe a una ineficiente o inexistente higiene bucal. Además, existen otras situaciones que favorecen su formación:
- Deficiente higiene oral: un cepillado dental incorrecto o poco frecuente predispone a tener placa bacteriana y sarro en los niños. No utilizar hilo dental también provoca su acúmulo en la zona entre los dientes.
- Sequedad bucal: la falta de saliva evita que este fluido cumpla su función de limpieza de la boca. En una cavidad oral seca es más fácil que se acumulen bacterias y se forme sarro. En los niños, la boca seca está relacionada con la respiración bucal y con el uso de algunos medicamentos como los utilizados para tratar el asma y los cuadros alérgicos.
- Consumo excesivo de alimentos y bebidas azucaradas, ultraprocesados o ricos en almidón: la disponibilidad de azúcares simples sirve de sustrato fácil para que las bacterias se multipliquen y proliferen.
La placa bacteriana y el sarro en los niños se pueden prevenir
Controlar la formación de la placa bacteriana en los dientes de los niños y evitar que se convierta en sarro es fundamental para mantener la salud bucal de los más chicos. Con prácticas cotidianas y sencillas es posible que los pequeños tengan su boca sana y no sufran las consecuencias que las bacterias provocan en la boca.
Los padres deberán encargarse del cepillado dental al menos dos veces al día. Cuando los pequeños sean capaces de cepillarse por sí solos, lo que ocurre alrededor de los 6 y 8 años, los adultos tendrán que supervisar la tarea y controlar que la técnica sea la correcta. Además, la limpieza se debe complementar con el uso de hilo dental y, si el odontólogo lo considera, con enjuagues orales.
Es importante además cuidar la dieta de los pequeños. Se deben preferir los alimentos saludables y evitar aquellos ultraprocesados y con alto contenido de azúcares refinadas. Por último, las visitas al odontopediatra cada 6 meses son fundamentales.
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