¿Cómo afecta la comida rápida a la salud durante el embarazo?

El consumo frecuente de comida rápida durante el embarazo se asocia con un mayor riesgo de patologías de tipo metabólico en el bebé.

Quedar encinta no siempre es fácil. Muchas mujeres pasan meses y años intentándolo sin éxito. Así pues, cuando al fin llega el ansiado momento, lo mejor es cuidarse mucho para que todo salga bien. De ahí que haya ciertos alimentos que sea mejor evitar. Por eso hoy nos centramos en la comida rápida y en cómo afecta a la salud materna durante el embarazo.

Como es lógico, tanto si eres mamá como si no, una dieta sana y equilibrada siempre será la mejor opción. Comer bien es positivo en todos los sentidos. Mejora los niveles de energía, regula en colesterol, sirve para adelgazar… Es decir, que son muchos los efectos beneficiosos que tendrá para cualquier persona.

Sin embargo, la comida basura es más bien perjudicial. ¿Por qué? En general, para dar sabor, suelen añadir excesos de sal y azúcares. Además, es normal que sean alimentos muy grasos, excesivamente procesados y con composiciones con productos poco recomendables, especialmente con muchos aceites como el de palma, grasas parcialmente hidrogenadas, etc.

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¿Cómo afecta la comida rápida a la mujer embarazada?

Pero dado que el movimiento se demuestra andando, vamos a conocer ya cómo afecta la comida basura a la mujer embarazada. Cuando veas las consecuencias, tal vez remitan ciertos antojos, pues es cierto que la salud de la mamá y del propio bebé están en juego.

Riesgo de obesidad en la madre y el bebé

La ingestión en exceso de comida rápida aumenta el riesgo de obesidad en la madre, tal y como afirma un artículo publicado en la revista “International Journal of Environmental Research and Public Health”.

El aumento de peso considerado normal durante el embarazo viene marcado por el índica de masa corporal de la madre antes de la gestación. Ganar más de los considerados adecuados también se asocia con bebés más grandes, lo que puede conllevar dificultades en el parto, cesárea, etc.

Pero el mayor riesgo de obesidad también lo padece el bebé. De acuerdo con los autores Norman y Reynolds, un alto peso al nacer (por encima de 4 kilos) repercute en mayores probabilidades de sufrir este problema en la edad adulta.

Problemas de crecimiento

La ingestión de este tipo de alimentos poco sanos también puede provocar mayor riesgo de problemas de crecimiento. Si el bebé no se desarrolla correctamente durante el embarazo, en el futuro podría tener problemas con el desarrollo de su musculatura.

Riesgo de diabetes

La toma excesiva de comidas poco saludables puede provocar en nuestro niño resistencia a la insulina. Esto se traduce en un futuro niño más propenso al desarrollo de la diabetes, según un estudio publicado en la revista “Nutrients”.

Problemas de asma

Los estudios muestran que un exceso de azúcares añadidos se relacionan con mayor incidencia de asma y alergias infantiles.

Otros efectos

Pero no acaban ahí los efectos negativos que las comidas basura pueden provocar en las madres embarazadas y el futuro niño. Además, hay otras consecuencias muy a tener en cuenta:

  • Como se ha comentado la comida rápida suele estar caracterizada por una pobre presencia de nutrientes clave. Por lo tanto su presencia en la dieta no es muy adecuada en una etapa donde la correcta nutrición es esencial.
  • Puede generar efectos negativos en el metabolismo, tanto de la madre como del bebé.
  • Si se come exceso de comida de baja calidad durante el embarazo, el riesgo de desarrollar todo tipo de enfermedades aumenta, tanto en la madre como en el niño.
  • Los malos hábitos alimenticios de las madres pueden afectar la futura alimentación del bebé. Por el momento la investigación con animales hace pensar que las dietas altas en grasas y en azúcares podrían hacer aumentar su preferencia por la comida rápida en la edad adulta.

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¿Qué pasa si me apetece comida rápida?

Dicho esto, llega el momento de la sensatez. Si en un momento dado te apetece una hamburguesa, un refresco o un bollo, no significa que no te lo puedas comer. Tomar algo puntual no tiene por qué dañar, aunque es mejor no hacerlo, lógicamente.

El problema aparece cuando se convierte en un hábito. Una madre, un niño, una mujer embarazada o quien sea, no puede alimentarse de productos como golosinas, hamburguesas y frituras a todas horas. Debe ser un capricho puntual, nunca la norma.

Por fortuna, hoy en día tenemos todo tipo de variantes más sanas que la clásica comida rápida. Por ejemplo, una hamburguesa puede ser sustituida por carne picada y amasada en casa. Haces una bola, la aplastas y la cocinas a la plancha. Tendrá mucha menos grasa, será más sana y estará incluso más sabrosa que las procesadas.

Y así, puedes encontrar miles de recetas para crear tus propias golosinas, salchichas, patatas fritas, bizcochos y bollos, etc. Es decir, que tenemos decenas de opciones para sustituir los alimentos excesivamente procesados por otros mucho más sanos que cocinaremos en casa.

Reduce el consumo de comida rápida

Sea como fuere, lo importante es que evites a toda costa el consumo excesivo de azúcar y sal. Y precisamente estos son los elementos que en mayor medida se encuentran en las comidas basura. Ello sumado a unos niveles de grasas realmente preocupantes.

Así que dentro de lo que puedas, evita la comida rápida a toda costa. O al menos, su consumo habitual. Una vez te acostumbres a comer sano, tu cuerpo y mente te lo agradecerán y tendrás mucha menos necesidad de tomar estos productos negativos para tu salud.

Bibliografía

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