Mi hijo no me respeta: ¿qué hago?

Si tu hijo no te respeta, no desesperes. Unos límites claros y mucha comprensión te ayudarán a mejorar la situación.

Mi hijo no me respeta: ¿qué hago?

Todos los padres deseamos tener una relación bonita y armoniosa con nuestros hijos. Sin embargo, en el día a día se generan tensiones y conflictos y, en ocasiones, podemos sentir que se escapan a nuestro control. Si sientes que tu hijo no te respeta, aquí te presentamos algunas claves para revertir esa situación.

Disciplina amorosa

Contrariamente a lo que podemos pensar, el respeto a los padres no es algo innato. Es un valor que se debe transmitir y moldear desde que son pequeños. Además de la personalidad del infante (que puede ser más o menos temperamental) las claves para fundamentar un vínculo de respeto son la disciplina y el amor.

Aunque parezcan conceptos opuestos, la firmeza y la ternura pueden y deben ser elementos complementarios en la crianza. Los niños necesitan límites, normas claras y coherentes que les guíen sobre cómo desenvolverse. Un niño que carece de esas directrices inamovibles crecerá sumido en el caos y le será mucho más difícil regular su comportamiento.

Sin embargo, es igual de imprescindible que la relación con nuestros hijos esté basada en el amor y la comprensión. Es difícil que un niño aprenda a respetarte si no recibe lo mismo de tu parte. En cambio, es mucho más probable que el pequeño no sienta necesidad de retarte si te percibe como una fuente de amor y seguridad.Mi hijo no me respeta: ¿qué hago?

¿Mi hijo realmente no me respeta?

Antes que nada, es necesario determinar lo que son realmente faltas de respeto. Puede que a veces olvidemos que los niños son seres humanos con sus emociones, sus días malos y buenos. Como todo el mundo, tienen momentos en que se sienten cansados, malhumorados o no saben cómo gestionar su frustración.

Si los comportamientos inadecuados de tu hijo ocurren de forma esporádica, trata de ponerte en su piel. Habla con él y trata de entender qué le ocurre, para servirle de contención y ayudarle a expresarse de otra manera.

En cambio, si las conductas son recurrentes y de una gravedad significativa, es necesario intervenir. Algunas de los actos sobre los que hay que estar atentos pueden ser:

  • Tu hijo te reta de forma constante. Deliberadamente desobedece para poner a prueba tu autoridad, generando una lucha de poderes.
  • Exije que cumplas sus deseos de forma inmediata, ignorando tus negativas a hacerlo.
  • Presenta estallidos de enfado en lo que lanza o rompe objetos, con el fin de salirse con la suya.
  • Grita o utiliza palabras hirientes contra ti cuando tratas de poner alguna norma.

¿Qué hago si mi hijo no me respeta?

Sé un ejemplo

La clave principal para inculcar una conducta respetuosa en tus hijos es ser un modelo de la misma. Este es un asunto que no resulta fácil, pues requiere la voluntad de mantenerse calmado ante toda situación conflictiva. Es imprescindible no perder los nervios con tus hijos y, por supuesto, no agredirles ni física ni verbalmente.

Además, hemos de tener la integridad necesaria para pedir perdón a nuestros hijos cuando hayamos cometido algún error. Al normalizar esta conducta, nos estaremos mostrando más humanos y estaremos posicionando el arrepentimiento como una conducta interpersonal valiosa.

Establece límites claros

Es realmente importante que, como padres, establezcamos unas normas de conducta. El niño debe tener claro qué clase de actos son inaceptables por completo y cuáles son, simplemente indeseables. Igualmente, ha de saber que traspasar dichos límites tendrá consecuencias para él.Mi hijo no me respeta: ¿qué hago?

Respecto a la aplicación de estas normas, es importante tener en cuenta que debe hacerse de un modo coherente. Es decir, debemos asegurarnos de que se cumplan siempre. Si hacemos excepciones, perderemos credibilidad y consistencia.

Además, es importante que las consecuencias derivadas del incumplimiento se apliquen lo antes posible tras la emisión de la conducta inadecuada. De este modo, la asociación se establece más fácilmente.

Mi hijo no me respeta: escucha y dialoga con él

Las consecuencias no han de ser, en absoluto, una forma de venganza o de castigo, sino una forma amorosa de transmitir que los actos tienen un impacto. Trata de estar siempre presente y disponible para tu hijo, pregúntale sobre sus sentimientos y expresa los tuyos. Intenta llegar a acuerdos con él.

El mejor camino para llegar a tu hijo siempre será el amor y el respeto incondicional. A pesar de no ser la vía más rápida o más sencilla, sí es la que forjara un vínculo emocional sano entre ambos.

Bibliografía

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