La conciliación es una tarea pendiente en la gran mayoría de países. Padres y madres encuentran, por tanto, grandes dificultades para compaginar sus carreras profesionales con el cuidado y la crianza de sus hijos, y esto repercute de manera negativa en los menores.
Sin embargo, los efectos se incrementan cuando estos progenitores tienen una fijación excesiva con su desempeño laboral y llegan a desatender a sus hijos. Hoy hablamos de padres adictos al trabajo.
¿Cómo saber si estamos yendo demasiado lejos con la implicación laboral?, ¿qué consecuencias puede tener esto en nuestros hijos? Y, sobre todo, ¿qué podemos hacer para alcanzar el equilibrio? Exploramos las respuestas a estas preguntas en este artículo.
¿Cómo son los padres adictos al trabajo?
Cabe mencionar que no eres una madre o padre adicto al trabajo por el hecho de disfrutar de lo que haces, ni por tener ambición, ni por querer mejorar en el ámbito laboral. Todo esto es lícito y no supone ningún problema, siempre y cuando no afecte tu salud y tus relaciones, como la que tienes con tus hijos, por ejemplo.
Los padres workaholics son aquellos que ponen su trabajo por encima de las necesidades de su familia y restan tiempo, recursos e interés a sus hijos para invertirlo todo en su rol laboral. No siempre es sencillo identificar que se ha caído en este patrón, ya que trabajar es algo positivo y necesario.
Sin embargo, un artículo divulgado en la revista Salud de los Trabajadores menciona algunos puntos que pueden ayudarte a identificar si estás cayendo en un exceso:
- Las responsabilidades laborales ocupan tu mente la mayor parte del tiempo y apenas tienes interés en otros asuntos.
- Nunca desconectas del trabajo. Incluso cuando estás en casa, incluso si estás de vacaciones, estás involucrado de algún modo en tus tareas.
- Extiendes tu jornada laboral más allá de lo necesario. Priorizas rendir, avanzar y ser productivo por encima de tu vida personal y familiar.
- Tu valor como persona (lo que piensas de ti mismo o de ti misma) está muy ligado a tu trabajo y a tu desempeño laboral.
- Tienes poco tiempo para dedicar a tus hijos, ya que siempre estás trabajando. Apenas los ves y no participas en sus rutinas diarias.
- Normalmente, te sientes preocupado, irritable e insatisfecho debido a la presión y a la tensión que supone el trabajo y el rendimiento para ti.
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¿Qué consecuencias tiene para los hijos?
Ser adicto o adicta al trabajo no solo afecta de manera negativa a tu salud física y psicológica, sino que también tiene un fuerte impacto en tus hijos. Recordemos que los padres son las principales figuras de referencia para un menor; son su lugar seguro, de los que aprende cómo verse a sí mismo y al mundo.
Los niños necesitan atención, tiempo, afecto y disponibilidad emocional por parte de sus padres para crecer psicológicamente sanos.
Los padres adictos al trabajo no están en disposición de ofrecer estos recursos y, si bien se ocupan a nivel material y monetario de sus hijos, pueden llegar a ser negligentes o ausentes a nivel emocional. Esto puede llevar a los niños a sentirse desatendidos, poco importantes y escasamente conectados con sus padres, dando lugar a una serie de problemas.
Por ejemplo, un estudio longitudinal llevado a cabo con familias australianas encontró que, los hijos de padres desbordados por el trabajo o comprometidos en exceso con él, tenían una peor salud psicológica, mostrando mayor hiperactividad, falta de atención, alteraciones emocionales y problemas de conducta.
Además, un artículo publicado en la revista The Family Journal, menciona que estos niños son más propensos a sufrir «parentificación», una inversión de roles dentro de la familia en la que no se les permite ser niños y se les obliga a madurar y adoptar responsabilidades que no les corresponden.
Pero las dificultades no terminan aquí, sino que se extienden hasta la edad adulta de los hijos. Un artículo publicado en la revista American Journal of Family Therapy, sugiere que estos niños al crecer sufren de mayor ansiedad y depresión y tienen un «locus» de control externo (no se perciben capaces de manejar su vida).
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Prevenir las secuelas de crecer con padres adictos al trabajo es posible
Como ves, crecer con un padre o una madre adicto al trabajo genera importantes repercusiones negativas para los hijos. Por esto, como progenitor, es importante que busques un sano equilibrio entre tu vida familiar y profesional. A este respecto, puedes comenzar por ajustar tus horarios a la jornada laboral establecida y no extenderlos más allá de esta.
Aprende también a desconectar, a silenciar el smartphone y a abandonar el ordenador mientras estés en casa o de vacaciones. Dedica tiempo de calidad a tus hijos, momentos en los que poder conversar sin distracciones, jugar con ellos, compartir actividades e involucrarte en su día a día.
Pero, sobre todo, sé un padre emocionalmente presente, capaz de interesarte de manera genuina por tus hijos, por sus deseos y preocupaciones, y capaz de convertirte en su confidente y su lugar seguro.
Recuerda que, en el trabajo, todos somos reemplazables, pero nadie más que tú puede ejercer ese rol tan especial y tan significativo que cumples en la vida de tus niños.
Bibliografía
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