Los comportamientos que pueden ser señales del autismo

La evolución favorable de la condición autista se potencia si hay un diagnóstico a tiempo. Acá los comportamientos a los que padres deben estar atentos.
Los comportamientos que pueden ser señales del autismo
Marisol Rendón Manrique

Escrito y verificado por la licenciada en preescolar Marisol Rendón Manrique.

Última actualización: 28 septiembre, 2022

Es natural que como padre o madre no quieras pensar que tu hijo tiene un problema de cualquier tipo, pero cuando nos referimos al autismo, es mejor detectarlo rápido, en la medida de lo posible, antes de los 18 meses de edad. Es necesario tener presentes cuáles son las más evidentes señales del autismo.

Si esto no sucede y el autismo se identifica en una edad más tardía, no pierdas los ánimos, el tratamiento se puede realizar en cualquier etapa y se pueden reducir sustancialmente los efectos de este desorden y ayudar a tu hijo a crecer y aprender mejor.

¿Qué es el autismo?

Antes de mencionar cuáles son las principales señales del autismo hay que empezar por conocer en qué consiste esta condición.

Al compartir signos con otras condiciones que afectan el normal desarrollo de los niños, el autismo se puede confundir fácilmente, sin embargo, en términos sencillos, el autismo implica un grupo de desórdenes en el desarrollo cerebral y sus características están determinadas por diferentes niveles.

El autismo puede manifestarse en dificultades para interactuar socialmente, para producir el lenguaje verbal y no verbal y otro de sus principales signos es la ejecución de comportamientos repetitivos.



Las señales del autismo en los niños más pequeños:

Las siguientes son acciones que los niños con autismo no suelen realizar:

  • Cuando le hablas, lo alimentas o juegas con él, no hace contacto visual
  • Si otras personas cercanas a él le sonríen, no sonríe.
  • Cuando alguien lo llama por su nombre o cuando escucha una voz familiar, no responde.
  • No sigue visualmente los objetos que le muestras.
  • Gestos para comunicarse, como mover las manos para saludar y despedirse, no los usa.
  • No mira a los objetos que le señalas con tus manos y otras partes de tu cuerpo.
  • Para llamar tu atención cuando quiere o necesita algo, no suele hacer sonidos.
  • No responde como se espera a los abrazos o a los gestos de afecto.

Nothing compares...

  • En la hora del juego, no imita o responde a tus movimientos o a las expresiones faciales que diriges hacia él.
  • Cuando quiere que lo alces no levanta sus manos.
  • No juega con otras personas ni demuestra interés o alegría durante la hora del juego.
  • Si no está en capacidad de realizar alguna acción por sí mismo no pide ayuda.

Signos de alerta a los que deberías prestar atención según la edad

A los 6 meses. No sonríe con frecuencia ni demuestra expresiones de alegría y gozo.

A los 9 meses. No produce sonidos, sonrisas o expresiones faciales para comunicarse.

A los 12 meses. No responde a su nombre, no produce balbuceo (la primera etapa de la comunicación oral), no responde a gestos y acciones como señalar o coger algún objeto.

A los 16 meses. No ha producido aún ninguna palabra

A los 24 meses. No ha construido sus primeras oraciones (por lo general compuestas por al menos dos palabras)

Señales del autismo en niños mayores de dos años

Pearl's Silent Wish

Desde los primeros meses de vida los niños pueden dar signos de problemas relacionados con el TEA, en otros casos, los síntomas aparecen alrededor de los dos años, incluso después de haber mostrado un desarrollo normal. En ese caso, dejan de aprender y olvidan destrezas adquiridas.

Acá una lista de signos que alertan sobre la presencia del Espectro Autista:

Comunicación

Los trastornos del espectro autista (TEA) son alteraciones del neurodesarrollo que se caracterizan por dificultades en la interacción social, con énfasis en la comunicación, verbal y no verbal. En ese sentido, el niño:

  • Tiene dificultades para hablar sobre sus sentimientos.
  • Parece que no escuchara cuando otras personas le hablan.
  • No comparte sus logros o intereses con las personas que son más cercanas a él.
  • Habla con un tono de voz poco común o con un ritmo que no es muy entendible.
  • Repite las mismas palabras o frases una y otra vez (ecolalia)
  • Cuando se le hace una pregunta, la repite, no da una respuesta clara.
  • Se refiere a sí mismo hablando en tercera persona.
  • Comete muchos errores gramaticales o de vocabulario cuando habla.
  • Tiene dificultades para comunicar sus necesidades o deseos.
  • Presenta ausencia de vocalizaciones.
  • No ejecuta instrucciones simples.
  • No comprende el tono con el que se expresan las oraciones.
  • Evita el contacto visual. No sigue a las personas ni los objetos. Difícil contacto ocular.
  • Usa expresiones faciales que no están de acuerdo con lo que está diciendo.
  • Su comportamiento es un tanto robótico porque no suele hacer muchos gestos al comunicarse.
  • No tiene gestos y actitudes expresivas. Falta de sonrisa al rostro. Indiferencia al rostro. Falta de manifestaciones al ver a la madre.
  • No imita sonidos. No imita gestos. Dificultad para imitar movimientos.

Sociales

Un síntoma crucial es la falta de comprensión social por hipoactivación y disfunción en redes neurales que participan en la cognición social. Se evidencia cuando el niño:

  • Parece desinteresado o no tiene conciencia de que otras personas se encuentran a su alrededor.
  • No sabe cómo interactuar con otras personas, jugar o hacer amigos.
  • Prefiere que las personas no lo toquen, lo alcen o le demuestren afecto.
  • No suele involucrarse en juegos grupales, no imita a niños de su misma edad ni usa los juguetes de una forma creativa.

Actitudes y comportamientos

Los padres de niños con TEA reportan dificultades para responder a las rabietas, estereotipias (movimientos incontrolados del cuerpo, balanceo, aleteo de manos, movimiento de la pierna) o autoagresiones, por lo que la atención profesional y el acompañamiento psicológico se tornan de sumo necesarios. El niño:

  • Llora sin sentido. Llanto poco expresivo. Difícil de interpretar.
  • No tiene una postura corporal adecuada.
  • Sigue una rutina muy rígida.
  • Tiene dificultades para adaptarse a los cambios en la forma en que hace las cosas.
  • Ordena objetos de una forma demasiado estricta.
  • Parece no temerle a nada, pero le dan pánico ciertas situaciones en las que se siente sobreestimulado.

Otras señales que suelen escamotearse, pero que son recurrentes en casos de autismo son hábitos de sueño y de alimentación inusuales, y en especial, problemas gastrointestinales. De ahí que, una vez hecho el diagnóstico, se opte por una dieta libre de gluten y de caseína.

En efecto, los estudios han detectado en el niño autista un mal funcionamiento enzimático en los intestinos y una pared intestinal permeable en exceso, lo cual le impide “la correcta digestión y metabolismo de proteínas, lo que daría lugar a que los péptidos pasen al torrente sanguíneo y al cerebro, actuando como opiáceos, llevando a alteraciones en el comportamiento, las emociones y la percepción del niño”.


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Importancia del diagnóstico temprano

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición en el que el diagnóstico temprano equivale a pronósticos mucho más favorables.

El crecimiento de los casos ha sido exponencial. En los Estados Unidos, en el año 2000, 1 de cada 154 niños menores de 8 años (0,6 %) presentaba TEA. Al 2016 el número ascendió a 1 de cada 54, con una frecuencia de 4.3 veces mayor en niños que niñas.

A la cantidad se suma la dificultad para su detección. En el Reino Unido, menos del 10 % recibió diagnóstico y el 90 % fue derivado a otro profesional.

Los datos preocupan porque la intervención temprana supone mejoras a largo plazo si los niños desarrollan el lenguaje y el juego simbólico antes de los 5.

Estar atentos a los signos de alarma y acudir al profesional especializado es el primer paso. Los siguientes, es no descansar si continúa la preocupación hasta dar con el diagnóstico que despeje de manera defintiva las dudas y prepare el camino a recorrer.


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