¿Mi hijo puede comer cebolla?

Además de lo rica que resulta, la cebolla es un alimento con un alto valor nutricional que no hay que desaprovechar para comer de manera sana.
¿Mi hijo puede comer cebolla?
Marta Guzmán

Revisado y aprobado por la nutricionista Marta Guzmán.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 14 febrero, 2022

La cebolla es uno de los condimentos más utilizados para darle sabor a las comidas. En todo el mundo es incluida no solo dentro de diferentes platillos, sino que se usa como ingrediente principal de disímiles remedios caseros contra la caspa, el acné juvenil tan común durante la adolescencia, la eliminación de la tos, el tratamiento contra las picaduras de mosquitos, entre otros.

Además de lo rica que resulta, la cebolla es un alimento con un alto valor nutricional que no hay que desaprovechar, sobre todo si se quiere comer de manera sana y brindarle, a esa personita que apenas comienza a “probar” el mundo, un condimento nutritivo.

Ante la duda de si tu hijo puede comer cebolla, pregunta que mueve este post, y sobre todo a qué edad debes comenzar a suministrársela, te respondemos:

Sí, tu hijo puede comer cebolla; y no solo puede, sino que debería hacerlo de forma regular.

En cuanto a la segunda interrogante te convidamos a quedarte con nosotras para que sepas el momento ideal para incluir este aderezo en sus comidas.

En el presente artículo te hablaremos además sobre las principales propiedades nutricionales de la cebolla.

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Propiedades de la cebolla que la hacen apta para los niños

La cebolla (Allium cepa L.) pertenece a la familia de las liliáceas. Su cultivo está muy extendido en Europa, Asia, América del Norte y África. Representa uno de los cultivos más importantes por detrás del tomate y su consumo también va en aumento en las últimas décadas gracias a sus posibles beneficios para la salud.

En su composición nutricional destacan los siguientes componentes:

  • Agua: 90 gramos.
  • Energía: 38 calorías.
  • Hidratos de carbono: 8,61 gramos.
  • Fibra: 1,9 gramos.
  • Proteínas: 0,83 gramos.
  • Grasas: 0,05 gramos.
  • Vitamina C y vitaminas del grupo B (entre las que destacan la B6 y la B9).
  • Potasio.

Además destacan la presencia de otros elementos muy interesantes como los compuestos sulfurados, las antocianinas o la quercetina.

Estos componentes contribuyen con:

  • La producción de anticuerpos y la prevención de las infecciones, los resfriados, la bronquitis y la gripe, así como el asma, como vemos en este articulo de Primary Care. Aumenta la función inmunitaria en general.
  • El crecimiento óseo.
  • La buena salud de la vista.
  • La producción de glóbulos rojos.
  • El crecimiento durante la niñez.
  • La maduración del sistema nervioso central.
  • El crecimiento de los tejidos epiteliales (ojo, aparato grastrointestinal y respiratorio).
  • La formación de los dientes y su mantenimiento.
  • La buena salud de la piel.
  • El rendimiento físico.
  • La cicatrización de las rozaduras y heridas.
  • La prevención de la anemia ferropénica infantil.
  • El combate de las bacterias y los hongos perniciosos.
  • La eliminación de los parásitos intestinales (lombrices).


¿Cómo debe ser incorporada la cebolla en la dieta del niño?

Por su aroma y sabor fuertes, la inclusión de la cebolla suele retrasarse más que la del resto de vegetales por el miedo a su rechazo por parte de los niños. Algunas variedades tienen un sabor más suave que tiende a atenuarse con la cocción.

Sin embargo es una verdura que puede ofrecerse desde la introducción de alimentos sólidos acompañando otros vegetales como calabacín, calabaza, zanahoria, guisantes, judías o patatas. Preparar un puré o una papilla es la forma más fácil de hacerlo y que la acepte en estos primeros meses.

A medida que tu bebé crezca y vaya comiendo lo mismo que el resto de la familia la variedad de platos aumenta aunque todo depende de la aceptación personal de cada niño. La puedes incorporar en salteados, tortillas, guisos y todo tipo de sopas y cremas.

Para ello, el bulbo de cebolla debe ser previamente pelado, lavado y cortado. La mejor técnica de cocción es el hervido o el vapor pues así se pierden menos nutrientes. Es preferible cocer el mínimo tiempo posible, pero la cebolla debe quedar blanda.

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En este momento ya está a punto para batirla junto con el resto de ingredientes del puré. Es preciso prestar atención y vigilar que los filamentos de la cebolla queden bien triturados e integrados en la papilla.


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Algunas precauciones a tener en cuenta

Aunque la cebolla no es uno de los alimentos con más potencial alergénico es aconsejable tomar precauciones las primeras veces que se ofrece al bebé. Para ello es mejor introducirla en porciones muy pequeñas y observar posibles reacciones adversas. Si es posible hacerlo sola, mejor, pero si no acepta su sabor se puede mezclar con alguna verdura que ya conozca.

Además también es un vegetal que podría aumentar la presencia de gases, pero si está bien cocido resulta muy digestiva y no tienen porqué ocasionar problemas en los bebés.

La cebolla es un alimento perfecto para los niños en cualquier edad

La cebolla es un alimento fácil de digerir y, mezclado con otros ingredientes, presenta un sabor y aroma más  suave que cuando está cruda. Al ofrecerla desde el principio de la alimentación complementaria estarás educando el paladar de tu bebé y preparándolo para aceptar mejor otras texturas y alimentos.

Pero lo fundamental es que si no la usas estarás desaprovechando todas las propiedades nutricionales que ella puede brindarle a tu pequeño.

Por eso enfatizamos en la idea. Nuestra más sana recomendación es que si tu hijo es un bebé con más de 6 meses de edad, (momento en el que, por lo general, los pediatras sugieren comenzar a incorporar sólidos a la dieta de los niños y no solo alimentarlos con la leche materna o la que se le prepara en el biberón) incluye este vegetal como uno de los condimentos que le da sabor a sus primeras papillas; empleando, claro está, porciones moderadas tal y como haces con el ajo, el ají u otras especias.


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