El sarro en los dientes de los niños

El sarro en los dientes de los niños no es tan frecuente, pero puede afectar la salud bucal de los más pequeños. Entérate de cómo se produce, cuál es su tratamiento y qué se puede hacer para prevenirlo.
El sarro en los dientes de los niños
Vanesa Evangelina Buffa

Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa.

Última actualización: 15 febrero, 2022

El sarro en los dientes de los niños es el resultado del depósito de minerales sobre placa bacteriana que se acumuló en las superficies dentarias. Estos cálculos en los dientes, además de afectar la estética de la boca de los pequeños, generan mal aliento y favorecen la inflamación de las encías.

Como no se pueden eliminar con el cepillo dental, un odontólogo es el encargado de hacerlo. Entérate en las siguientes líneas de cómo se forma el sarro en los dientes de los niños. También descubre cómo se trata y qué puedes hacer para evitar su formación.

¿Qué es el sarro y cómo se forma?

El sarro en los dientes de los niños es una formación dura, de color blanco amarillento o marrón en los casos más severos, que se deposita sobre las superficies dentarias y no se puede eliminar con el cepillado de dientes habitual. Su textura es rugosa, lo que favorece que se sigan acumulando más bacterias.

Niño cepillándose los dientes para no tener sarro.

Es el resultado de la calcificación de la placa bacteriana. Esta es una fina película transparente que recubre las superficies de los dientes y contiene restos de alimentos y bacterias presentes en la boca.

Si la placa bacteriana no es eliminada con un correcto cepillado dental, se va acumulando y engrosando cada vez más. Los minerales presentes en la saliva se van depositando sobre la misma, dando origen, así, al sarro o cálculo dental.

Si bien el sarro puede localizarse en cualquier zona de los dientes, se observa con mayor frecuencia sobre las caras internas de los incisivos inferiores. En este sector está la salida de los conductos de las glándulas salivales sublinguales y el exceso de saliva que contiene minerales favorece el depósito de estos sobre la placa bacteriana. Además, a los niños les cuesta higienizar esas caras de las piezas dentarias de manera correcta.

¿Todos los niños pueden tener sarro?

No es muy frecuente encontrar sarro en los niños. En general, cuando sucede, suele aparecer a partir de los 6 años de edad. Algunos pequeños tienen más predisposición a su formación y hay ciertas condiciones que también están relacionadas con su presencia:

  • Deficiente higiene dental: un cepillado dental incorrecto o poco frecuente predispone a tener sarro. Son los padres los encargados de controlar y supervisar la limpieza dental de los niños.
  • Incorrecta posición del cepillo durante el cepillado dental: a veces los niños no conocen la técnica de higiene correcta y las cerdas del cepillo no llegan a toda la superficie dental. Limpiar la zona de unión del diente con la encía es muy importante, pues es donde más se suele acumular placa. Colocar el cepillo de manera vertical para llegar a las caras internas de los elementos dentarios es otro aspecto que los pequeños deben aprender y practicar.
  • Respiración bucal: la sequedad de la boca, en especial durante la noche, genera una saliva más espesa que favorece la acumulación de bacterias y la formación de sarro.
  • Uso de medicamentos: el uso de aerosoles y otras medicaciones, como los utilizados para el tratamiento del déficit de atención, también generan una saliva más espesa que favorece la adhesión de la placa bacteriana a los dientes.

¿Qué hacer si hay sarro en los dientes de los niños?

Observar con atención y frecuencia la boca de los niños permite corroborar que todo marche bien y consultar de inmediato cuando se encuentre algo extraño. Ver depósitos de placa blanca o amarilla sobre los dientes y encías del pequeño puede ser un indicativo de que hace falta acudir a la consulta odontológica.

De todos modos, aunque no notes nada extraño, las visitas al dentista cada seis meses permiten identificar a tiempo cualquier problema que pueda suceder en la boca de los pequeños. Son los profesionales los que detectarán y diagnosticarán cualquier afección, sugiriendo el tratamiento conveniente. Además, darán los consejos necesarios y, si es pertinente, realizarán algún cambio en la manera de cuidar la boca de los más pequeños.

Como ya mencionamos, el sarro no se puede eliminar con el cepillado dental; su eliminación solo la puede realizar el odontólogo en el consultorio, a través de una limpieza dental o profilaxis. Este procedimiento consiste en la eliminación del sarro depositado sobre los dientes con instrumental odontológico específico.

De este modo se consigue convertir el sarro en un polvo fino y despegarlo del diente. A continuación, si es necesario, se eliminan las manchas que puedan quedar. Es un tratamiento que no perjudica los dientes, siempre que estos estén sanos.

En general no se trata de un método dañino ni molesto para los pequeños. A esta edad el sarro suele acumularse en pequeñas cantidades lo que hace que la cura sea rápida y que la mayoría de niños lo tolere bien.

El sarro en los dientes de los niños se puede prevenir

La mejor manera de evitar la formación de sarro en los dientes de los niños es procurar que no se acumule placa bacteriana sobre las superficies de los mismos. Esto se logra realizando una correcta higiene bucal en el hogar.

Niño cepillándose los dientes para no tener sarro.

Aprender y practicar una correcta técnica de cepillado dental es fundamental. Los adultos son los encargados de supervisar, ayudar y controlar el cepillado diario y, si los niños aún no son capaces de realizarlo de manera efectiva, serán los mayores los que lo efectúen.

El cepillado debe realizarse con un cepillo de cerdas suaves, con pasta con flúor, por lo menos 3 veces al día. El uso de enjuagues e hilo dental debe complementar la limpieza.

Un estudio reciente ha comprobado que en los niños menores de 6 o 7 años la destreza manual en desarrollo puede dificultar una limpieza correcta. Los autores señalan la efectividad del uso de dispositivos de irrigación bucal que combinaría el cepillado y la utilización de hilo dental.

Una dieta variada y sana, con bajo contenido de azúcar, también ayuda a mantener la boca saludable. Beber abundante agua y masticar chicles sin azúcar puede ayudar a disminuir el riesgo de tener sarro en aquellos niños con boca seca.

Del mismo modo es necesario evitar todos aquellos productos con un exceso de azúcar “escondido” como galletas, cereales, algunos postres lácteos o zumos de frutas.

Como ya mencionamos, las visitas periódicas al odontólogo, aunque todo parezca estar bien, también son muy necesarias. El profesional, además de asesorar y controlar, puede detectar cualquier problema a tiempo y realizar los tratamientos adecuados de manera oportuna.

Los cuidados en casa son muy importantes para evitar que los dientes de los más pequeños tengan sarro. Adultos comprometidos en el cuidado de la boca de los niños son la clave para que estos tengan una sonrisa sana.


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