Impacto de las comidas rápidas más populares en la salud de los niños

Las comidas rápidas pueden impactar de manera desfavorable en la salud física y mental de los niños. Por eso, la familia debe tomar medidas desde la casa para procurar una mejor alimentación.
Impacto de las comidas rápidas más populares en la salud de los niños
María Patricia Piñero

Escrito y verificado por la nutricionista María Patricia Piñero.

Última actualización: 03 mayo, 2023

Las comidas rápidas son de las más vendidas en todo el mundo, pero también de las más adictivas. Su sabor, la rapidez de la preparación y lo apetitosas que pueden ser son las características que más nos tientan. Sin embargo, la ciencia asegura que están ligadas a ciertas enfermedades desde temprana edad. Por ello, en este artículo abordaremos el impacto de las comidas rápidas más populares en la salud de los niños.

El consumo excesivo de comida rápida puede poner en riesgo la nutrición del menor, bien sea por déficit o por exceso. ¿Qué consecuencias pueden provocar en la infancia?, ¿cómo afectan sus requerimientos? y, ¿cómo sustituirlas por comidas más saludables? Estos son algunos de los puntos que desarrollaremos en este artículo.

¿Qué son las comidas rápidas y cómo afectan los requerimientos de nuestros hijos?

Como lo explica una revisión de la revista Medical & Clinical Reviews, las comidas rápidas son aquellas que se pueden servir «listas para comer» en un tiempo corto. Este término y el de «comida chatarra» se han usado como sinónimos, pero hay algunas diferencias. Así, algunas comidas rápidas, según sus ingredientes, pueden considerarse chatarra. Por ejemplo, si sus ingredientes son muy calóricos, tienen exceso de azúcares, de sal, aditivos y grasas trans.

Entre las comidas rápidas populares en los niños están las hamburguesas, las pizzas, los nuggets, el pollo frito, las papas fritas, los tacos, las salchichas, los dulces preparados, los helados, los postres, las donas y las gaseosas, entre otras.

¿Cómo afectan las comidas rápidas a los requerimientos nutricionales del niño?

El rápido crecimiento y desarrollo de los niños exige una alimentación equilibrada con una distribución apropiada en sus nutrientes. La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria recomienda que las calorías totales diarias se distribuyan entre 50 a 60 % de carbohidratos (solo un 10 % de refinados), 10 a 15 % de proteínas y 30 a 35 % de grasas (equilibradas en animales y vegetales).

¿Son equilibradas las comidas rápidas? Analicemos una pizza de tamaño personal extra queso de 232 gramos. Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) esto es lo que aporta:

  • Calorías: 630 Kcal.
  • Proteínas: 26 gramos.
  • Grasas: 25 gramos.
  • Grasa saturada: 10 gramos.
  • Carbohidratos: 74 gramos.

Para un niño en edad escolar entre 7 y 12 años, se recomiendan 2000 calorías al día. La pizza personal le aporta un 30 % de todas las calorías del día. Por su parte, de los nutrientes que deben ingerir, las proteínas alcanzan el 50 %, las grasas casi el 40 % y los carbohidratos el 30 %. Sin duda, estos valores representan un excedente, ya que hay que considerar el resto de las comidas.

El exceso de comida rápida en el menú infantil desequilibra los requerimientos nutricionales de los niños.


Conoce cuál es el impacto de las comidas rápidas en la salud de los niños

Con la mirada puesta sobre el efecto de las comidas rápidas en el requerimiento de los niños, es lógico pensar que su consumo frecuente afecta su salud a corto, mediano y largo plazo. Veamos qué refieren las evidencias.

Problemas digestivos

A corto plazo, el consumo excesivo de comidas rápidas puede provocar trastornos digestivos en los niños. Estas comidas se caracterizan por un exceso de grasa saturada y trans, que provoca una digestión más lenta, acompañada de reflujo y acidez.

Posibles perturbaciones del sueño

Las perturbaciones del sueño pueden aparecer a mediano plazo, según la frecuencia de consumo. En este sentido, la revista Public Health Nutrition, estudió los patrones en niños que consumían bebidas azucaradas de manera regular. Así, encontraron que el consumo de gaseosas (al menos 1 vez al día), provocaba un sueño más corto. Por su parte, los que tomaban estas bebidas una vez a la semana o nunca, tenían sueños más largos y profundos.

Obesidad y sobrepeso

A mediano plazo, la obesidad y el sobrepeso son de las consecuencias más temidas en la población infantil. Tal como lo exponen los autores de un artículo publicado en BMJ Open, hay una relación significativa entre el consumo de comida rápida y un mayor índice de masa corporal (IMC) en niños y adolescentes.

Por su parte, distintos estudios analizados en la revista Obesity Reviews, en 2019, concluyen que las visitas excesivas a restaurantes de comidas rápidas también se convierte en un factor de riesgo para la obesidad infantil. Hay que recordar que la obesidad puede ser un punto de partida para otras enfermedades crónicas no trasmisibles en la edad adulta, como diabetes tipo 2, trastorno metabólico o enfermedades cardiovasculares.

Problemas de comportamiento e hiperactividad

La conducta del niño y del adolescente también se altera por la comida rápida. En un estudio publicado en el Journal of Affective Disorders  se detectó una mayor tasa de intentos de suicidio en los jóvenes estudiados que consumían este tipo de alimentos respecto a los que no los consumían. No obstante, debido al tipo de diseño del estudio, no se puede establecer una relación de causalidad entre ambos fenómenos.

Por su parte, en 2022 la revista SAGE Open dio a conocer una correlación positiva entre la frecuencia de consumo de comidas rápidas y el desarrollo de conductas agresivas en los adolescentes.

Además, otro trabajo difundido por la revista European Journal of Clinical Nutrititon, concluyó algo sorprendente: el 33 % de los niños que comían «alimentos chatarra» en la primera infancia, puntuaban más alto que el resto en la subescala de hiperactividad de un cuestionario para padres tomado a los 7 años de edad.

Disminución del rendimiento académico

A largo plazo, la frecuencia de consumo de comida rápida también podría afectar el rendimiento escolar de los niños. En este sentido, las doctoras Purtell y Gershoff encontraron que el alto nivel de consumo de este tipo de alimentos sería un indicador negativo en el desarrollo de las habilidades académicas. Y vale mencionar que se consideró como alto nivel a la ingesta de hamburguesas, pizzas, pollo frito, tacos y gaseosas más de 4 veces a la semana.

De acuerdo con diversos estudios, las comidas rápidas también se relacionan con asma, rinitis alérgica, eccema severo y rino-conjuntivitis grave, entre otros problemas.

Asma y enfermedades alérgicas

De acuerdo con la sensibilidad del niño, este problema de salud se puede presentar a corto o mediano plazo. En este sentido, la revista Respirology, en 2018, dejó claro que el consumo de hamburguesas y la probabilidad de desarrollar asma grave sería una asociación dosis-dependiente.

Depresión

Tal como se indica en la revista Anales de Pediatría Continuada, la depresión en niños y adolescentes afecta el desarrollo, el rendimiento académico y las relaciones interpersonales. Asimismo, un estudio realizado en adolescentes y publicado en la revista Nutrients indicó que el alto consumo de alimentos ultrapocesados podría aumentar los síntomas asociados con una mala salud mental.



¿Cómo adaptar las comidas rápidas para que sean más saludables?

Las comidas rápidas se caracterizan por sus ingredientes grasosos, salados, calóricos y poco nutritivos. Sin embargo, al sustituir algunos de ellos podemos transformarlas en preparaciones más saludables. Aquí, te brindamos algunos tips:

  • Hamburguesas: puedes cambiar el pan de trigo refinado por pan integral cubierto con semillas de sésamo. Prepara la carne con cortes sin grasa o pollo sin piel, a la plancha o a la brasa. Las carnes de lentejas o soja son buenas opciones.
  • Papas fritas: sustitúyelas por papas al horno con un poco de romero y tomillo.
  • Pizza: prepárala con pan pita integral, queso cottage, vegetales, champiñones y salsa natural de tomate y cebolla.
  • Frutas enteras frescas: úsalas como postre de preferencia en los restaurantes y las ensaladas como entradas.
  • Gaseosas: en su lugar, puedes ofrecer jugos de frutas naturales, té o leche bien fría.

¿Los niños deben olvidarse de las comidas rápidas?

El impacto de las comidas rápidas más populares en la salud de los niños es contundente. La frecuencia de consumo y el uso excesivo de ingredientes perjudiciales es lo que más afecta. Por eso, se deben buscar alternativas para no privar por completo a nuestros hijos de una comida apetitosa que también les causa alegría.

Para ello, se pueden usar ingredientes saludables que aumenten el valor de fibras, vitaminas, minerales y grasas beneficiosas. Por ejemplo, harinas integrales, proteínas magras, aceite de oliva y aderezos a base de yogur.

Además, no olvides dar educación en salud y nutrición con el modelaje familiar, desde la compra de alimentos hasta la preparación de recetas saludables y la promoción de buenos hábitos alimentarios. Por último, no es descabellado invitarlos una vez cada mes a degustar una comida rápida, aunque siempre con la guía y la orientación de lo aprendido en casa.


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