Observar cambios en la coloración de la caca o las heces es algo muy habitual en la infancia. No obstante, no todos ellos son normales y es importante conocer ante qué signos consultar al pediatra. La caca blanca en los niños es una señal de alarma y te vamos a contar por qué ocurre. ¡No dejes de leer!
Las causas por las que las heces pueden tornarse blanquecinas son muy variadas. Todas ellas son condiciones de salud que ameritan la evaluación inmediata por parte del pediatra, sobre todo si aparecen en las primeras semanas de vida.
¿Qué representa la caca blanca?
Este tipo de caca o heces se denomina acolia y representa la falta de su pigmento habitual, llamado estercobilinógeno. Esta sustancia se produce en el hígado y se encuentra en la bilis.
La bilis es líquido producido en el hígado y almacenado en la vesícula biliar con funciones muy importantes. La misma viaja a través del conducto cístico y del colédoco hasta desembocar en la segunda porción del duodeno. Una de las principales utilidades de esta sustancia es la digestión de las grasas, así como la excreción de materiales de desecho.
¿Por qué se produce la acolia?
Cuando por algún motivo la bilis no logra alcanzar el tubo digestivo, la materia fecal queda más pálida o totalmente blanca. Existen muchas condiciones capaces de generar esta situación y se las clasifica según el sitio en el que ocurren:
- Causas intrahepáticas: son las enfermedades que se producen dentro del hígado y que afectan, principalmente, a la producción de la bilis. Entre ellas, se destacan las hepatitis, las cuales generan caca blanca en los niños durante el periodo ictérico, de acuerdo con una publicación de Pediatría Integral.
- Causas extrahepáticas: incluyen a aquellas condiciones que provocan una obstrucción en los conductos de salida de la bilis (vía biliar), en algún punto del trayecto que une el hígado con el intestino. Por ejemplo, la atresia biliar, donde la acolia se presenta entre las 2 y las 6 semanas de vida, como lo sugieren algunos estudios.
De una u otra forma, el resultado es el mismo: la bilis no alcanza su destino final y las heces quedan descoloridas.
Cuando se detiene el flujo en la vía biliar, la bilis queda retenida en el interior de las células hepáticas (hepatocitos) y esto provoca un daño en el funcionamiento y en la estructura del hígado. Esta condición se conoce como colestasis.
Por otro lado, existen ciertas sustancias capaces de generar caca blanca en los niños. La realización de radiografías del tubo digestivo con bario puede generar la pigmentación en las heces durante algunos días. La ingesta de antiácidos con hidróxido de aluminio también pueden ser responsables del problema.
Enfermedades vinculadas a la caca blanca
Tal y como lo señala Johns Hopkins Medicine, la tonalidad frente a este tipo de episodios se puede presentar también en amarillo pálido o gris tiza. Recopilamos una lista de posibles enfermedades asociadas a la caca blanca en los niños:
- Infecciones perinatales.
- Atresia biliar.
- Malformaciones de la vía biliar, como quistes de colédoco.
- Hepatitis (virales, tóxicas o por fármacos).
- Enfermedades genéticas, como el síndrome de Alagille.
- Errores innatos del metabolismo como la deficiencia e la alfa-1-antitripsina.
- Ictericia del lactante.
- Defectos hereditarios, como la colestasis intrahepática familiar progresiva (CIFP).
- Tumores de la vía biliar o de la cabeza del páncreas.
- Colangitis esclerosante primaria.
- Trastornos autoinmunitarios.
Todas estas condiciones de salud pueden causar un síndrome colestásico y, en consecuencia, caca blanca en los niños. Es importante saber que no todas se manifiestan en las mismas etapas de la vida. Se requiere la consulta con el especialista en hepatología infantil para arribar al diagnóstico final.
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¿Qué otros síntomas acompañan a la caca blanca en los niños?
Como mencionamos anteriormente, cuando la bilis no alcanza el intestino queda retenida dentro del hígado. Esto genera varios daños que provocan signos y síntomas notables en el niño. A continuación, detallamos aquellos que con mayor frecuencia acompañan a las cacas o heces blancas:
- Aumento de tamaño del hígado (hepatomegalia): la acumulación de bilis genera que el órgano se expanda y a su vez, se endurezca. Se puede palpar desde afuera del abdomen y en los casos severos, se lo observa a simple vista.
- Tinte amarillento de la piel y las mucosas (ictericia): cuando la bilis no logra salir por la vía biliar, es volcada a la sangre y viaja por todo el cuerpo. Sus pigmentos (bilirrubina) se depositan en la piel y en las mucosas y les provocan una coloración amarillenta muy característica.
- Oscurecimiento de la orina (coluria): al igual que sucede con la ictericia, la bilis que viaja por la sangre se elimina a través de la orina. Esto provoca que el fluido adopte un color más oscuro de lo habitual, similar al de las bebidas cola.
- Dolor abdominal o pesadez: ocurre como consecuencia del aumento del tamaño del hígado y la acumulación de líquidos en el abdomen.
- Náuseas y vómitos: ambos aparecen como parte de los síntomas generales debido, en gran parte, a la disfunción hepática presente en la colestasis.
- Picazón de la piel: los depósitos de bilirrubina provocan comezón en todo el cuerpo.
- Aumento del tamaño del bazo: por congestión de los vasos sanguíneos abdominales.
- Desnutrición: ocurre como consecuencia de las dificultades en la absorción de nutrientes que se producen cuando la bilis no llega al intestino.
¿Cuándo debo consultar al pediatra?
Si bien las cacas de los bebés y los niños suelen variar a lo largo del tiempo, es importante conocer qué cambios son esperables y cuáles no lo son. Como norma general, la caca blanca nunca es normal y amerita la consulta con el pediatra de inmediato.
Otros colores de la caca que pueden sugerir una enfermedad
Además de las cacas blancas en los niños, existen otros tonos que pueden indicar la presencia de alguna condición de salud a la cual haya que prestarle atención. No obstante, primero que nada es necesario corroborar la ingesta de los días previos, pues los pigmentos de algunos alimentos también pueden colorear las heces de los pequeños.
Negro
Luego de la etapa del meconio, las cacas de este color pueden hacer sospechar un sangrado digestivo. A esta condición se le conoce como melena e implica un sangrado intestinal alto, pues la sangre ha llegado a degradarse con el ácido gástrico. En general, son espesas y malolientes, además el estado general del niño suele estar comprometido.
En otros casos, las heces de color negro que son transitorias y en un niño sin síntomas de enfermedad, pueden ocurrir como consecuencia de la ingesta de ciertos fármacos. Por ejemplo, la crema de bismuto o los suplementos de hierro.
Rojo
El color rojo en las heces siempre debe alertarnos. Si bien algunos alimentos pueden teñir las cacas de este color (como la remolacha), cuando no haya antecedentes de dicha ingesta y, sobre todo, si el niño manifiesta dolor abdominal o vómitos, se debe descartar una hemorragia digestiva baja.
Otras enfermedades que pueden asociarse a este tipo de sangrados son las alergias alimentarias, ciertas infecciones y las obstrucciones intestinales.
Naranja
En general, se trata de un cambio de coloración que responde a los pigmentos presentes en los alimentos o propios del intestino. No obstante, también podría indicar la presencia de sangre entremezclada con la materia fecal. Por este motivo, amerita la consulta con el pediatra.
Gris
Al igual que sucede con las cacas blancas, las heces de color gris pueden sugerir una mala absorción de los nutrientes. Por este motivo, conviene evaluar al niño si se presentan de forma reiterada.
Vale la pena destacar que las distintas gamas de marrón, amarillo y verde suelen ser normales en la mayoría de los casos.
¿Qué tratamientos existen para la caca blanca?
Esto dependerá de la causa de base, ya que, como hemos visto, existen muchas enfermedades que pueden provocarla. Aquí juega un papel fundamental el diagnóstico temprano y los conocimientos médicos acerca de las causas más frecuentes en cada edad.
Siempre que se trate de causas reversibles, el objetivo estará puesto en corregirlas y permitirle al hígado retomar su estado de salud habitual.
Por ejemplo, si el niño se encuentra cursando una hepatitis por fármacos (como el paracetamol) o secundaria a una intoxicación (como el alcohol), lo correcto será suspender la ingesta de estas sustancias y ofrecer las medidas apropiadas para acelerar la recuperación. Entre ellas, los medicamentos «antídotos» y un buen soporte nutricional y de hidratación.
Pero cuando las causas de la acolia no sean reversibles, el tratamiento buscará brindar el soporte necesario para asegurar la sobrevida hasta el trasplante hepático y de vía biliar. Este «sostén» del niño se llevará adelante de muchas maneras:
- Cirugías paliativas, para restablecer el flujo biliar a través de circuitos alternativos.
- Medicamentos estimulantes del flujo biliar, como el ácido ursodesoxicólico.
- Tratamiento nutricional adecuado, con control de crecimiento estricto.
- Control de infecciones, con antibióticos y antiparasitarios.
- Seguimiento multidisciplinario periódico.
Acerca de la caca blanca en bebés y niños
Los cambios en la caca en los niños motivan un sinfín de consultas al pediatra y suelen generar mucha preocupación en los padres.
Por un lado, estos cambios pueden ser completamente normales y esperables durante el proceso de maduración del sistema digestivo. Por el otro, pueden alertar sobre la existencia de algunas condiciones de salud que requieran mayor atención (tal como sucede cuando aparece la caca blanca).
Para terminar, es importante preguntarle al pediatra qué esperar en cada momento de la vida y conocer aquellos signos de alarma que no deben pasarse por alto.
Bibliografía
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