¿Estableces límites con tus hijos, pero no funcionan? Imparte límites eficaces desde el respeto

Existen algunas estrategias que pueden ponerse en práctica para hacer que los niños atiendan los mandatos. Sigue leyendo y descubre cómo implementarlas.
¿Estableces límites con tus hijos, pero no funcionan? Imparte límites eficaces desde el respeto

Última actualización: 11 mayo, 2023

Emplear una crianza positiva y respetuosa no significa de ninguna manera que se deba permitir a los niños hacer lo que se les plazca. Hoy te explicaremos algunas formas en las que puedes impartir límites eficaces desde el respeto. Esto con el fin de que tus pequeños sean atentos, sean conscientes de sus actos y puedan cuidar de los sentimientos propios y de los demás.

Recuerda que los límites no son reglas caprichosas que se imponen para cohibir a las personas. Son acuerdos de convivencia para no pasar por encima de nadie y poder comunicarnos con un diálogo asertivo y pacífico. Un mundo sin límites estaría inundado por el irrespeto y la violencia, por eso los niños deben aprender a respetarlos para poder mejorar como personas.



5 claves para establecer límites eficaces desde el respeto

En esta vida no siempre se puede actuar de la manera en la que deseamos, puesto que podemos estar equivocados y terminar hiriendo a algún ser querido. Por tal motivo, es muy importante que comencemos a inculcar límites en los pequeños desde sus primeros años para que aprendan a diferenciar lo que está bien y lo que está mal.

No obstante, ¿qué se puede hacer cuando los hijos parecen no acatar?

1. Implanta los límites con claridad

En muchas ocasiones los niños no obedecen los límites que creíamos haber establecido con anterioridad, no por rebeldía o irreverencia, sino porque no fuimos lo suficientemente claros. Algunos niños, en especial los más pequeños, necesitan que seas lo más conciso posible y no les des muchas explicaciones al asunto. Entre más sencillo y directo el mensaje mejor.

Madre hablando con su hija tratando de aplicar la técnica PERA.
Hablarle a los ojos a los niños, escucharlos atentamente y brindarles tiempo de calidad es crucial para que sean responsables.

Para establecer un límite es necesario decirles la norma de manera clara junto a una breve explicación. Por ejemplo, “nunca se les grita a las demás personas porque esa no es la manera de hablar”, “debes ir a dormir todos los días a las 8 porque necesitas descansar lo suficiente” o “no se habla con desconocidos porque podría ser peligroso”.

2. Sé coherente y respeta tus palabras

Al momento de hablar con tu hijo para imponer un límite, procura hacerlo lo más serio posible. Ponte a la altura del pequeño y míralo a los ojos. Con amor, pero sin perder la autoridad, establece el acuerdo necesario y haz que se cumpla a cabalidad. Esto aplica para aquellos límites que no solo cumplen los niños, sino también los padres.

Así que, si en tu hogar están prohibidas las palabras groseras, sé un modelo para tu hijo y nunca las digas. Los padres somos los principales referentes para nuestros pequeños y no podemos pretender que tengan buenos valores si nosotros no se los inculcamos en el día a día.

3. Cultiva la inteligencia emocional

Está demostrado que la inteligencia emocional que poseen los padres a la hora de resolver conflictos y criar a sus hijos impacta de forma directa en su personalidad y responsabilidad afectiva. Debido a esto, ten mucho cuidado en la manera en la que reaccionas ante situaciones de estrés. Puede que los niños al principio no acepten algunos límites, pero si los estableciste es por su bien.

Madre poniendo límites a su hijo
Como padres es nuestra responsabilidad dialogar con los hijos desde el amor para ayudarlos a mejorar como personas.

Así que ten muy en cuenta lo que pretendes lograr con las normas y mantén una actitud firme y respetuosa. Los niños deben acatar las direcciones de sus padres porque necesitan ser guiados para comprender lo que está bien y lo que está mal. Recuerda que los pequeños no se mandan solos y tú eres el adulto responsable, así que cultiva tu inteligencia emocional y haz respetar los límites.

4. Explica las consecuencias de sus actos

Toda decisión que tomamos en la vida tiene sus respectivas consecuencias, ya sean positivas o negativas. Al explicar los resultados de la falta de límites no estamos amenazando a los hijos con futuros castigos. Es importante no utilizar una actitud autoritaria, sino, por el contrario, hablar con respeto a los niños y decirles lo que podría suceder.

Por ejemplo, si no acaba todas sus obligaciones a tiempo no podrá ver su programa infantil favorito porque después debe almorzar. O que si grita a sus amigos lo más probable es que no quieran volver a jugar con él porque los hizo sentir mal. En palabras sencillas, pero directas, los niños necesitan comprender las consecuencias de sus actos.



5. Juzga las malas conductas, pero no a tu hijo

Las palabras tienen un poder muy grande, porque tal como pueden sanar heridas, también pueden crearlas. Así que ten mucho cuidado en las cosas que les dices a tus pequeños en momentos de tensión. Procura evitar las etiquetas a toda costa y no juzgues a tus hijos por un descuido.

Si tu niño aún no ha realizado sus tareas escolares, nunca le digas cosas como: “eres un bruto, por qué te demoras tanto” o “¿hasta cuándo seguirás siendo tan tonto?”. Las palabras duelen y crean pesos imaginarios que cohíben a los hijos. Tu pequeño no es bruto ni tonto, solo requiere de la ayuda de sus papás para mejorar en una lección que no comprenden.

Impartir límites eficaces desde el respeto es posible

Ahora que conoces algunas de las mejores estrategias para establecer límites eficaces desde el respeto es momento que las pongas a prueba. Recuerda que ser mamá o papá no es una tarea sencilla, pero los niños requieren de nuestra sabiduría para llegar a ser adultos responsables.

Por lo que fomenta el diálogo sincero como una herramienta para expresar todo lo que sentimos. De esta manera, los pequeños podrán expresar sus opiniones y brindar alternativas cuando no están de acuerdo con algún límite. Mantener una mirada flexible es crucial para educar desde el amor y el respeto.


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