La responsabilidad educativa de los padres

La educación es demasiado importante para dejarla solo en manos de los docentes. Analizamos en este artículo las responsabilidades educativas de los padres.

La responsabilidad educativa de los padres en la escuela forma parte de los pilares básicos de una educación de calidad. Para que se genere educación como tal, es fundamental una acción coordinada entre escuela y familia.

Si la escuela y los padres están en sintonía, la confianza siempre será mucho más fluida. Padres, madres y profesores saben que están en espacios diferentes, pero se demostrará que son complementarios.

Relación familia y escuela: responsabilidad educativa de los padres

La relación entre familia y escuela, dos contextos unidos por una misma educación, como bien sostiene el título de una publicación de la Universidad de Murcia, es un vínculo que siempre ha existido y ha estado en permanente evolución.

En un principio, los padres en general dejaban todas las responsabilidades educativas de sus hijos a las escuelas. De forma paulatina, los padres han aumentado su papel para empezar a preocuparse por cómo se va a educar a sus hijos en el aula.

Esta preocupación marcha pareja con las reflexiones de la comunidad internacional, como sugiere el Informe de la Unesco de 2015, «Replantear la educación: ¿Hacia un bien común mundial?».

El conocimiento y la educación se consideran bienes comunes para erradicar la pobreza, mejorar la salud, fomentar la igualdad de género y promover la paz y la democracia. Su adquisición, validación y utilización convocan a la participación de todos los involucrados como parte de una empresa social. Así lo explica esta investigación desarrollada en la Universidad de Málaga, dedicada a estudiar la relación entre comunidad y escuela.

Responsabilidad educativa de los padres y su importancia

En la actualidad existe consenso acerca de los beneficios de la implicación de las familias en las escuelas y en los tipos de asociación creados para trabajar en conjunto en la formación de los alumnos.

En esta dirección, es fundamental que familia y escuela se relacionen; ya que hay muchos motivos para fomentar la participación de los padres en la vida escolar. Dicha participación, tal y como recoge un estudio publicado en 2019 por la Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo, provoca efectos como estos.

  • Autoestima más alta en los niños.
  • Relaciones familiares más positivas.
  • Rendimiento escolar más alto.
  • Actitudes de padres y madres más vitalistas hacia la escuela.

Por su parte, los docentes, al encontrarse con esta participación de los padres, también obtienen una repercusión positiva.

  • Informan mejor de los objetivos que pretenden conseguir.
  • Los métodos que se utilizan se dan a conocer mejor.
  • El modelo en el que se desarrolla cada proceso formativo es más transparente.

Mientras más participen los padres en la toma de decisiones, más eficaz será la decisión tomada. Se trata, por tanto, de una colaboración continua de los padres con los profesores sin olvidar sus responsabilidades propias.

En líneas generales, la incorporación de los progenitores a la educación marca un punto vital en el proceso de aprendizaje. De igual forma, este resulta más efectivo cuando se transmite en un entorno donde prevalece la afectividad. Por eso, tienen el deber de brindar contención y confianza a sus hijos dentro del ámbito académico.

El apoyo de los padres permite desarrollar potencialidades, fortalecer expectativas de crecimiento y estimular la seguridad de acción de los hijos ante nuevos retos. No obstante, esto va más allá de fijar metas académicas y ser espectador del estudiante. Para ello, los adultos deben sentirse parte del proceso de aprendizaje e invertir tiempo en ello.

Responsabilidad educativa de los padres compartida con los profesores

Los padres deben compartir con los profesores responsabilidades como la transmisión de normas, valores, costumbres, etc. Con los padres empieza la socialización de los niños, por eso es importante que la transmisión de valores de todo tipo sea algo muy cercano para ellos.

  • El desarrollo de habilidades sociales de autonomía. Es tarea de los padres enseñar al niño estrategias para ser independiente: habilidades relacionadas con aseo, comida o ropa, pero también habilidades emocionales, como la autoafirmación.
  • Enseñanza de conocimientos o estrategias educativas. Ellos pueden mostrar a los niños estrategias para ampliar sus conocimientos. Por ejemplo, enseñarles a estudiar.
  • Respeto a normas y responsabilidades familiares. La tarea de dar a conocer estas normas forma parte de la responsabilidad educativa de los padres. Eso sí, no hay que olvidar que estos deben compartirlas con los docentes de una forma cercana y sencilla.

En los niños más pequeños, los padres deben compartir y dosificar la responsabilidad académica hasta que el estudiante cree un hábito de estudio. Por su parte, a los adolescentes hay que brindarles apoyo y contención emocional, así como guiarlos en la resolución de problemas con asertividad.

Área colectiva: asociaciones de madres y padres de alumnos

Las asociaciones de madres y padres de alumnos (también conocidas como escuelas de familia, noción desarrollada en este libro de Juana Isabel López Hidalgo, pedagoga de la Universidad de Murcia) sirven, en muchos centros, para que las familias puedan participar de manera activa. Así, se garantiza la intervención de los padres en las escuelas.

Los progenitores que las integran suelen tener un fin fundamental: lograr objetivos comunes de propuestas y alternativas para enriquecer la educación de sus hijos. Las familias deben tener en cuenta que participar en las escuelas a través de estas asociaciones contribuye al desarrollo integral de los niños.

Los nuevos enfoques abogan por la corresponsabilidad. Es lo que se denomina ‘family involvement’, la necesidad de una mayor implicación de las familias en la convivencia escolar.

Según sugiere el artículo «Parental Involvement as a Important Factor for Successful Education», la participación de los padres en la educación de los estudiantes comienza en casa, cuando les proporcionan un ambiente seguro y saludable, apropiadas experiencias de aprendizaje, apoyo y, sobre todo, una actitud positiva hacia la escuela.

Encuentros entre padres y profesores

Estos encuentros padres-profesor deben servir para ayudar a la educación global de los niños. Muchos docentes sienten que los padres tienden a realizar un papel de control en las reuniones. Es fundamental, por parte de ambos, olvidar esa intención de dominio y buscar, sobre todo, la colaboración sincera.

Las dos partes, profesores y progenitores, están invitadas a ver la realidad educativa como un camino en el que compartir acciones cooperativas y buscar una finalidad común: la formación integral del alumno.

Como conclusión, los padres nunca deben abandonar sus responsabilidades educativas. No serán el centro escolar y los profesores quienes se encarguen del 100% de la educación de los niños. Por eso, su tarea es tan importante como la de los docentes.

Bibliografía

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