De un día para otro, tu pequeño, ese niño dulce y complaciente que cooperaba con una sonrisa, ha comenzado a negarse en redondo a absolutamente todo. No quiere ponerse los calcetines, no quiere irse a la cama, no quiere peinarse. ¿Te resulta familiar esta situación?. Probablemente os estéis adentrando en la etapa del no.
Seguramente no das crédito al repentino y brusco cambio que se ha producido en la conducta de tu hijo. Tal vez sientas que solo quiere desobedecerte, desafiarte, que se está comportando mal. No obstante, si descendemos a su altura, podremos ver lo que ocurre desde una perspectiva más amplia.
La etapa del no
Alrededor de los dos años de edad, los niños experimentan una serie de cambios cognitivos importantes. Comienzan a tener conciencia de sí mismos como seres individuales, separados de su madre. Hasta ese momento, su percepción era la de un todo, pero a partir de ahora son capaces de diferenciar su propia existencia, sus propios deseos y opiniones.
Este fascinante descubrimiento los lleva a querer experimentar en su entorno la nueva voluntad de la que han descubierto que disponen. Desean expresar esa individualidad y aprender a utilizarla, y la mejor herramienta para ello es la oposición. Diferencio mis propios intereses de los tuyos, destaco mi propia existencia individual: me niego, luego existo.
De esta forma, el pequeño comienza a ofrecer negativas sistemáticamente. Dicen “no” cuando están enfadados y desean expresar su desacuerdo, pero también lo hacen cuando están cansados e incluso por costumbre. En esta etapa es probable que respondan “no” incluso ante un ofrecimiento que les beneficia. Están aún aprendiendo a ejercer su voluntad.
¿Qué perspectiva adoptar?
Ante este desconcertante cambio de conducta, muchos padres no saben cómo reaccionar. Interpretan las negativas de su hijo como desafío o una manipulación. Piensan que se ha convertido en un niño desobediente y respondón, y que es una conducta que se debe corregir. Por ello, es común perder la paciencia y entrar en conflictos y discusiones con el infante que van escalando de intensidad.
En este sentido, la realidad es que, a pesar de poseer una recién descubierta voluntad, aún no tiene completamente desarrollada la capacidad de razonar. El pequeño no quiere fastidiarte, no desea retarte, únicamente está probando, aprendiendo a desenvolverse en el mundo.
Si no tiene en cuenta el peligro de sus actos o las repercusiones que sus negativas tienen en ti, es simplemente porque aún no puede. Hasta cierta edad, el pensamiento de los niños es egocéntrico y son incapaces de tener en cuenta perspectivas ajenas.
Además, si reflexionamos, comprobaremos que muy probablemente nosotros hayamos influenciado su adquisición del no. ¿Cuántas veces al día le dices “no” a tu hijo? ¿Y cuántas veces te lo dice él a ti? Es sencillo comprender por qué los pequeños comienzan a utilizar esta palabra debido a la ingente cantidad de veces que la escuchan.
Adicionalmente, igual que tú tienes motivos para negarte a lo que tu hijo te propone, él también cuenta con sus propios motivos para hacerlo. Evidentemente, no podemos ceder a sus, muchas veces descabelladas, negativas, pero sí podemos adoptar una actitud más respetuosa y comprensiva.
Finalmente, los niños no son autómatas ni objetos de nuestra propiedad, son pequeñas ‘personitas’ con sus propios pensamientos y sentimientos que han de ser igualmente respetados.
¿Cómo afrontar la etapa del no?
- Comprende el proceso cognitivo por el que está pasando tu hijo. Intenta mirar desde su perspectiva y comprenderás que no te está retando, solo está aprendiendo a vivir.
- Trata de educar sin el no. De esta forma, estarás siendo modelo de otras formas más constructivas de expresar una opinión.
- Ármate de paciencia y procura no perder los nervios ante la oposición de tu pequeño. Tal vez te lleve media hora más conseguir que se ponga los calcetines, pero será mejor para el vínculo de ambos evitar gritos y malos modos.
- Permite al niño que elija ciertas cosas, de modo que ejercite progresivamente su voluntad. Sin embargo, no cedas ante aquello que te parezca importante. Los límites y la coherencia son imprescindibles en el desarrollo infantil.
- Recuerda que la etapa del no pasará y todo el esfuerzo de amor y respeto que hayas invertido en la crianza dará sus frutos. La guía que le estás proporcionando a tu pequeño sobre cómo manejar sus opiniones y emociones es un valioso legado.
Bibliografía
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- de Piaget, T. D. D. C. (2007). Desarrollo Cognitivo: Las Teorías de Piaget y de Vygotsky. Recuperado de http://www.paidopsiquiatria.cat/archivos/teorias_desarrollo_cognitivo_07-09_m1.pdf
- de Velasco Gálvez, A. R. (2001). La Unión-Separación, base del proceso de desarrollo psicomotor del niño. Indivisa. Boletin de Estudios e Investigación, (2), 129-138.