Ahora soy mamá, pero añoro cada día a la madre que ya no tengo a mi lado

madre e hija

Son muchos los estudios que nos hablan sobre la importancia que tienen los abuelos en la crianza de los nietos. Sin embargo, hay un aspecto que no siempre se aborda: el apoyo emocional, psicológico y experiencial que una madre le brinda a su hija durante la maternidad.

El hecho de no tenerla, de no contar a nuestro lado con su presencia porque la perdimos hace tiempo, es algo sin duda muy complejo. Si la relación construida con nuestra madre era enriquecedora y especial, suele revivirse el dolor de su ausencia cuando llega ese primer hijo. Ese niño que habría sido su nieto, y al que criaremos sin su presencia.

Es una realidad bastante común de la que no se suele hablar demasiado. No obstante, son muchas las mujeres que echan en falta ese lazo materno cuando llega el parto, cuando llega el puerperio y esos primeros meses donde el cansancio, la falta de sueño, los miedos y los cambios hormonales nos hacen revivir esa ausencia.

El vacío de nuestra madre si la perdimos en el pasado.  Si es tu caso, te proponemos ahondar un poco en este tema para encontrar alivio.

El legado de una madre con sus hijas

Es posible que pasaras épocas de cierta tirantez con tu madre. Crecer, convivir, desarrollar la propia personalidad… Todo ello son dimensiones que de vez en cuando nos hicieron “chocar” tanto con ella como con el resto de nuestra familia. Sin embargo, construimos vínculos realmente especiales con nuestras madres.

Es algo más que un legado genético o educacional. Hablamos de un tesoro de emociones, de buenos consejos, de apoyos y alientos cotidianos que nos hicieron convertirnos en las mujeres que somos ahora. Tal vez, si a día de hoy eres una persona valiente, fuerte e independiente, se lo debes a ella. Porque fue tu reflejo, tu apoyo en cada momento de dificultad.

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Vivir la maternidad sin la presencia de nuestra madre

Según un estudio llevado a cabo en la empresa “Pampers“, 6 de cada 10 mujeres en todo el mundo se apoyan en sus propias madres para educar y criar a sus hijos. Siguen sus consejos, se dejan orientar y por supuesto ayudar. No podemos cerrar los ojos al gran papel que en la sociedad actual cumplen los abuelos. Son auténticos pilares en muchas familias.

  • Sin embargo… ¿qué ocurre cuando no tenemos a nuestra madre? Queda claro que, en muchos casos, contamos con nuestras parejas, hermanos, amigos, familiares allegados y en esencia, toda esa maravillosa “tribu” que recibe con alegría al recién nacido.
  • No obstante, si la relación fue buena con nuestra madre y la perdimos en el pasado, se echa muy en falta a su figura cuando llega la maternidad.
  • Ello no significa que antes no lo hiciéramos. Una ausencia así siempre duele, siempre se añora, siempre falta. Pero con un evento tan importante como el nacimiento de un niño, ese vacío revive y se experimenta de una forma más profunda y delicada.

Tu madre te dejó un legado, es momento de transmitirlo

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No te dejes atrapar por el peso de los recuerdos dolorosos, de las añoranzas o de la posible rabia al lamentar que tu madre se esté perdiendo a ese precioso nieto. Es momento de ser fuertes y de transmitir un legado valioso.

Mírate al espejo y piensa que en tu interior, hay mucho de tu madre. Tal y como nos revelan varios estudios como el llevado a cabo por la psiquiatra Fumiko Hoeft, la estructura cerebral que rige las emociones se hereda de madres a hijas.

  • En nuestro interior están esos genes que nos ayudarán a ser resilientes. A ser tan valientes como lo fueron nuestras madres.
  • Asimismo, tu corazón también guarda cada enseñanza, cada gesto, cada palabra y afecto que te transmitió a lo largo de su vida. Todo ello conforma un manto precioso de sentimientos y valores con los que arropar cada día a tu hijo/a.

Los abuelos y las abuelas no mueren: se vuelven invisibles

Te lo explicábamos no hace mucho en uno de nuestros artículos. Los abuelos no mueren, solo se vuelven invisibles. Las personas que más queremos, como esa madre que tanto quisiste y que ahora añoras, sigue a tu lado.

  • Está ahí porque duerme en tu memoria y en tu corazón. Porque puedes revivirla cada día para seguir sus consejos. Para ser tan paciente con tu niño como ella lo fue contigo. Para dibujar sonrisas eternas aunque estés cansada, como hacía ella.
  • Nadie se va del todo mientras otros los sigan amando, mientras sus seres queridos evoquen lo mejor que les ofreció.

mama besando bebe
Sé ahora el mejor ejemplo y el mejor legado para tus hijos como ella lo fue contigo. Ese será tu mejor homenaje. Asimismo, si eres de las afortunadas que aún cuenta con la compañía de su madre, aprovecha esa oportunidad para vivir esta nueva etapa de tu vida como mamá, de forma más plena y feliz.

Bibliografía

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  • Moneta, M. (2003). El Apego. Aspectos clínicos y psicobiológicos de la díada madre-hijo. Santiago: Cuatro Vientos.
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