Diferencias entre castigo positivo y negativo

El castigo es una técnica que suele utilizarse para modificar la conducta de los más pequeños. Pero existen dos tipos de castigos: positivo y negativo. A continuación, te explicamos las diferencias que existen entre ambos.
Diferencias entre castigo positivo y negativo
Ana Couñago

Escrito y verificado por la psicóloga Ana Couñago.

Última actualización: 10 julio, 2020

Muchas veces, los padres y las madres utilizan los castigos para intentar corregir los malos comportamientos de sus hijos. Pero la mayoría de los progenitores utilizan este método sin conocer las diferencias entre castigo positivo y negativo.

Esta técnica de modificación de la conducta es la menos recomendada, y únicamente debe emplearse en casos extremos, puesto que es una medida que no permite a los niños aprender cuáles son los errores que han cometido y cómo pueden mejorar sus comportamientos.

“Lo peor es educar por métodos basados en el temor, la fuerza, la autoridad, porque se destruye la sinceridad y la confianza, y solo se consigue una falsa sumisión”.

-Albert Einstein-

Diferencias entre castigo positivo y negativo

El castigo se emplea para que una conducta indeseable no vuelva a aparecer o se reduzca considerablemente su repetición. Hay dos formas de poner en práctica este método: mediante el castigo positivo o el castigo negativo. A continuación, te explicamos las diferencias entre estos dos tipos de castigo.

Castigo positivo

Para aplicar un castigo positivo hay que entregar al niño un estímulo desagradable, con el fin de penalizar una conducta inadecuada. Es decir, se trata de dar algo que no le guste al pequeño.

Madre amenazando a su hijo con un castigo positivo o negativo.

El estímulo aversivo con el que se pretende castigar el mal comportamiento puede consistir en realizar una acción, proporcionar un objeto, transmitir una emoción, etc. Así, algunos ejemplos de castigos positivos serían:

  • Gritar.
  • Azotar.
  • Poner al niño cara a la pared.
  • Poner cara de enfado.
  • Insultar.
  • Amenazar.

Pero esta forma de educar no es nada pedagógica, ya que incita a la violencia, la agresividad, la venganza, etc. Por ello, hay que intentar evitar su uso.

Castigo negativo

El castigo negativo consiste en eliminar un estímulo agradable cuando el niño muestra un mal comportamiento. Por tanto, se trata de quitarle un reforzador positivo, algo que le gusta. Como en el caso anterior, el estímulo que se retira puede ser un objeto, una acción, una emoción, etc. Por ejemplo, algunos castigos negativos que se suelen aplicar con los más pequeños, son:

  • No permitirles ver la tele.
  • Prohibirles salir de casa.
  • No dejarles jugar.
  • Quitarles su juguete preferido.
  • Dejarles sin postre.
  • Aislarlos en la habitación.

Consecuencias del castigo positivo y negativo

Es muy importante tener en cuenta que esta técnica de modificación de la conducta únicamente debe emplearse cuando ya se hayan puesto en práctica otros métodos educativos y ninguno de ellos haya funcionado, como:

  • Emplear el diálogo y la reflexión.
  • Proporcionar refuerzo positivo.
  • Cambiar la situación.
  • Ignorar las conductas indeseables.
  • Ofrecer tiempo y distancia.
  • Proponer diversas elecciones para solucionar el problema.

Además, cuando se decide imponer un castigo, es imprescindible aplicarlo inmediatamente después de la conducta problemática, explicar el motivo de la sanción y mantener la calma en todo momento.

Niño castigado cara a la pared.

Asimismo, es necesario premiar y reforzar siempre (con un halago, un gesto cariñoso, etc.), aquellos comportamientos que el niño lleva a cabo como alternativa a una mala conducta anteriormente realizada. Por ejemplo, si se le ha castigado por no recoger los juguetes, cuando los recoja hay que hacerle saber que ha hecho lo correcto.

En definitiva, para proporcionar una buena educación a los hijos es recomendable evitar el uso de los castigos de modo frecuente,puesto que estos, pueden generar la aparición de diferentes consecuencias y efectos negativos en los niños y en su relación con el entorno, mostrando:

  • Miedo.
  • Inseguridad.
  • Estrés.
  • Problemas sociales y de convivencia.
  • Ansiedad.
  • Sumisión.
  • Baja autoestima.
  • Agresividad.

Por tanto, si eres una madre o un padre que utiliza el castigo tradicional como método principal para corregir la conducta de los niños, ¡es hora de cambiar! ¡Intenta aprender y poner en práctica otras alternativas al castigo!


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