Gestionar el aula de una forma eficaz es una de las tareas más importantes del profesor y, tal vez, la más difícil. Esto es así sobre todo para los nuevos profesores. Pero puede ser una lucha incluso para los maestros veteranos, ya que también pueden encontrarse con alumnos que desafíen sus métodos.
La gestión del aula incluye todas las estrategias que un profesor despliega para organizar y ordenar a los estudiantes, los materiales de aprendizaje, el espacio y el uso del tiempo de clase para maximizar la eficiencia de la enseñanza y el aprendizaje.
Ya que cada clase y cada estudiante representan un reto diferente, cada maestro debe buscar las estrategias que mejor funcionen a la hora de gestionar el aula para sus alumnos. Vamos a ver algunas de las estrategias efectivas de manejo del aula para facilitar la creación de un ambiente que ayude en la enseñanza y en el aprendizaje.
Establecer una relación positiva con los alumnos para gestionar el aula
No hay que dejar las relaciones al azar si queremos sacar el máximo provecho de la gestión del aula. Los expertos reconocen que la relación maestro-alumno es la base de una gestión eficaz del aula. Es lógico, ya que todos queremos sentirnos cuidados y valorados por aquellos que son importantes para nosotros en nuestro entorno.
Establecer relaciones positivas promueve un sentido de pertenencia al grupo y anima a los estudiantes a participar de forma cooperativa. Además, esto les ayuda a desarrollar confianza para experimentar y tener éxito en un entorno de aprendizaje en el que no están limitados por el miedo al fracaso.
¿Cómo se puede desarrollar una relación positiva entre maestro y alumno?
Proporcionar una estructura clara a medida que los estudiantes responden positivamente a un ambiente de aprendizaje estructurado. Como profesor hay que aclarar las expectativas a la clase.
Es decir, las normas y reglas deben ser prácticas y estar reforzadas de forma coherente. Haciendo esto, la confianza que los estudiantes tendrán puede crecer de manera significativa.
Asimismo, hay que tratar siempre a los alumnos con respeto, así como crear un ambiente de aprendizaje agradable. De esta manera, estaremos fomentando su participación y el desarrollo de habilidades sociales.
Establecer una rutina a la hora de gestionar el aula
En un estudio de la Universidad de Louisiana que evalúa las características de los maestros efectivos, los investigadores encontraron que los instructores que usan las rutinas del aula como un medio para hacer cumplir altos estándares de conducta en el aula disfrutan de un éxito mayor.
Para mantener un ambiente de aprendizaje positivo y ordenado, hay que establecer una rutina y un sistema para las tareas y actividades diarios. Hay que ir desde lo general hasta lo específico.
Por ejemplo, para alumnos que no avancen en una tarea, crearemos pautas claras conocidas por ellos en las que puede buscar ayuda. Una de ellas puede ser pedir ayuda a sus compañeros. Si así tampoco se resuelve su problema, pedir ayuda del profesor.
Disposición flexible de los sitios en clase
En la Universidad de Minnesota, en 2012, un estudio demostró que el ajuste físico del entorno del aula puede fomentar una mayor colaboración entre alumnos y profesores. También más comunicación e interacción. El ubicarse de una forma flexible en el aula puede facilitar la interacción profesor-alumno.
Hacer esto funcionará mucho mejor que la típica estructura de profesor enfrentado, colocado en frente de los alumnos, afirma Sheryl Feinstein.
“Además, la novedad y la estimulación de que los estudiantes disfrutan a través de una clase interactiva y cambiante tiene un impacto positivo en el comportamiento”.
-Sheryl Feinstein-
Las aulas con pupitres colocados de forma flexible pueden resolver un problema que se ve a menudo en las aulas con pupitres fijos. En las aulas con pupitres fijos los alumnos tienden a buscar su propia estimulación a través del movimiento, la conversación fuera de la tarea o las conductas perturbadoras.
Estos enfoques a nivel de clase para manejar de forma efectiva el aula funcionan en todas las materias y niveles. No se necesitan grandes apoyos administrativos para realizarlos y deberían permitirnos establecer un entorno ordenado que sea también amigable y atractivo.
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- D. Christopher Brooks. Space and Consequences: The Impact of Different Formal Learning Spaces on Instructor and Student Behavior. University of Minnesota, 2012.
- Sheryl Feinstein. From the Brain to the Classroom. Hardcover. 2014.