El ego es un concepto que se ha estudiado largamente, y desde la psicología se ha demostrado que durante la infancia es especialmente importante cómo lleva a cabo su desarrollo. En este artículo descubrirás qué es y cómo funciona el ego en los niños.
¿Qué es el ego?
Según la Asociación Americana de Psicología (APA), el ego es el sentido consciente del yo. Es decir, el ego surge cuando el infante desarrolla la consciencia de ser un individuo separado y distinto de los demás.
“El ego es un constructo mental que contiene, básicamente, la imagen que uno tiene de sí mismo”.
-Vicente M. Simón-
Cuando somos adultos, el ego funciona como una defensa para proteger nuestras debilidades. Sin embargo, la esencia del ego es la supervivencia. En los niños, el ego surge como un mecanismo para sobrevivir, y cuando este aún no se ha formado, los padres son quienes actúan como el ego de apoyo del infante.
Una vez que el niño desarrolla el ego, hasta la edad de los seis años manifiesta egocentrismo y egoísmo, es decir, no considera la posibilidad de que exista un punto de vista diferente al de él. Sin embargo, si logra pasar esta etapa de forma adecuada, el niño será capaz de comprender que otras personas pueden ver la realidad de forma diferente a él.
¿Cómo son los niños con un ego negativo?
Las personas con un fuerte ego siempre quieren estar por encima del resto, sin importar que esto pueda dañar a los demás. Por lo tanto, los niños que desarrollen un ego negativo se convertirán en adultos que necesitarán sentirse superiores a los demás.
Por otro lado, aquellos niños que no sean capaces de integrar y asumir las diferentes perspectivas de los demás, pensarán que ellos siempre tienen que llevar la razón, que para ellos es la única correcta.
Además, necesitan reconocimiento social de forma constante. El ego de estos niños se ha ido alimentando con el tiempo hasta el punto de que consideran que el resto de personas deben aplaudirles y alabarles continuamente.
Los niños que han establecido un ego saludable serán capaces de razonar e incluso de aceptar que se han equivocado. Por el contrario, aquellos niños que establezcan un ego negativo nunca aceptarán las críticas, por lo que siempre se sentirán ofendidos.
¿Cómo manejar el ego en los niños?
- Educa en cooperación, no en competitividad. Enséñales que no tienen que ser los mejores en todo y, mucho menos, querer ser superiores a los demás.
- Ciertamente, los niños deben aprender a respetar y obedecer a los adultos, pero si te impones a ellos con “porque sí” o “porque lo digo yo”, los niños con un alto ego pueden sentirse desafiados. Intenta convencerlos razonando con ellos.
- Ayúdalos a desarrollar una mentalidad de crecimiento. Enséñales que las críticas de los demás nos ayudan a crecer y que la opinión propia de cada uno no debe ser la única ni la mejor.
- Marca una serie de normas. Delimitar una serie de normas claras y estables ayuda a los niños a gestionar su egocentrismo y responsabilidad. Saben que necesitan seguir unas normas para adaptarse y formar parte de su entorno.
- Evita reprenderles emocionalmente para imponerte. De acuerdo a la Federación de Enseñanza de CC.OO. de Andalucía, el chantaje emocional fomenta que el niño sea más resistente a la disciplina y lo hace aún más caprichoso y desobediente.
En definitiva, el ego es natural del ser humano, especialmente durante la infancia. Sin embargo, aquellos niños que no logren establecer un ego saludable podrán desarrollar en su futuro problemas en sus relaciones personales y manifestar una baja autoestima.
Bibliografía
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- American Psychological Association. (2018). Ego. Recuperado de: https://dictionary.apa.org/ego
- Federación de Enseñanza de CC.OO. de Andalucía. (2011). El egocentrismo infantil. Temas para la educación. Revista digital para profesionales de la enseñanza.
- Simón. V.M. (2001). Psicothema. Recuperado de: http://www.unioviedo.net/reunido/index.php/PST/article/view/7819/7683