El consumo de cafeína durante la lactancia no se considera prohibido. Existen muchos mitos acerca del café, sobre todo en lo que a embarazo se refiere. ¿Qué se dice sobre el consumo de café en la etapa de la lactancia? ¿Es bueno o malo? ¿Puede afectarnos de alguna manera?
El café podría ser muy bueno en dosis adecuadas, aunque también puede resultar dañino si se abusa de él. Hay muchos beneficios de la cafeína comprobados; sin embargo, también existen muchas mentiras.
Principales mitos sobre la cafeína
- Causa adicción. Este es uno de los mitos más grandes, el organismo se acostumbra rápidamente al consumo de la cafeína y genera tolerancia. No obstante, esta tolerancia puede revertirse tras un período corto sin ingerir esta sustancia según los expertos.
- Nos hace engordar. El café por sí solo no puede hacernos engordar. En todo caso, lo que causa un aumento en las calorías que consumimos, es cuando añadimos leche o crema y grandes cantidades de azúcar. De hecho, según la ciencia, la cafeína puede maximizar la pérdida de peso en el marco de una dieta hipocalórica.
- Perjudica a las embarazadas. Elevadas cantidades de cafeína podrían afectar la concentración y los nervios de la gestante. También puede afectar al bebé, quien podría ponerse más inquieto. Sin embargo, el consumo moderado de café en el embarazo, podría no tener mayores consecuencias. No obstante, altas dosis de cafeína pueden propiciar la pérdida del niño según algunos estudios. Hay cierta controversia sobre este tema como para realizar a día de hoy una afirmación sólida basada en la evidencia.
Cafeína y lactancia, ¿amigas o enemigas?
Ya desde que comienza el embarazo, la mujer comienza reducir o eliminar el consumo de café. En la mayoría de los casos es por decisión propia, pero a veces se aconseja una disminución de la ingesta de cafeína. Todo depende de lo mucho que tomemos café al día. También sucede que puede provocar más náuseas o acidez estomacal debido a la gestación.
Esta situación continúa durante todo el proceso, incluso llegamos a acostumbrarnos a dejarlo. Entonces, ¿qué pasa después que nace el bebé? ¿En qué momento podemos volver a la rutina de tomar café?
Después del parto tardamos en volver a la normalidad, sobre todo cuando comienza inmediatamente la etapa de lactancia. La dieta de la mujer que amamanta también debe adaptarse a la situación, que es diferente al embarazo, pero que tiene sus claves.
En general, la cafeína ingerida por la madre es capaz de pasar a la leche materna en cierta cantidad, y por consiguiente pasar al bebé. No obstante, los expertos agrupados por la Asociación Española de Pediatría, explican que la cafeína es segura durante la lactancia.
Pese a esto, sabemos que los excesos nunca son buenos. La cafeína podemos encontrarla principalmente en el café, pero algunas infusiones y refrescos también pueden contenerla.
¿Cuanta cafeína se puede consumir durante la lactancia?
Es recomendable mantener una ingesta de cafe de entre 2 a 3 tazas al día, lo que equivale aproximadamente a 300 miligramos de cafeína. Esto con el objetivo de evitar efectos adversos en el sistema nervioso del lactante. Además, la cantidad debe ser incluso menor en caso de que tu bebé tenga menos de 6 meses, ya que puede verse más afectado.
Por su parte, el organismo es capaz de eliminar casi la totalidad de cafeína al cabo de 4 o 5 horas. De esta manera, lo ideal sería amamantar al bebé en este periodo de tiempo para evitar que la sustancia pase a través de la leche y genere síntomas no deseados.
Si consideramos que el metabolismo de los bebés es mucho más lento que el de un adulto, entonces estos tendrán la cafeína en sus cuerpos por más tiempo. A partir de los cuatro meses, podría decirse que se iguala la velocidad metabólica de los bebés con los adultos. No obstante, en los primeros meses, el lactante puede sufrir los efectos de la cafeína en la leche.
La cafeína más allá del café
Las madres deben tener en cuenta que la cafeína puede encontrarse más allá del café, es decir, que puede obtenerse a partir de otras bebidas y alimentos. De hecho, según el tipo de café la concentración de cafeínas será mayor o menor. En general, una taza de café normal contiene entre 60 y 100 mg de cafeína.
De igual forma, no debemos olvidar que existen otras sustancias, como la teobromina y la teína, que son familiares directos de la caféina y producen los mismos efectos. El contenido de caféina y similares en otras bebidas y alimentos más allá del café es el siguiente:
- Bebida gaseosa de cola: 93 a 106 mg de cafeína.
- Té negro: 20 a 30 mg de cafeína y 4 a 6 de teína.
- Té verde: 15 mg de cafeína.
- Chocolate negro: 40 gramos contienen 194 mg de teobromina.
- Bebída energética: 100 a 230 mg de cafeína.
Además, existen numerosos farmacos que contienen cafeína como parte de su composición. En este sentido, un comprimido de aspirina aporta 50 mg de cafeína, la biodramina contiene hasta 50 mg y el desenfriol hasta 32 mg de cafeína por sobre.
Exceso de cafeína durante la lactancia
Como ya lo hemos comentado con anterioridad, la cafeína parece ser segura durante la lactancia si se consume con moderación. Si excedemos la cantidad de cafeína podríamos vernos afectadas de alguna manera.
Los efectos adversos en el lactante incluyen insomnio, dificultad para mantener el sueño, nerviosismo o problemas estomacales. Es posible que algunos de estos síntomas afecten también al bebé, siendo la irritabilidad y la alteración del sueño los más comunes.
Por otro lado, dosis mayores de 500 miligramos diarios de cafeína pueden generar efectos negativos más graves en el bebé. Esta concentración de cafeína puede disminuir los niveles de hierro de la leche materna y causar anemia en el lactante, aunque aún son necesarios más estudios al respecto.
De todos modos los estudios actuales no ofrecen resultados concluyentes sobre los efectos de la ingesta de cafeína en la salud del niño amamantado. Existen varias líneas de investigación que pretenden dilucidar los efectos positivos o negativos de esta práctica, pero todavía no se han desarrollado evidencias al respecto.
Además, se considera que algunas personas son más sensibles a esta sustancia. Por lo tanto, hay bebés que podrían presentar secuelas ante una mínima ingesta a través de la madre. De igual manera, algunos niños pueden ser bastante tolerantes, sin que les afecte para nada.
Por este motivo la principal recomendación es la prudencia. Lo mejor sería evitar el consumo de esta sustancia para no correr riesgos, pero en el caso de decidir ingerir café, que esta decisión sea tomada siempre desde la mesura.
¡Para tener en cuenta!
Cualquier bebida con cafeína que llegue al organismo de la madre que amamanta pasa inmediatamente a su leche. Transcurridos unos noventa minutos después de la ingesta, es cuando se localizan los picos más altos de esta sustancia en el producto. Es por eso que se calcula que al menos el 10 % de la cafeína que la madre consume, llega directamente al bebé.
La cafeína no daña la leche, solo se concentra en esta. Al niño le puede afectar porque pasa mucho tiempo en su organismo. Mientras más cantidad hayamos tomado, los efectos podrían ser mayores. Lo recomendable en estos casos, es reducir la dosis de café diaria, e incluso suprimirla temporalmente para evitar así correr riesgos.
Bibliografía
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