La demora de la gratificación: ¿cómo enseñar a los niños a controlar sus impulsos?

La demora de la gratificación permite a los niños controlar su conducta y evitar los impulsos para obtener beneficios a largo plazo. Descubre su importancia.

Los niños son espontáneos, enérgicos e impulsivos. Muchas veces, actúan sin filtro y tienen dificultades para esperar y planificar su conducta. Si embargo, esta tendencia a dejarse llevar por sus deseos inmediatos, no siempre es la mejor opción. Y es que puede repercutir de forma negativa en el rendimiento académico, en las relaciones sociales e incluso en la autoestima. Por esto, es importante ayudar a los niños a desarrollar la demora de la gratificación.

Dicho concepto hace referencia a la capacidad para postergar el placer inmediato en pro de una recompensa o beneficio más grande a futuro. Todos lo aplicamos a diario. Por ejemplo, cuando elegimos ir a trabajar aunque prefiramos quedarnos en casa o cuando controlamos nuestro impulso de gritarle a alguien para no dañar la relación. Para los niños, estas decisiones son más complicadas de tomar. Sin embargo, podemos enseñarles a lograrlo.

La demora de la gratificación depende del nivel de madurez

En primer lugar, es necesario entender que esta no es una capacidad con la que se nazca. De forma natural, los niños más pequeños tienden a seguir sus impulsos y a buscar la gratificación inmediata, por lo que no pueden inhibir su comportamiento. De hecho, para los menores de cinco años esto es realmente complicado.

Esta dificultad está relacionada con el desarrollo cerebral y la madurez cognitiva y emocional de los niños. Tareas como la planificación, la anticipación de metas y el control de impulsos dependen de un área cerebral conocida como córtex prefrontal, la cual no termina de desarrollarse hasta después de la pubertad.

Con esto en mente, no podemos pretender que los menores actúen como adultos y sean capaces de comportarse como se espera. Padres y educadores han de ser flexibles y entender su funcionamiento cerebral. De todos modos, sí deben guiarles para entrenar y mejorar dicha habilidad.

A edades tempranas es complicado tomar decisiones que impliquen posponer el placer o el impulso. Por eso, hay que ser flexibles con los niños, pero guiarles para entrenar y mejorar la demora de la gratificación.

¿Por qué es importante entrenar esta capacidad?

Aunque pueda parecer poco relevante, la demora de la gratificación puede tener un gran impacto en la vida de tu hijo, a corto y largo plazo. Esto se demostró en el más famoso experimento realizado al respecto, dirigido por el psicólogo Walter Mischel. En él, se colocó a varios niños de edad preescolar enfrente de una golosina y se les dijo que el investigador iba a salir de la sala. Si cuando este volviera, aún no se habían comido el dulce, se les daría otro más como premio.

Las reacciones de los niños fueron de lo más variadas. Algunos de ellos no se lo pensaron y se devoraron la golosina. Otros, trataron de aguantar, pero no pudieron resistirse a la tentación. Un tercer grupo logró esperar y aplazar su deseo para conseguir la recompensa prometida. Para esto, utilizaron todo tipo de estrategias, como sentarse sobre sus manos o alejarse del dulce.

Este experimento reveló, por un lado, que los niños más pequeños tenían mayores dificultades para esperar que aquellos más maduros. Pero, además, se realizó un seguimiento a los participantes y se encontró con que, años después, aquellos que mejor habían sabido esperar, gozaban ahora de una mayor autoestima, de mejores relaciones sociales y de un mayor éxito académico y laboral.

Enseña a tu hijo a aplicar la demora de la gratificación

Saber aplicar la demora de la gratificación es crucial para trazarse metas a largo plazo, para vivir en sociedad y para tener control sobre los pensamientos, emociones y conductas. Todos los niños mejoran en cuanto al control de impulsos a medida que crecen. Sin embargo, si no reciben la estimulación y el acompañamiento apropiados, los avances pueden ser escasos.

Así, si quieres ayudar a tu hijo a desarrollar y aplicar esta importante capacidad, estos son algunos consejos y pautas que puedes aplicar:

  • Ayúdale a tener presentes los beneficios a largo plazo. Antes de actuar o tomar una decisión, es importante que analice los pros y los contras, y que se cuestione qué va a ganar y a perder al actuar de cierto modo. Este es un paso que los niños normalmente se saltan, pero podemos acostumbrarlos a pensar antes de actuar si les acompañamos en ello desde pequeños.
  • Las técnicas de distracción pueden ser útiles para demorar la gratificación, ya que permiten no centrar la atención en aquello que tanto deseo causa. Enseña a tu hijo a dirigir el foco hacia otras personas, objetos o actividades que le permitan distraerse y no caer en aquello que desea evitar.
  • Controlar el ambiente también resulta clave. Y es que es más sencillo evitar una tentación si no la vemos constantemente. Así, por ejemplo, sacar el móvil de la habitación mientras estudia le permitirá no estar siempre tentado a tomarlo y perder en su tiempo con él.
  • Regular las emociones resulta de gran ayuda, ya que al hacerlo tu hijo podrá no ser presa de sus impulsos y sensaciones. Por ejemplo, cuando sienta rabia, puede practicar algún sencillo ejercicio de respiración antes de actuar como no debe.
  • También puedes enseñarle a automotivarse para que la espera sea más sencilla. Y es que, si tiene en mente con frecuencia la recompensa final, será más capaz de olvidarse de la gratificación inmediata. Ante la tentación, anímalo a visualizar cómo se sentirá cuando obtenga el beneficio a largo plazo.
  • Enséñale a dividir sus objetivos lejanos en metas más pequeñas. Al cumplir cada una de ellas, sentirá esa dosis de recompensa tan necesaria y podrá continuar con el trabajo hacia su propósito mayor.
Para los niños con TDAH u otras patologías es más complicado lograr controlar sus impulsos. Sin embargo, con acompañamiento y ayuda profesional pueden mejorar en ese aspecto.

El entrenamiento y el acompañamiento son claves

La demora de la gratificación es una capacidad realmente útil que acerca a los niños al éxito personal, social y académico. Los padres y los maestros pueden ayudarles a entrenarla mediante pequeños consejos, pautas y ejercicios.

Sin embargo, hay algunos niños para los que puede resultar especialmente difícil, como por ejemplo, para aquellos que tienen TDAH. Así, puede ser necesario contactar con un profesional para que paute las técnicas y brinde las herramientas necesarias que ayuden a mejorar el control de los impulsos.

Bibliografía

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  • Dumontheil, I., Burgess, P. W., & Blakemore, S. J. (2008). Development of rostral prefrontal cortex and cognitive and behavioural disorders. Developmental Medicine & Child Neurology50(3), 168-181.
  • Mischel, W. (2014). The Marshmallow Test: Mastering self-control. Little, Brown and Co.
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