Consumo de azúcar y lactancia: qué debes saber
Un consumo elevado de azúcar durante la lactancia podría ser contraproducente para la salud del bebé. La leche materna contiene carbohidratos simples en su interior por norma general, pero un exceso de los mismos es capaz de incrementar la incidencia de las patologías metabólicas en el niño con el paso de los años.
Por este motivo, no solo hay que cuidar la dieta durante el embarazo, sino también en el periodo de lactancia. Hay que asegurar que se evita el consumo de tóxicos y de sustancias que puedan pasar a la leche materna y generar un perjuicio para el bebé, que todavía se encuentra en desarrollo a nivel interno.
El azúcar y la leche materna
De acuerdo con un estudio publicado en la revista The American Journal of Clinical Nutrition, un consumo elevado de azúcar durante el embarazo puede condicionar el índice de masa corporal del futuro bebé. En este sentido, hay que reducir el aporte de carbohidratos simples para prevenir situaciones de obesidad.
Sin embargo, la importancia de que la madre mantenga una buena dieta no se reduce a la gestación en sí. Se extiende también durante todo el periodo de lactancia materna, ya que el consumo de determinadas sustancias puede hacer variar la composición nutricional del principal alimento para el bebé.
Según una investigación publicada en la revista The American Journal of Clinical Nutrition, la exposición de la madre a altos niveles de fructosa en la dieta puede condicionar negativamente el desarrollo cerebral del bebé. Por este motivo, hay que regular el consumo de este nutriente en la alimentación.
Una alimentación alta en azúcar en la lactancia puede dañar el hígado del niño
Se ha demostrado que el consumo de bebidas azucaradas o de alimentos con alto contenido en carbohidratos simples durante las primeras etapas de la vida resulta perjudicial para el metabolismo. Pero lo cierto es que este hábito en la dieta de la madre también afecta al desarrollo de los órganos del bebé.
Si la mujer se expone al azúcar en grandes cantidades será más probable que el niño experimente problemas hepáticos o cardiovasculares durante la adolescencia o en la edad adulta.
Lo mismo sucede con la diabetes, ya que se generará una situación de resistencia a la insulina debido a la presencia elevada de fructosa en la leche materna.
Hay que tener en cuenta que esta alteración del valor nutricional impacta sobre la composición corporal del niño.
En un estudio publicado en la revista Nutrients se observa un mayor peso corporal y de masa grasa por cada microgramo más alto de fructosa en la leche materna. Si bien es difícil establecer una relación de causa y efecto es un dato a tener en cuenta.
Al mismo tiempo, es importante recordar que los niveles de grasa subcutánea pueden influir de forma relevante sobre el estado de salud durante todas las etapas de la vida.
La dieta saludable durante la lactancia materna
Lo óptimo es que la dieta de la madre lactante se base en el consumo de alimentos frescos. Es importante que se reduzcan al máximo los ultraprocesados industriales, ya que contienen dosis excesivas de azúcares simples y de grasas trans que pueden incidir sobre el valor nutricional de la leche materna.
Además, hay que evitar los refrescos. La glucosa o la fructosa administradas por un medio líquido impactan de forma más directa sobre el metabolismo. Se consideran los carbohidratos simples más peligrosos.
Asimismo, tampoco es conveniente el aporte regular de edulcorantes artificiales o de grandes cantidades de sal. Por supuesto, será necesario restringir el alcohol. Sin embargo, a diferencia de periodos anteriores, ya son tolerables unas cantidades superiores de cafeína sin que esto perjudique a la salud del bebé.
Es importante reducir el consumo de azúcar durante la lactancia
Es cierto que durante la lactancia las necesidades energéticas siguen aumentadas. No solo hay que satisfacer los requerimientos de la madre, sino que también es preciso asegurar la producción de una leche materna de calidad para que el bebé se nutra de forma correcta.
Sin embargo, esto no quiere decir que todos los alimentos sean bienvenidos en la dieta de la mujer. Al contrario. Es óptimo que predominen los frescos, mientras que la ingesta de ultraprocesados y de productos con elevado contenido en azúcares simples ha de mantenerse muy limitada.
Por otra parte, sigue siendo necesario tener cuidado con los elementos tóxicos como el alcohol y las drogas. Incluso algunas infusiones podrían resultar perjudiciales por el paso de sus componentes a la leche materna.
Ante la duda, lo mejor es consultar con el especialista para que este confirme qué se puede comer y qué no.
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