Estilo de crianza democrático

Existen varios estilos de crianza que pueden llevarse a cabo como padres. En este caso, hablamos sobre el estilo democrático.
Estilo de crianza democrático
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Ana Couñago

Última actualización: 15 febrero, 2022

La educación viene determinada desde los primeros años de vida. Es una responsabilidad muy importante y complicada que desde un principio debe asumir la familia. De hecho, se ha demostrado que la conducta que se utiliza para educar a un hijo afecta a su desarrollo integral. Nuestro estilo de crianza se basa en la forma en la que nos comunicamos y nos relacionamos con el niño. Por lo que hay que adoptar un estilo de crianza democrático.

“Es más fácil construir niños fuertes que reparar adultos rotos.”

– Frederick Douglass –

Con esta frase podemos entender la importancia que tiene criar correctamente a un hijo. Si nos preocupamos por dar una educación de calidad en la infancia, podemos evitar la aparición de problemas emocionales, psicológicos y sociales cuando estos niños se hagan mayores.

¿Cuáles son los estilos de crianza?

Existen varias teorías sobre los estilos de crianza. Una de las primeras y más elaboradas es la que realizó la psicóloga Diana Baumrind en 1967. Esta autora tuvo en cuenta únicamente el nivel de control paterno para definir tres estilos: autoritario, permisivo y autoritativo.

Años más tarde, en 1983, Maccoby y Martin reformulan esta teoría y proponen que los diferentes tipos de crianza son la consecuencia de la interacción entre dos dimensiones:

  • Afecto y comunicación: hace referencia al cariño, a la aprobación, a la aceptación y a la ayuda que se le da a los hijos.
  • Control y disciplina: consiste en establecer una serie de normas y encargarse de supervisar el comportamiento de los hijos.
    Estilo de crianza democrático.

A partir de estas dos características, se establecen cuatro estilos de crianza:

  • Autoritario: exigen un alto nivel de control y disciplina, pero poco afecto y mala comunicación.
  • Permisivo: aportan mucho afecto y comunicación, pero escaso control y disciplina.
  • Democrático: proporcionan un alto nivel de afecto y comunicación, así como de control y disciplina.
  • Negligente: no transmiten afecto ni establecen una buena comunicación; tampoco aplican ningún tipo de control o disciplina.

Características de la crianza democrática

La crianza democrática se caracteriza por el uso de dos herramientas muy valiosas: el diálogo y la reflexión.  Se trata, no solo de enseñar, sino de explicar y hacer entender las normas, los derechos y los valores a través de la razón, evitando las imposiciones autoritarias.

Estas madres y estos padres estimulan el pensamiento crítico de sus hijos y fomentan su autonomía. Además, tienen en cuenta sus necesidades y se adaptan a ellas, dándoles el apoyo y el cariño que requieren.

Pero no se trata de ser benevolentes, sino de establecer una serie de límites y saber negociar ante los conflictos. Es decir, en lugar de dejarse llevar por el poder y recurrir continuamente a los castigos, hay que intentar llegar a un acuerdo entre padres e hijos por medio de la comunicación y la escucha.

En este tipo de crianza el niño es protagonista de su propia educación, y es guiado durante todas las etapas de su vida hasta lograr un buen desarrollo en todos los sentidos.

¿Cómo criar de forma democrática?

El estilo de crianza democrático aporta muchos beneficios en cuanto a la formación del pequeño por las características ya mencionadas. Si bien no existe una guía única para criar a los niños bajo este estilo, estos son algunos consejos útiles que ayudarán en el proceso:

  • Crear vínculos afectivos: la comunicación y el afecto son uno de los pilares de la crianza democrática. En este sentido, la presencia de vínculos fuertes facilitará el trabajo de forma considerable. Además, dichos vínculos promueven el buen comportamiento basado en el respeto, así como la independencia, inteligencia emocional y habilidades sociales.
  • Mantener expectativas altas: los padres democráticos definen reglas precisas las cuales deben ser cumplidas por los niños, por lo que sus expectativas son altas. Las reglas impuestas deben ser explicadas de forma lógica a los pequeños para que entiendan que es la forma adecuada de comportarse y fomentar la comunicación.
  • Disciplina positiva: bajo ninguna circunstancia los castigos deberán basarse en gritos y violencia física. Este particular estilo de crianza se enfoca en la eliminación de privilegios y consecuencias lógicas cuando el pequeño incurre en alguna falta. Por su parte, resulta fundamental elogiar a los niños cuando se comportan acorde a la situación.
  • Fomentar la independencia: es importante darle la oportunidad a los pequeños de tomar sus propias decisiones siempre que sea posible. Una buena estrategia es darle la oportunidad al niño de escoger que desea merendar o como quiere vestirse. Darles cierta independencia podría mejorar su autoestima, personalidad y la habilidad para resolver problemas.

Consecuencias del estilo de crianza democrático

El hecho de adoptar un estilo de crianza democrático hace que los niños crezcan con una personalidad determinada. Este estilo de crianza aporta multitud de consecuencias positivas en el desarrollo de los hijos. A continuación se explican algunas de ellas:

  • Alta autoestima: tienen una buena percepción de sí mismos y muestran confianza y seguridad.
  • Habilidades sociales: se desenvuelven correctamente en diferentes contextos y situaciones sociales.
  • Autocontrol: son capaces de regular y manejar sus emociones y comportamientos, sin ser impulsivos a la hora de actuar.
  • Autonomía: tienen la capacidad de tomar sus propias decisiones, realizar sus acciones y asumir sus responsabilidades sin depender de otros.
    Estilo de crianza democrático.

Por tanto, si quieres que tu hijo crezca feliz y llegue a ser una persona libre, independiente y consecuente con sus actos, debes educarlo de forma democrática. Evidentemente, no es sencillo encontrar el equilibro entre el afecto y la disciplina. Pero te aseguramos que el esfuerzo tendrá su recompensa. Además, ¡nadie dijo que la educación de los niños fuese una tarea fácil!


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  • Baumrind, D. (1967). Child care practices anteceding three patterns o preschool behavior. Genetic Psychology Monographs, 75, 43-88.
  • Capano, Á., y Ubach, A. (2013). Estilos parentales, parentalidad positiva y formación de padres. Ciencias psicológicas7 (1), 83-95.
  • Maccoby, E. E. y Martin, J. A. (1983). Socialization in the context of the family. Parent-child interaction. En P. Mussen (Ed.), Socialization, personality and social development. Handbook of child psychology (pp. 1-102). New York: John Wiley y Sons.

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