¿Cómo gestionar la etapa del "no" en los niños?

Decirles que no a los niños es ayudarlos a desarrollar habilidades para la vida, como tolerar la frustración. Entérate por qué es importante afrontarla con buenas herramientas.
¿Cómo gestionar la etapa del "no" en los niños?
Maria Fátima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Última actualización: 26 junio, 2022

Los niños y las niñas crecen y empiezan a marcar sus propios gustos y preferencias. Sin dudas, esto representa un nuevo desafío para los adultos que los acompañan, ya que se encuentran a diario “contra la espada y la pared”. ¿Cómo aplicar límites y lograr que los infantes comprendan que no pueden hacer determinadas cosas sin ser autoritarios? ¿Cómo decir que no sin que se desate un berrinche? Estas son algunas de las consultas frecuentes de los progenitores cuando sus niños empiezan a transitar la etapa del no. Veamos algunas ideas y recomendaciones.

La etapa del no en la infancia

Luego del segundo cumpleaños de los hijos, muchos adultos empiezan a “desconocer” a esas criaturas que habitan en la piel de los dulces niños que tenían algunos meses atrás.

Lo que sucede no es nada extraño y de hecho, es esperable que suceda en cierta etapa del desarrollo infantil. Se trata de la etapa del no, un momento de sana oposición, que permite la adquisición de habilidades socioemocionales, favorece a la exploración del mundo y ayuda a descubrir lo que se es capaz de lograr.



No hay que temerle a este momento, porque además de los disgustos, trae muchas alegrías, como todas las etapas de la vida. Pero lo que sí es importante tener en cuenta es que la etapa del no es absolutamente necesaria para los niños y las niñas. Por eso, hay que aceptarla y no minimizar las conductas de los hijos con un “déjate ya de caprichos”. También, hay que entender que no se trata de una cuestión personal, pues no hay acciones deliberadamente dañinas hacia los padres.

En este sentido, una de las mejores maneras de afrontar esta etapa es repensar las propias prácticas de crianza. Primero, debemos reflexionar acerca de qué valores queremos transmitir, cómo queremos educar a nuestros hijos, qué es aquello que consideramos innegociable y qué aspecto podríamos flexibilizar.

Al tener en claro nuestros principios de crianza, podemos idear la forma de adaptar nuestras acciones a la personalidad del niño que tenemos delante. Pues el objetivo es educar con un propósito y no de manera improvisada.

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La etapa de los “no” es normal, esperable y necesaria para lograr un adecuado desarrollo integral del niño. Por eso, aprende por qué se produce y acompaña a tu hijo a transitarla de la mejor manera posible.

¿Cómo gestionar la etapa del “no” en los niños y niñas?

A continuación, te ofreceremos algunas claves para gestionar la etapa del no en los niños y en las niñas. ¡Apunta!

Evita usar el “no” cómo tu estrategia más frecuente

Cuando echamos manos del “no” como si fuera como un comodín, este término pierde su efecto. Confundimos a los pequeños, porque todo parece ser lo mismo.

Es necesario empezar a tomar conciencia respecto a las ocasiones en las que se usa el “no” y pensar otras estrategias posibles. Por ejemplo, si tu hijo quiere un cuento más antes de dormir, en lugar de decirle “no se puede porque mañana hay escuela”, se le puede decir “para que mañana estés descansado y escuches una historia con muchas ganas, ahora intentemos con dormir”.

Establece los tipos de “no”

En definitiva, el “no” es un límite, pero existen varios tipos. Por un lado, están aquellos que podemos flexibilizar y permitir que se desafíen cuando los niños empiezan a explorar y a ejercitar su autonomía. Son aquellas reglas que no los ponen en peligro si se transgreden de vez en cuando, como tomar un refresco dulce en un día puntual de la semana.

Por el otro lado, están aquellas normas innegociables, que buscan preservar la integridad de los infantes. De estas, pocos padres dudan y han de quedarles claras a los hijos para que las diferencien de las anteriores. A modo de ejemplo, podríamos mencionar el “no” a cruzar solos la avenida o jugar con los enchufes.

Es importante dejar que los niños muestren su oposición ante el “no”, porque es una forma de afirmarse y de diferenciarse progresivamente de sus progenitores.

Emplea afirmaciones positivas

Nuestro cerebro entiende mejor cuando lo direccionamos hacia lo que sí debe hacer. Por eso, es recomendable que le indiques al niño aquella conducta que deseas promover en lugar de poner énfasis en lo que no quieres que haga.

Muestra los beneficios de mantener una conducta deseable

Los niños y las niñas tienen que entender que las decisiones que tomamos son en función de su bienestar y su protección. Por eso, cuando les decimos que se mantengan alejados de la hornalla, también debemos explicarles el por qué. “Podrías lastimarte y causarte dolor” es una manera simple y muy clara para dar un argumento a ese límite.

Cuando explicamos el motivo del “no”, empezamos a allanarles el camino hacia la reflexión antes de la acción. Y también, les mostramos que no se trata de un capricho nuestro.

Aprende a negociar

Al negociar con un niño pequeño no solo se calman las aguas, sino que también se enseña a buscar puntos de consenso de manera diplomática.

Por ejemplo, si tu hijo te dice que no quiere ponerse el pantalón a rayas que le dejaste, puedes decirle que aceptas su opinión y que deberá elegir él qué ponerse, pero vestirse. Aquí, el mensaje que transmites es que entiendes que no le gusta una ropa, pero que no es admisible salir desnudo de la casa.

Madre siendo sobreprotectora, una de las cosas que nunca debes hacer por tus hijos.
Cuando se crea un vínculo sólido entre padres e hijos, es mucho más sencillo llegar a acuerdos. Si un niño se siente respetado, escuchado y tenido en cuenta, estará mucho más dispuesto a hacer lo mismo.

Establece rutinas y normas claras

Por último, para evitar los enojos a causa de una negativa a un permiso, es preciso tener reglas claras en la casa. Estas contribuyen a que los escenarios sean más previsibles para los pequeños y que haya menos enojos y enfrentamientos.

Por ejemplo, que los niños sepan que durante la semana no se pueden hacer pijamadas con amigos, les permite entender la dinámica familiar y prepararse para organizarlas un sábado.



Los límites favorecen al desarrollo de la autonomía

Que las infancias sean capaces de decir que “no” es un primer paso hacia su autonomía y también, hacia el aprendizaje del autocuidado, del respeto y al desarrollo de la autoestima.

Caer en el extremo de no frustrarlos o de consentirlos en todo lo que desean no es una estrategia útil ni saludable. Debemos saber que enseñarles a aceptar un “no” les permitirá adquirir habilidades para la vida, como por ejemplo, la tolerancia a la frustración.


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