5 problemas del desarrollo infantil más comunes

Las discapacidades de desarrollo pueden entorpecer los movimientos, el aprendizaje o la vida social de los niños. Te contamos cuáles son las más comunes y cómo detectarlas.

Problemas del desarrollo más comunes en niños

Cada niño sigue su propio ritmo. El momento de decir sus primeras palabras, comenzar a caminar o aprender a contar varía en cada caso y no es positivo forzar que estos hitos se den antes de lo debido. No obstante, cuando un pequeño queda muy rezagado al respecto o no consigue alcanzar estas metas, cabe plantearse la posibilidad de que sufra alguno de los problemas del desarrollo.

Estas incluyen un conjunto de problemáticas a nivel físico, cognitivo o social que entorpecen o dificultan el buen desenvolvimiento diario del niño. Estas condiciones pueden ser congénitas o presentarse durante la primera infancia. Con frecuencia perduran a lo largo de la vida.

Conocer cuáles son los más comunes te ayudará a poder detectarlos de forma temprana y ofrecer a tu pequeño los apoyos necesarios.

¿Qué son los problemas del desarrollo?

Como decíamos, hablamos de un conjunto de trastornos físicos, mentales o emocionales que pueden afectar áreas diversas como el aprendizaje, la motricidad, la conducta o la comunicación.

En definitiva, suponen una limitación a la hora de llevar una vida independiente, aunque al tratarse de un grupo de condiciones tan heterogéneas, la afectación puede variar de leve a grave.

Por el momento no existe una conclusión clara respecto a las causas que subyacen a las discapacidades del desarrollo. Tal como lo señalan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, se asume que existe un componente genético, pero el ambiente y las condiciones de crecimiento y crianza también aportan una contribución importante.

En general, se estima que este conjunto de condiciones médicas afectan de forma aproximada al 17 % de los niños y adolescentes. Y, además, suelen asociarse a una serie de problemas físicos o psicológicos, en especial en aquellos casos en que la persona no recibe el diagnóstico e intervención adecuada.

¿Cómo detectarlas?

Aunque debe ser un profesional sanitario quien realice la evaluación pertinente para alcanzar un diagnóstico, desde el hogar hay algunos signos en los que podemos fijarnos para identificar si un niño puede sufrir un problema de desarrollo.

En primer lugar, habremos de poner el foco en los hitos del desarrollo, una serie de habilidades y competencias que los niños suelen adquirir en función de su etapa evolutiva. Si observamos un retraso respecto a otros niños de su edad, esto debería ponernos sobre aviso.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades comparten una lista de los hitos del desarrollo más relevantes a los que podemos atender. Esta incluye algunos de los siguientes.

  • A los 2 meses: el bebé sonríe cuando se le habla, reacciona a los sonidos fuertes y mantiene la cabeza erguida cuando está boca abajo.
  • A los 4 meses: trata de llamar tu atención con miradas o sonidos, mira sus manos con interés y mantiene la cabeza firme cuando se le sostiene.
  • A los 6 meses: le gusta verse en el espejo, emite chillidos y es capaz de rodar estando tumbado.
  • A los 9 meses: mira cuando dices su nombre, busca objetos cuando se le caen fuera de la vista y se sienta sin apoyo.
  • Al año de edad: llama a mamá o papá, busca los objetos cuando se le esconden y camina agarrándose a los muebles.
  • A los 18 meses: señala para mostrarte algo interesante, te copia o imita en tareas sencillas y puede alimentarse solo usando los dedos.
  • A los 2 años: se da cuenta cuando los demás están tristes o molestos, dice al menos dos palabras juntas y puede comer con una cuchara.

Principales problemas del desarrollo en niños

Dentro de los problemas del desarrollo encontramos multitud de diagnósticos que abarcan desde trastornos motores a dificultades de aprendizaje y alteraciones del neurodesarrollo. No obstante, algunas de las más comunes son las siguientes.

1. Trastorno del espectro autista (TEA)

Se trata de un trastorno del neurodesarrollo que afecta la comunicación social, el procesamiento sensorial y los patrones de comportamiento. Los niños con TEA pueden presentar dificultades para entender el lenguaje no verbal y el figurado, problemas de empatía, hipersensibilidad y poca tolerancia a los cambios.

2. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH)

El TDAH se caracteriza por dificultades atencionales, falta de control, impulsos, agitación e inquietud motora. Estos niños tienen problemas para permanecer concentrados, seguir instrucciones o realizar actividades tranquilas, entre otros retos y desafíos.

3. Discapacidad intelectual

La discapacidad intelectual nos habla de que la persona presenta un cociente intelectual significativamente bajo respecto a la media. En estos casos las habilidades generales pueden verse muy reducidas, hay importantes problemas de aprendizaje y una limitación en la autonomía.

Pese a que puede presentarse de forma aislada, también forma parte de diagnósticos más amplios como el síndrome de Down.

4. Parálisis cerebral

La parálisis cerebral causa problemas de movimiento, de equilibrio y de postura. Puede provocar rigidez en los músculos, dificultades para caminar o estar sentado, torpeza y alteraciones en la coordinación. La mayoría de los casos son congénitos, pero también se deben a una enfermedad o lesión cerebral.

5. Pérdida auditiva

En este caso, el problema del desarrollo tiene un origen físico relacionado con una deficiencia sensorial. Estos niños pueden tener dificultades para desarrollar el lenguaje, socializar y aprender a leer y escribir. Esto perjudica su rendimiento escolar y causa dificultades emocionales asociadas a la frustración y el aislamiento.

¿Cómo explicarle a un niño que tiene un problema de desarrollo?

Como decíamos, la afectación varía de leve a grave en función del caso e influir en diferentes áreas y habilidades. Sin embargo, estos niños pueden tener importantes dificultades para adquirir varias habilidades, para desenvolverse de forma autónoma y para establecer relaciones saludables.

Estas limitaciones pueden causar en ellos ansiedad, depresión, quejas somáticas y problemas de conducta.

Por ello, es importante apoyarles y ayudarles a entender qué sucede. Hablarles de su diagnóstico desde temprana edad y explicarles qué implica les ayuda a reducir la sensación de ser inadecuados o poco válidos. Sin embargo, esta etiqueta no debe presentarse como un condicionante.

Por el contrario, es importante hacer énfasis en sus habilidades, posibilidades y capacidad de aprender, aunque sea de un modo diferente.

Recomendaciones finales

Aunque los problemas del desarrollo suelen perdurar toda la vida, una buena intervención marca la diferencia. Con los apoyos necesarios, estos niños pueden mejorar muchas de sus habilidades, adquirir conocimientos y aprendizajes importantes para llevar una vida más autónoma y satisfactoria.

Para ello, es importante ofrecerles las terapias acordes a cada caso, entornos educativos adaptados y familias conscientes y comprometidas con la labor. Al facilitar su aprendizaje y potenciar sus talentos e intereses, su calidad de vida incrementará de forma significativa y su problema de desarrollo será más llevadero.

Bibliografía

Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.

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