La autoestima se refiere a la propia valoración, al hecho de creernos capaces y valiosos. Se forma a lo largo del tiempo y a partir de las diferentes experiencias, y constituye uno de los pilares fundamentales para nuestra salud mental.
Sin dudas, el desempeño académico es un factor que incide en la autoestima de los niños, niñas y adolescentes. Aun así, para muchos las calificaciones se ponderan de manera aislada, como si se tratara de un resultado al que se llega de manera lineal y no a través del esfuerzo.
Por eso, vale la pena tomarse unos minutos para comprender cómo es la relación entre las calificaciones y el bienestar emocional de tus hijos.
Las notas impactan sobre la autoestima de tus hijos
En primer lugar, es importante saber que el desempeño escolar de los niños y niñas depende de diversos factores. Es decir, de la comprensión, del clima emocional en la escuela y en el hogar, de la posibilidad de sufrir acoso escolar, entre otras cuestiones.
Por eso, la primera reacción de los padres ante una mala calificación de sus hijos debe ser muy medida. Antes de enojarse o de acusarlos de pereza, lo mejor es mirar todo el contexto y tratar de detectar algunas señales que indiquen algo más.
A su vez, el aspecto emocional de los jóvenes no puede ser dejado de lado cuando hablamos de desempeño académico. El aprendizaje no es un acto meramente racional, sino que está condicionado por la esfera psíquica de la persona.
Por otro lado, hay que tener en cuenta el hecho de que las notas fomentan la competencia entre los pares. Así, una pregunta frecuente entre ellos es ¿qué nota obtuviste en el examen? De esta forma, es necesario enseñarles que detrás de una calificación hay mucho más que un número: existe un proceso de aprendizaje, cierto grado de esfuerzo, constancia y voluntad.
Qué tener en cuenta sobe la autoestima de tus hijos y las notas escolares
A continuación, te acercamos algunas recomendaciones para implementar con tus hijos a la hora de valorar su desempeño académico y fomentar su autoestima.
Ofréceles ayuda
Cuando tus hijos lleguen a casa con una mala nota, lo primero que debes hacer es preguntarles qué ha ocurrido. Seguramente, a través de una conversación empática y con una escucha activa, encontrarás más respuestas que con tus suposiciones.
En segundo lugar, bríndales tu apoyo para superar las dificultades, ya sea para enseñarles a organizarse o a asimilar mejor los conceptos con las técnicas de estudio más apropiadas para ellos. Para algunos, es más fácil escuchar a alguien hablar, mientras que para otros es mejor dibujar mapas conceptuales o hacer resúmenes.
No suprimas sus tiempos de ocio
Muchas veces, los adultos suspenden las actividades favoritas de sus hijos cuando llegan a casa con una mala nota, como si todas esas horas fueran a optimizar el estudio. Los niños, niñas y adolescentes precisan momentos de recreación y de diversión, pues son justamente los que los ayudarán a afrontar los obstáculos escolares, a liberar energía y a motivarse para seguir adelante.
Castigarlos y quitarles algo que disfrutan no solo los hará rechazar aún más el estudio, sino que tampoco les resolverá el problema en cuestión. Ahora bien, si tu hijo no estudia porque pasa muchas horas en el club, puedes ayudarlo a que administre mejor su tiempo.
Refuerza aquellos aspectos positivos de tus hijos
Una buena autoestima nos permite movilizar recursos para resolver situaciones complejas y superar obstáculos. Por ello, es bueno reconocerles a los chicos el esfuerzo por aprender y alentar cada uno de sus logros.
Educa en valores
Hay que transmitir el mensaje de que una calificación no debe ser el “caballito de batalla” para hacer burlas o creerse superior a otras personas. Por el contrario, es necesario fortalecer el espíritu colaborativo y reforzar el hecho de que todos pueden aprender y enseñarse mutuamente.
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Di “no” a las etiquetas
“Orejas de burro”, “perezoso”, “vago” son etiquetas muy escuchadas y bastante dañinas. Los adultos solemos usarlas con el objetivo de llamar la atención de los chicos, como si así fueran a despabilarse. Por el contrario, los efectos de nuestras palabras pueden resultar muy perjudiciales e incluso, hacerlos sentir un verdadero fracaso.
Aunque las notas puedan ser un indicador del desempeño, no son el único parámetro. Es importante reconocer otros aspectos clave, como la capacidad de pensar y de emitir opiniones propias, de cuestionar situaciones, de tener un espíritu crítico y creativo y de encontrar sus propias respuestas.
En definitiva, la escuela debe ser un espacio en donde además de conocer algoritmos matemáticos o reglas de ortografía, también podamos adquirir habilidades para la vida.
Por último, también debemos revisar cuáles son nuestras exigencias y expectativas en torno a nuestros hijos para evitar sobrecargarlos. En ocasiones deseamos que sean brillantes y prevemos una agenda de estudio de tiempo completo: salen de la escuela para pasar a clases de piano, de inglés y de francés.
Sin dudas, acaban por convertirse en niños estresados, sumidos en un ritmo vertiginoso para satisfacer los deseos de sus progenitores. Es valioso respetar sus preferencias, darles opciones y plantearles desafíos acordes a su edad y a sus posibilidades.
Bibliografía
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