¿Qué niña no soñó alguna vez con ser princesa? Muchas de las pequeñas encuentran en estas protagonistas de sus películas y libros favoritos una inspiración y un referente para su propia vida. Sin embargo, esta concepción de la mujer deja a nuestras pequeñas sin herramientas para enfrentarse a la vida. Las niñas fuertes comienzan a crearse desde la infancia.
Desafortunadamente, los roles y estereotipos de género aún siguen arraigados en la sociedad. Muchas veces, sin ser conscientes de ello, les lanzamos a nuestras hijas mensajes desafortunados que quedarán grabados en su mente, moldeando su personalidad desde dentro.
La princesita de la casa
Prácticamente desde que nacen, los niños reciben ciertos mandatos más o menos claros de lo que se espera de ellos. A pesar de que la situación va cambiando y cada vez más padres realizan una gran labor de crianza consciente con sus hijos, aún están presentes ciertas ideas que perjudican el desarrollo de los infantes.
Las más afectadas por estas creencias suelen ser las niñas. Desde pequeñas, se les transmite la idea de que para ser buenas han de ser dóciles, obedientes y dulces. Para cumplir lo que se espera de ellas, deben usar un tono de voz y unas maneras suaves y discretas; no pueden gritar, rechistar, ni expresar agresividad.
Desde su más tierna infancia, se les alaba por su aspecto físico, se les repite lo guapas que son pero no lo inteligentes, fuertes o valientes que las consideramos. Se da más importancia a que lleven una ropa y un peinado bonitos que a que dejen salir su verdadera esencia.
Consecuencias de criar princesas
Lo que a primera vista puede parecer un comentario sin importancia va calando en el inconsciente de nuestras niñas, trasladándoles la idea de que su valía se encuentra en función de su aspecto físico. Que su mayor cualidad es la abnegación y la dulzura, y que cualquier intento por expresar rabia o desacuerdo será censurado.
Cuando esta niña crezca, se convertirá en una mujer temerosa de defender sus propios derechos. Poner límites, decir no, tomar decisiones, serán para ella actos aterradores, pues sentirá que, si lo hace, las personas de su entorno dejarán de amarla. Será, en muchas ocasiones, una persona dependiente e incapaz de ponerse primero.
Esto puede conducir a relaciones abusivas, ya sean de pareja, de amistad o en el ámbito laboral. Pero sobre todo producirá en ellas una gran insatisfacción y cierta impotencia, puesto que no se sentirán libres ni capaces. Se verán presas de unos cánones de belleza y una forma de vida impuestos, y sentirán que no cuentan con la fuerza suficiente para desafiarlos.
Para cuando quieran tomar conciencia de lo que les ocurre, habrán desaprovechado gran parte de su vida siendo infelices y, posiblemente, necesitarán ayuda profesional para reconstruir su autoestima y encontrar su poder.
Por ello, es realmente importante comenzar a propocionarles a nuestras pequeñas las herramientas necesarias para crecer seguras y empoderadas. Es más fácil criar niñas fuertes que reparar mujeres rotas.
¿Cómo criar niñas fuertes?
- Muéstrale referentes que potencien una imagen sana y completa de la mujer. A través de cuentos y películas, puedes hacer llegar a tu hija historias maravillosas de mujeres valientes y capaces en las que inspirarse.
- Construye su autoestima con dedicación. Asegúrate de darle la oportunidad de intentar y fallar, de aprender en todos los ámbitos de la vida. La autoestima se crea a través de los actos y de la superación personal; las palabras no sirven de nada si no van respaldadas por hechos. El elogio vacío no crea autoestima.
- Pon atención en fomentar todas las cualidades de tu hija. Si quieres hacerle un cumplido, no le digas siempre lo bonita que es; mejor exprésale lo divertida que te parece. Alaba su inteligencia o lo bien que se le dan las matemáticas. Recalca su valentía o el gran corazón que tiene.
- Aliéntala a expresarse y defenderse. Permite que muestre desacuerdo. Escucha y valora sus opiniones y nunca reprimas, coartes ni invalides sus sentimientos.
- Sé un ejemplo para ella. Cuida tu propia autoestima, tus palabras y tus actos. Trata de ser tú misma una mujer libre y completa que vive sin miedo y que persigue sus objetivos. No seas una muestra de mujer abnegada y triste, sino de adulta fuerte y feliz.
Bibliografía
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- Mora, C. (2013). Madres e hijas maltratadas: La transmisión intergeneracional de la violencia doméstica en el Perú. MISC.