La importancia de no realizar comparaciones entre hermanos

Cada uno de nuestros hijos es un ser especial con características únicas e individuales. Por lo que, las comparaciones entre hermanos pueden ser perjudiciales para su desarrollo.

Tener un hermano nos asegura contar con un guardián por el resto de la vida.

Evitar las comparaciones entre hermanos es un principio básico a la hora de educar a los hijos. Desafortunadamente, es algo que los padres hacen con frecuencia desde que los hijos son pequeños. Comparan a su hijo con otros niños de la escuela o del centro deportivo, y, otras veces, comparan permanentemente a los hermanos entre sí.


La tendencia de los padres de comparar a sus hijos es natural. En general, son comparaciones que se hacen interiormente y que en ciertas conversaciones salen a la luz.

El problema aparece cuando en estas comparaciones se destaca a uno de los niños  por encima del otro y los niños se enteran de ello. Otras veces, en cambio, esto ocurre intencionalmente y son los padres los que pronuncian frases del tipo: “tu hermano es más inteligente y trabajador que tú” o “a ver si te portas bien como tu hermano”.

En otras ocasiones, el niño se entera de estas comparaciones porque simplemente escucha una conversación que no está dirigida a él.

¿Por qué los padres realizan comparaciones entre hermanos?

  • Todo padre quiere lo mejor para su hijo. En esto radica, en parte, el origen de muchas comparaciones entre hermanos. Hay padres que creen que este es el camino, es decir, que el hermano destacado como mejor sea tomado como modelo a imitar por el otro. Generalmente, estas comparaciones se fundamentan en una actitud o habilidad específica. Los padres consideran que esa habilidad puede ser beneficiosa para el hijo desfavorecido de la comparación.

Los celos fraternales pueden derivarse muchas veces de las comparaciones entre hermanos

  • Estas comparaciones entre hermanos ponen también de manifiesto el modelo de hijo al que los padres aspiran. Sin tomar en cuenta las características y habilidades específicas de cada niño, seguramente valiosas y diferentes, muchos padres toman al hijo destacado en las comparaciones como modelo de hijo ideal y tratan de que el otro sea como él.
  • Hay ocasiones en las que estas comparaciones entre hermanos son el reflejo de la identificación del padre o la madre con uno de ellos. Se reconocen más en uno de los hijos y por este hecho lo consideran mejor que el otro. Se lo dicen al otro, con la agravante de que agregan: “tu hermano es tan bueno en Matemática como yo”. Esto hace daño todavía más al otro niño, para quien sus padres son lo máximo. Ahí comienzan los celos.

Consecuencias de las comparaciones entre hermanos

Las consecuencias negativas afectarán generalmente al hermano que resulta desvalorizado en la comparación.

  1. Se perjudica la autoestima del niño. Al compararlo, se le está diciendo que él no es valioso o que no tiene cualidades apreciables.  El efecto será la inseguridad, el sentimiento de que es inútil y menos querido.
  2. Surgirán envidia y celos que motivarán fracturas en las relaciones entre ambos. Es posible que el niño crea que sus padres van a querer más a su hermano porque es mejor que él, y esto los distanciará.
  3. Cuando un hermano se siente inferior a otro porque las comparaciones lo desfavorecen, se resiente con sus padres y se vuelve hostil y apagado. En muchos casos tratará de buscar áreas en las que destacar para poder compensar la aparente diferencia. Sin embargo, esta búsqueda no tendrá como objetivo su propio crecimiento y mejora, sino, simplemente, superar a su hermano en algo. Esta actitud no es saludable, ya que en el futuro puede llevar al niño por caminos que lo perjudiquen.

Las comparaciones entre hermanos no tienen ningún efecto positivo para el desarrollo emocional de los niños.

¿Cómo incentivar conductas positivas sin estas nefastas comparaciones?

Es importante entender que cada hijo es único y valioso por sí mismo. Las comparaciones nunca son provechosas como recurso formativo. Por ello, existen pautas para ayudar al niño a desarrollar cualidades o conductas positivas que su hermano tiene sin necesidad de compararlo con él.

  • Es necesario conocer bien al niño, identificar aquellas cualidades valiosas y hacerle saber por qué es importante tenerlas. Es bueno que el niño entienda que el padre y la madre valoran todos sus aspectos positivos y que no solo se centran en los negativos.
  • Cuando aparezca la conducta positiva que el padre o madre piensa que es beneficioso que su hijo desarrolle, se destacará y se utilizarán refuerzos positivos. El niño debe entender que esa conducta es buena para él, pero no porque su hermano la tenga.
  • Lo fundamental es que los hijos sientan que los padres los aceptan tal y como son, aunque eso no significa que no tengan aspectos a mejorar. Además, es fundamental que sepan que, en cualquier caso, tener o no una cualidad no hará nunca que lo quieran más o menos.
Bibliografía

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