La comida preferida de muchos niños y adolescentes suelen ser las hamburguesas, pizzas, gaseosas, salchichas, patatas fritas, refrescos, etc. O en otras palabras, lo que en general se conoce como comida chatarra.
Saber que nuestro hijo es adicto a la comida chatarra nos puede generar sentimientos de preocupación y angustia. A día de hoy existen pocas dudas acerca de la capacidad adictiva de estos productos y sus posibles efectos negativos en la salud.
Por este motivo en este post queremos conocer qué es la comida chatarra, cómo puede afectar a la salud y cuáles pueden ser las acciones positivas para reducir al mínimo estos alimentos de su dieta.
Qué es la comida chatarra y cuáles son sus características
La denominación de comida basura o comida chatarra (junk food en inglés) se usa para describir aquellos productos alimentarios con poca cantidad de los nutrientes que el cuerpo necesita y una alta presencia de grasas, azúcares añadidos y sal.
La adicción de nuestros pequeños por la comida chatarra está asociada a una agradable experiencia basada en el sabor y en la atractiva presentación.
La industria ofrece productos con texturas crujientes y tiernas, con sabores muy salados o muy dulces y una gran cantidad de grasas que les ofrecen una gran palatabilidad. El resultado final son alimentos agradables de consumir y que intensifican los mecanismos cerebrales de obtención de placer y gratificación.
Además la comida chatarra tiene otras características que pueden ayudar a fomentar su elección e ingesta por parte de los niños y los adolescentes:
- Suelen ser productos baratos y muy accesibles.
- Es fácil de consumir, se puede comer incluso en la calle y en muchas ocasiones no requiere ningún tipo de preparación o muy poca.
- Ofrece una gran variedad de productos, lo que puede ser muy atractivo para los pequeños.
- Se invierte mucho en publicidad por lo que la atracción por ella aumenta.
- En muchas ocasiones es usada o consumida como motivo de celebración, recompensa o se asocia a momentos festivos y alegres.
Sin embargo, este tipo de comida es elaborada con altos niveles de azúcar, grasas, sal, conservantes y otros aditivos con lo que también perjudica de forma clara la salud.
Los efectos negativos en la salud
Dentro de este amplio grupo conocido como comida basura se incluye una gran variedad de alimentos: pizzas, hamburguesas, salchichas, patatas fritas, helados, pasteles, chucherías, bollería, platos preparados, refrescos, etc. Por esto sus posibles consecuencias negativas pueden ser debidas a la alta presencia de azúcar, de sal, de grasas o a todos juntos.
Los efectos más inmediatos tras comer alguno o varios de estos productos más pesados pueden ser cansancio, antojos posteriores (debido a la subida y bajada rápida de los niveles de azúcar) y dificultades digestivas.
Pero lo que preocupa de verdad a muchos expertos son sus impactos negativos en la salud a largo plazo. Por un lado el consumo elevado de grasas saturadas puede influir de forma negativa en los niveles de colesterol y el riesgo de enfermedad cardíaca.
Asimismo la ingesta continuada de comida chatarra aumenta las posibilidades de sufrir hipertensión arterial y accidentes cerebrovasculares. También está demostrado que la ingesta de azúcar refinado incide en el aumento del riesgo cardiovascular, tal y como afirma un estudio publicado en la revista “JAMA”.
Por último cabe tener en cuenta el ya comentado efecto placentero que puede aumentar las ganas de seguir comiendo comida basura; así como problemas de obesidad, caries, bajo estado de ánimo o estreñimiento.
Hay que recordar que todas estas consecuencias no son solo derivadas de los altos niveles de azúcar, grasas y sal sino a la falta de los nutrientes que necesitamos para gozar de buena salud: fibra, vitaminas, minerales o grasas saludables.
Nuestros pequeños deben tener buenos hábitos alimenticios, no solo por la salud, sino por el desarrollo cognitivo.
¿Cómo evitar que mi hijo sea adicto a la comida chatarra?
Inculcar buenos hábitos alimenticios en nuestros hijos desde pequeños puede ser un poco complicado. Pero es fundamental cuidarlos de la mejor manera para evitar que sean adictos a la comida chatarra. Con mucha paciencia podemos lograrlo, solo hay que tener en cuenta una serie de aspectos para hacerlo lo mejor posible.
- El primer paso y uno de los más importantes es hacer elecciones de comida saludables para toda la familia, con alimentos que contengan vitaminas, fibras, minerales y proteínas, indispensables para el desarrollo físico y cognitivo. El ejemplo y la cotidianidad es una de las mejores formas de que los pequeños sientan apetencia y atracción por los alimentos más sanos.
- Para ello es importante evitar comprar y tener en casa productos como pizzas, helados, bollería, salchichas, chucherías, etc. Si se quieren reservar para un consumo ocasional es preferible que no estén a la vista de los niños o que no tengan fácil acceso a ellos.
- La comida no debe ser nunca usada como refuerzo, recompensa o castigo.
- Evitar darles a nuestros pequeños jugos con alto contenido de azúcar o bebidas gaseosas durante su comida y a lo largo del día. La mejor bebida para hidratarse es el agua.
- Estimular el hábito de nuestro hijo de comer alimentos sanos y balanceados. Lo mejor es ofrecerlos de formas divertidas, originales y variadas. También involucrarlos en la compra y elaboración de las recetas y lograr que se interesen en probar y comer su comida.
- Conversar y comunicarnos con nuestros hijos. De esta manera le explicaremos la importancia de comer sano y los peligros para la salud que conlleva la ingesta de comida chatarra (algo de los que ellos todavía no pueden ser conscientes).
¿Es bueno eliminar por completo la comida basura de su alimentación?
Si bien es cierto que la comida chatarra y las golosinas no aportan ningún nutriente bueno al organismo tampoco esto significa que jamás puedan comerlos. La realidad es que están expuestos a ellos y que en determinadas ocasiones tendrán ganas de comerlos.
En estos casos no es adecuado prohibirlos ya que la restricción completa y la prohibición pueden aumentar el deseo de los pequeños hacia estos productos e incitar un consumo posterior más elevado.
De vez en cuando podemos llevar a nuestro niño a comer su comida favorita, bien sea pizza, hamburguesas, helado o golosinas. O dejar que los coman en las fechas señaladas o fiestas con los amigos.
Una opción positiva es reducir al máximo la periodicidad con la que se ofrecen en casa y educar a los hijos hacia los hábitos positivos y la alimentación saludable. De esta forma un contacto puntual con la comida basura (y no de forma habitual) representa menos perjuicio para su salud.
Si bien los niños se pueden frustrar o enfadar al principio por no comer tanta comida basura como desearían, hablar sobre sus puntos negativos y ofrecer alternativas saludables atractivas hará que con el tiempo la deseen menos y no tengan una necesidad tan grande de consumirla.
Debemos recordar de nuevo que los niños son como esponjas, absorben y aprenden todo lo que ven, por lo cual, es fundamental que toda la familia propicie una buena forma de alimentarse con alimentos más nutritivos y sanos.
La importancia de una alimentación sana en contraposición a la comida chatarra
A la hora de velar por el buen estado de salud de nuestros hijos, lo mejor es inculcar hábitos de vida saludables. La práctica de ejercicio regular y una dieta variada son las mejores opciones. Es importante priorizar el consumo de alimentos frescos frente al de procesados, así como reducir la ingesta de azúcares simples y de bebidas con gas.
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Cleveland Clinic Health Essentials. Here's how fast food can affect your body. Enero 2021.
- Jansen E, Mulkens S, et al. Do not read the red food: Prohibition of snacks leads to their relatively higher consumption in children. Appetite. Noviembre 2007. 49 (3): 572-577.
- Kearns C. E., Schmidt L. A., Glantz S. A., Sugar industry and coronary heart disease research: a historical analysis of internal industry documents. JAMA Intern Med, 2016. 176 (11): 1680-1685.
- Merlo L. J, Klingman C, et al. Exploration of food addiction in pediatric patients: a preliminary investigation. Journal Addiction Medicine. Mayo 2013.
- Spielvogel I, Naderer B, et al. The forbidden reward. The emergence of parent-child conflicts about food over time and the influence of parents communications strategies and feeding practices. Frontiers in Public Health. Enero 2021.
- Wojciechowska J., Krajewski W., Bolanowski M., Krecicki T., Zatonski T., Diabetes and cancer: a review of current knowledge. Exp Clin Endocrinol Diabetes, 2016. 124 (5): 263-75.