La mochila emocional del pequeño

Aquello que guardamos en nuestra mochila emocional durante la infancia nos acompaña el resto de la vida. Bien sea en forma de valiosos recursos o de pesado lastre. Elige con qué llenar el equipaje de tu hijo.
La mochila emocional del pequeño
Elena Sanz Martín

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 16 abril, 2020

Llenar la mochila emocional del pequeño de bonitas experiencias no es algo útil, es necesario. De la felicidad de nuestros hijos durante su infancia va a depender en gran medida su desarrollo futuro. De ahí que los buenos recuerdos de su niñez sean básicos para el resto de su vida.

¿Deseas criar a un futuro adulto pleno, responsable, seguro de sí mismo, autónomo y feliz?. ¿O a un chico inseguro, lleno de rencor y de malos y vagos recuerdos que le impiden desarrollarse y comunicarse de forma adecuada?. Piensa en tu infancia. Si fue feliz, serán recuerdos que te acompañarán toda la vida y te harán mejor persona. Pero si no fue así, trata de recuperar aquellos momentos e imagina cómo te hubiese gustado que fuera.

¿Sabes de algún niño que no le guste reír y divertirse?. ¿Conoces algún chico que no disfrute jugando, corriendo y saltando por doquier?. Por eso hemos de potenciar su felicidad, porque en la mochila emocional del pequeño solo puede haber buenos y bellos recuerdos de sus primeros años de vida.

La mochila emocional del pequeño y la frustración

Como es lógico, siempre surge la eterna pregunta: ¿y si le frustro?. No te preocupes, puedes decir “no” a tu pequeño, y ello no irá en detrimento de su felicidad. El hecho de que hagan constantemente lo que quieran no les hace más felices.

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Un niño en sus primeros años de vida se siente inseguro en un mundo que no comprende del todo bien. Por eso pregunta constantemente y transforma su cerebro en un esponja que absorbe información en cualquier momento. Para que nuestros pequeños se sientan más cómodos y seguros, necesitan rutinas, hábitos y límites. Si tienen buenas costumbres y saben hasta dónde pueden llegar, serán más seguros, autónomos y plenos.

Así que no es necesario que el pequeño haga cuanto le venga en gana. De hecho, a medio y largo plazo un niño sin limitaciones acaba teniendo un desarrollo poco adecuado.

La importancia de los límites para un niño feliz

La mochila emocional del pequeño ha de estar llena de buenos recuerdos, de felicidad y de alegría. De ahí la importancia de los límites en su educación y desarrollo. De lo contrario, estamos provocando un efecto muy negativo.

Porque la falta de limitación en un pequeño puede desarrollar un efecto de tiranía, insatisfacción y falta de autonomía tremendo. Si tu hijo cree que todo está permitido, querrá ir siempre un poco más allá. Ellos exploran el mundo, y si creen que todo está a sus pies, evolucionarán en esa falsa creencia.

Ahora bien,  si tu hijo está acostumbrado a hacer cuanto le viene en gana sin límites en casa para que no se frustre,¿cómo afrontará el día que, fuera del hogar, alguien le diga que no?. Como es lógico, las instituciones educativas se rigen por reglas que todos los niños han de cumplir.

Si estas normas no existen también en casa, el chico no solo no encontrará seguridad. También lo habremos abocado a un desarrollo parcial en el que la irresponsabilidad y la falta de consecuencias camparán a sus anchas.

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Cómo llenar la mochila del niño de buenas experiencias sin frustraciones

Por eso hay muchas opciones para evitar la frustración del pequeño. Aunque le pongamos límites, en realidad estos no actúan en su contra. Más bien todo lo contrario, le facultan para saber qué pueden hacer, hasta dónde ha de llegar. Se siente seguro porque sabe en qué contexto se mueve y cuáles son sus posibilidades.

No obstante, los límites no pueden ser aleatorios. Debes imponerlos en compañía de tu hijo. Así ambos os sentiréis partícipes de las reglas del hogar. Los dos seréis parte de un mismo mundo de seguridad y felicidad compartida.

El niño se sentirá parte de la organización del hogar. Sabrá que las reglas no son casualidad, sino por obra suya propia. Aprenderá hasta dónde puede llegar y actuará con responsabilidad, con autonomía y con el entendimiento de que lo está haciendo bien por su propia voluntad.

En este contexto de buena predisposición, nuestros hijos crecerán plenos, seguros y felices. Llenaremos sus mochilas de alegría y experiencias bonitas. Y ello irá siempre con ellos, en su mente, en su corazón y en su misma alma.


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