En la vida y por lo general, todo lo que comienza en algún momento termina. No obstante, cuando se trata del amor de pareja, esperamos que el final no llegue jamás y mucho menos si hay niños en el medio, ya que nos enfrentaríamos a la difícil situación de decirles a los niños que nos separamos.
En todas las relaciones existe un porcentaje de probabilidad de que, por variadas circunstancias, esta llegue a su fin. Cuando se tiene familia, siempre hay que evaluar, por muy duro que sea, qué es lo mejor para todos.
¿Cómo abordar a esos pequeños que ven en sus padres a los seres más maravillosos y decirles que ya no viven en el mismo techo sin que esto afecte de manera drástica su existencia?
Cuando se tienen hijos, es necesario preparar bien el terreno por lo menos unos meses antes y haber agotado todas las opciones para salvar la relación de pareja. Luego sí, se puede explicar que lo mejor para el núcleo familiar es la separación definitiva de los padres.
Sin duda alguna, dicha decisión va a afectar a los pequeños de la casa. Incluso podría crear en ellos muchos sentimientos que posiblemente no sabrían manejar, como la culpa, la frustración y el enojo.
Para aminorar un poco el impacto de esta fuerte noticia, es necesario buscar herramientas que hagan este momento un poco más llevadero y menos doloroso para los niños.
¿Cómo explicarle a los niños que nos separamos?
El por qué
Es importante explicar con mucho tacto a los infantes por qué nos separamos; por supuesto, es mejor evitar dar detalles. También debemos decirles que fue una decisión tomada en consenso, aún cuando la realidad fuese distinta.
Reunión del núcleo familiar
Al confirmar que la ruptura de la relación es irreversible, lo mejor que pueden hacer es darle la información de manera conjunta. Así, los niños sienten que incluso cuando se terminó el amor, siguen manejando las situaciones como familia.
Tampoco es recomendable hacerle ver a los niños que el acto de separación es algo de poca importancia y que pronto pasará el dolor que produce el rompimiento del núcleo familiar. Los padres deben ser sinceros al respecto, hablar de una manera clara y serena sobre el proceso y hacer énfasis en que ellos estarán para apoyarse aún cuando se torne difícil.
Buscar las palabras adecuadas
Es aconsejable evitar frases como “ya no nos queremos”, o “el amor se acabó”. Eso podría causar mucho daño emocional en el pequeño que solo vio cariño entre sus padres y al que siempre se le dijo que era fruto del amor.
Por eso, lo mejor es hacerle ver lo importante que es, demostrar que todo se termina en buenos términos y brindarle mucho amor. Este es un proceso en el que no solo el adulto sufre por el fracaso de su relación, sino que sus hijos también sienten la pérdida de lo que pueden considerar lo más valioso de sus vidas: su familia.
Hacer que sean parte de la conversación
Sentarse con los niños a conversar del tema es de suma importancia para ambas partes. Esto permite saber qué sienten y piensan al respecto; es importante que los pequeños dejen claras sus dudas y afirmarles que se les brindara todo el apoyo en el proceso de separación.
“Los padres deben ser sinceros al respecto, hablar de una manera clara y serena sobre el proceso y hacer énfasis en que ellos estarán para apoyarse aún cuando se torne difícil”
Comprometerse a seguir siendo los mejores padres
Es esencial mantener a los pequeños informados de dónde y cómo podrán contactar a sus padres; se ha de aclarar que la relación entre ellos no tiene porque cambiar.
Aunque parezca difícil, es momento de fortalecer la confianza entre hijos y padres. Por esta razón, lo más recomendable es no prometer nunca lo que no se podrá cumplir, ya que esto ocasiona grandes heridas en los niños; ellos no son culpables de lo que está sucediendo entre papá y mamá.
No buscar culpables
Es imperativo evitar el hecho de señalar a la contraparte como el o la culpable de que la relación de pareja se acabe y, por tanto, la familia se divida. En ese momento hay mucho rencor, dolor y ganas de echarse en cara el uno al otro las fallas que han tenido en la relación, ya que hacer pasar por un momento tan duro a los pequeños no es nada fácil.
Sin embargo, aunque les sea muy difícil, lo mejor es no acusar a la expareja de ser responsable por el desvanecimiento del lecho familiar. No hace falta darle a conocer a los hijos quien es el causante de la separación. De hacerlo, las probabilidades de propiciar rebeldía y mal comportamiento debido al resentimiento son elevadas.
Cuando nos separamos, enfrentar con cautela y cabeza fría la situación, pese al dolor que esto pueda causar en ambas partes, siempre ayudará a que el proceso sea más llevadero. Demostrar a los hijos madurez emocional fomentará en ellos bases sólidas en sus relaciones futuras, sin crear traumas que pudiesen perturbar su desarrollo psicológico.
En último lugar, no debemos olvidar que los hijos no se divorcian, son los padres que ya no desean vivir juntos; los niños deben quedar al margen de toda situación relacionada con la separación.
Ellos por ningún motivo deben perder el contacto con sus progenitores, ni tampoco con sus familiares por decisiones arbitrarias por una de las partes sin justificación alguna. Las relaciones de pareja terminan, pero el amor de la familia es infinito.
Bibliografía
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