Cómo enseñar a los niños a automotivarse

Si tu hijo se niega a cumplir con ciertas tareas que le desagradan o se le dificultan, enséñale a automotivarse. Te contamos cómo lograrlo.

En el día a día, los niños tienen que cumplir con múltiples tareas que quizá no les agradan o que no les apetece hacer en ese momento. Estas pueden ser recoger sus juguetes, hacer su cama, bañarse, completar sus tareas escolares o estudiar para un examen. La falta de motivación puede llevarles a no accionar, a hacerlo a disgusto o con queja y a generar un mal ambiente en el hogar. Pero, ¿y si la clave se encuentra en enseñar a los niños a automotivarse?

Tengamos en cuenta que los adultos no siempre estarán presentes y los niños necesitan aprender a guiar su comportamiento por sí mismos. Tal vez, con la intención de que tu hijo realice sus tareas, has recurrido a la insistencia, la amenaza o los premios. Pero esto no solo no es positivo, sino que, a largo plazo, deja a ese pequeño sin herramientas para gestionar su propia motivación. Entonces, ¿qué puedes hacer para ayudarlo? Te lo contamos.

¿Qué es la motivación?

Un primer paso consiste en comprender qué consiste la motivación. Podemos definirla como el proceso psicológico o emocional que impulsa una acción. Y lo hace de dos formas: al dar dirección a la acción e inyectarle intensidad, fuerza y perseverancia.

Piensa en tu hijo cuando juega una partida de su juego favorito. No duda, sabe qué desea y pone en marcha todos sus recursos para lograrlo. Y lo hace de forma natural, sin que nadie tenga que insistirle, simplemente por su propia convicción. Sería fantástico que este grado de motivación estuviese presente en cada quehacer cotidiano, pero no es así. Por ello, vamos a diseccionar la motivación para ver de qué se compone.

Cuando un niño está motivado, dirige su comportamiento hacia un objetivo o meta y lo hace con fuerza y determinación.

¿De qué depende la motivación?

Podemos entender que la motivación que un niño siente respecto de una tarea está determinada por dos componentes:

  1. El valor que se percibe en la tarea: de qué forma y en qué grado considera que esa actividad es útil. Puede ser simplemente porque le resulta divertida, porque le ahorrará trabajo más adelante o porque le hará sentir bien o quedar bien ante otros. En definitiva, percibe que tiene algún valor, función o utilidad.
  2. El autoconcepto: qué imagen tiene el niño de sí mismo respecto de esa tarea o en qué grado considera que será capaz de cumplir con ella. Cuanto más positivo sea el autoconcepto al respecto, mayor será la motivación para actuar.

Cuándo se presenta la desmotivación

Cuando falla alguno de estos dos parámetros (o ambos) se hace patente la falta de motivación. Es en esos momentos en los que el niño no quiere cumplir con la actividad, pero puede haber diferentes situaciones y motivos:

  • Si el niño sabe que es bueno en una tarea, pero no percibe interés o valor en ella, reaccionará quejándose al tener que hacerla.
  • Por el contrario, si una actividad es percibida como muy útil y necesaria, pero el niño no confía en su capacidad para llevarla a cabo, sentirá preocupación.
  • Si la tarea se percibe de poco valor y además el niño tiene un bajo autoconcepto, el resultado será una total apatía.

En suma, solo cuando identifica lo valioso de la actividad y se siente capaz de completarla es que aparece la motivación. Por lo mismo, es este estado el que debemos ayudarle a propiciar para enseñarle a automotivarse.

¿Cómo enseñar a los niños a automotivarse?

Para enseñar a los niños a automotivarse hemos de centrarnos en los dos factores anteriores. A continuación te contamos qué puedes hacer al respecto.

Ayúdales a percibir el valor en la tarea

Si falla el valor percibido en la tarea, puede ayudar al niño a incrementarlo de las siguientes formas:

  • Busca hacer de la tarea un juego. Por ejemplo, si el niño es pequeño y le falta motivación para recoger su cuarto, podemos inventar una canción para cantar mientras se realiza el proceso. Si es algo más mayor, podemos utilizar un cronómetro y formar una pequeña competición entre hermanos para ver quién recoge en el menor tiempo.
  • Ayúdales a ver la utilidad de la tarea. Para los niños es complicado visualizar las consecuencias a largo plazo y tienden a centrarse en la inmediatez y en la gratificación instantánea. Así, por ejemplo, podemos ayudarles a ver que hacer su cama por la mañana les permitirá tenerla lista a la hora de acostarse y que esta será más cómoda y agradable que si está desbaratada.
  • Anímales a anticipar las emociones futuras. Puedes ayudarle a proyectarse a futuro y ver cómo se sentiría. Por ejemplo, tal vez ahora no quiera estudiar, pero al recibir sus buenas calificaciones se sentirá exitoso, satisfecho y orgulloso de sí mismo.
Hacer las tareas a modo de juego y explicarles a los niños el valor de realizarlas los ayudará a automotivarse.

Construye con ellos un buen autoconcepto

Por otro lado, si lo que impide a los niños automotivarse es su bajo autoconcepto, podemos ayudarles a mejorarlo. No obstante, hay que tener en cuenta que este no es único y puede variar en función de la actividad. Así, quizá tu hijo se sienta muy confiado en matemáticas, pero poco hábil en música. Por eso, recuerda analizar cada situación en concreto. A pesar de esto, hay varios puntos que pueden ayudar a mejorar esa percepción de sí mismo:

  • Utiliza la comunicación para transmitirle a tu hijo mensajes positivos acerca de sus capacidades. «¡Me gusta mucho tu dibujo, tienes mucha creatividad!», «cada día lees mejor», «es genial el modo en que has organizado tus juguetes». Todas estas frases suponen un aliento para su confianza y moldean su propio diálogo interno.
  • Procura desarrollar en él una mentalidad de crecimiento. Esto es, inculcarle la idea de que no es tan importante el resultado como el esfuerzo, que los errores son parte del camino y que la perseverancia nos lleva a mejorar. Así, cuando cometa un fallo o la actividad no le salga a la primera, ayúdale a entenderlo como algo natural y una oportunidad para mejorar.
  • Permítele experimentar el logro. Si a tu hijo se le dificulta cierta actividad en concreto, ayúdale a practicar con tareas relativamente sencillas que sí estén a su alcance. Ofrécele las explicaciones e indicaciones necesarias y anímale a intentarlo hasta obtener el logro. Estos pequeños avances serán los que realmente construirán un buen autoconcepto, pues estarán basados en éxitos que realmente ha alcanzado por sus propios medios.

Los niños aprenden a automotivarse gracias al ejemplo

Como ves, todas las anteriores pautas involucran la ayuda de un adulto que motive inicialmente. Sin embargo, paso a paso el niño podrá hacer suyas esas herramientas y aprenderá a automotivarse. A base de práctica y repetición, aprenderá a prever las consecuencias a largo plazo y a no centrarse en la inmediatez. Sabrá encontrar sus propias formas de hacer más entretenida una actividad y podrá guiarse cuando una tarea no le salga a la primera.

Estos aprendizajes, aunque requieren de práctica y paciencia, son estrategias sumamente valiosas, pues ayudan a los niños a ser más independientes. Un menor que sabe regular sus emociones y sus procedimientos para aumentar su propia motivación, está preparado para hacer frente a retos de todo tipo. Y, finalmente, esto es lo que buscamos con la educación: autonomía para que puedan navegar el mundo sin necesitar que siempre estemos con ellos.

Bibliografía

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