Tú, que acabas de convertirte en una madre primeriza y tu mundo ha cambiado por completo. Te escribo esta carta que a mí me habría gustado recibir cuando me convertí en madre por primera vez. Ante todo, ¡Felicidades!, has conseguido llevar en tu vientre durante 9 meses a tu hijo y lo has traído al mundo. Tú has cuidado cada centímetro de tu cuerpo, lo has mimado, lo has querido y te has preocupado de hacer todo lo que debías para que tu hijo viniera al mundo fuerte y sano. Siéntete orgullosa, porque no es para menos.
Después de recibir a tu bebé y de llenarte de alegría, también te sientes con muchas inseguridades, miedos e incertidumbres, lo sé, a mí también me pasó. Seguro que durante todo el embarazo te has informado de todo lo relativo al mismo y al parto, pero ¿y el postparto? Estate tranquila, es normal que te sientas asustada y perdida, también me pasó a mí y a todas las otras madres…
Es normal que una madre primeriza tenga miedos
Ahora que vuelves a casa con tu hijo y abandonas el hospital, te sientes nerviosa. Te surgen dudas acerca de si lo harás bien, de si serás una buena madre, pero no olvides que eres la mejor mamá que tu bebé necesita. Cuando todavía estás en proceso de recuperación del parto, ya tienes la responsabilidad de cuidar a un bebé indefenso que necesita de tu atención cada poco tiempo. No puedes dormir lo que necesitarías, no descansas bien, te cuesta recuperarte. Estás en un momento vulnerable, tanto física como emocionalmente. Te estás enfrentando al mayor reto de tu vida, al más desconocido y sientes que no estás preparada.
Calma, todas nos hemos sentido así. Yo también me sentí así. Aunque pienses que no estás preparada, sí lo estás, tienes que confiar en ti misma y en tu instinto. Lo único que necesita ahora tu hijo es tu amor, tu alimento y tus cuidados. Si tú estás bien, él también lo estará. Los bebés notan nuestro estado de ánimo. Si estamos nerviosas o con miedo, ellos lo sienten y se ponen más irritables. Piensa que hasta hace muy poco, erais uno y, aun fuera de tu vientre, el bebé sigue sintiéndose parte de ti.
Ser madre es un aprendizaje
Nadie nace con un libro de instrucciones, ni sabe hacer todo en su vida. Ser madre también se aprende. Además, está el instinto, ese que te dice lo que necesita tu hijo, cómo se siente y qué debes hacer. Surgirán momentos de cansancio: “¡no puedo más, estoy muy cansada!”; de miedo: “¡se me resbalará a la hora del baño, es que es muy pequeño!”; de dudas: “¿lo estaré haciendo bien?”, “¿soy una buena madre?”; y de frustración: “¡no consigo que se agarre al pecho, no sé qué más hacer!”
La cuarentena son días complicados para una madre primeriza
Después del parto, tendrás cuarenta días, la cuarentena, que serán difíciles para algunas madres más que para otras. Al final son unos días complicados porque las hormonas están todavía revueltas y estás adaptándote a tu nueva situación. Sientes cada emoción de forma intensa, estás cansada, las horas se pasan y tienes la sensación de que no has hecho nada de lo que tenías pendiente. Esto acaba superándote y te sientes agobiada. No tienes que sobre esforzarte, tienes que hacer lo que puedas. Y lo que no, no hacerlo. Aprende a pedir ayuda y déjate ayudar.
Ahora, tu relación de pareja ha cambiado. Ya no tienes el mismo tiempo que antes para dedicárselo a tu pareja. Ahora ya sois una familia. En cuanto a la intimidad, estás en el postparto y te estás recuperando. Puede que no te sientas preparada o que no te apetezca tener relaciones. Esto para los hombres puede no ser fácil y tienen que aceptar que ahora tienes el rol de madre, así como él, el de padre. No te preocupes, todo pasará y volveréis a tener encuentros muy satisfactorios para ambos.
Puede que seas una madre primeriza, pero no necesitas instrucciones de nadie
Ahora que acabas de convertirte en madre, lo que más escucharás son consejos que pueden llegarte a agobiar: “No lo cojas tanto en brazos que se malacostumbra”, “tiene frío, tiene las manitas heladas, tápalo”, “tiene hambre, póntelo otra vez al pecho”, “no lo pongas boca arriba”, “está llorando porque tiene hambre”. Estas son muchas de las frases que oirás; unas te servirán, pero otras conseguirán molestarte. Tú eres la madre de tu hijo y nadie mejor que tú sabe lo que necesita.
Tienes que armarte de paciencia, cada niño es diferente y tú lo conoces mejor que nadie. Tampoco te digo que no escuches los consejos. Las personas te los dicen para intentar ayudar. Aun así, tú eres la que decide si ese consejo va o no contigo o con tu forma de criar a tu bebé.
Tras los primeros tres meses todo parece que encaja, que ya comienzas una rutina y que todo es más sencillo. Si te decidiste por la lactancia materna, ya parece que no tiene problemas de agarre. Ahora ves la maternidad como algo maravilloso y tú vuelves a ser esa mujer de siempre, pero que ahora también es madre. Ahora sentirás que puedes hacer y conseguir muchas más cosas de las que creías que podrías.
Tú eres la mejor mamá para tu bebé
No eres una madre primeriza sin más, eres la madre de tu bebé, su mundo. Eres la que lo alimenta, la que le da amor y todo lo que necesita. No dejes que te hablen como si no supieras hacerlo, pues lo sabes de sobra. Tú has llevado en el vientre a tu bebé durante 9 meses y ahora lo has traído al mundo. Tu cuerpo ha sabido crear y tu ser y tu alma lo sabrán criar.
Bibliografía
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