El síndrome de Peter Pan, cuando los niños no quieren crecer

¿Tu hijo se rehúsa a dejar atrás las conductas infantiles? ¿Tiene dificultades para asumir responsabilidades y depende de ti para todo? Si es así, es probable que esté desarrollando el síndrome de Peter Pan. Te contamos todo sobre esto.

El síndrome de Peter Pan.

¿Has escuchado hablar del síndrome de Peter Pan? Se trata de un término utilizado para referirse a los intentos de una persona por no abandonar la protección paternal y evitar asumir las responsabilidades que su edad conlleva.

Concretamente, este síndrome no es considerado como una patología psicológica; se lo califica más bien como una alteración de la conducta. Puede darse de manera consciente o no. En todos los casos, quien lo padece presenta un comportamiento egoísta, desconsiderado y que solo pretende lograr su bienestar.

El término ‘síndrome de Peter Pan’ fue acuñado por el psicólogo estadounidense Dan Kiley en 1983, cuando lo explicó en su libro The Peter Pan Syndrome: Men Who Have Never Grown Up. 

¿Por qué Peter Pan?

Peter Pan es un personaje ficticio creado por James Matthew Berrie. Era un niño de diez años que no quería crecer, ya que odiaba el mundo de los adultos. Con la ayuda de su hada Campanita, viven muchas aventuras en el país de Nunca Jamás.

Como señalamos antes, el síndrome de Peter Pan no es una enfermedad de la psique, sino más bien de una forma de comportamiento específica. Al hablar de la fijación, Sigmund Freud había detectado síntomas muy parecidos que impedían al hombre su evolución normal.

Suele ser más frecuente en varones. Un caso con repercusión mundial del síndrome de Peter Pan fue el famoso cantante Michael Jackson. Quienes lo diagnosticaron, argumentaron que presentaba una conducta egocéntrica y narcicista. Asimismo, tenía una afición ‘desmedida’ por los personajes de Disney.

De hecho, el propio Jackson ha comentado públicamente sentirse un ‘Peter Pan en el corazón’ y también ha realizado clips musicales con una temática idéntica a esta famosa historia. Específicamente, lo hizo en su canción Childhood.
El síndrome de Peter Pan puede ser causado por la sobreprotección de los padres.

¿Cómo detectar el síndrome de Peter Pan?

Las personas que sufren el síndrome de Peter Pan se caracterizan por presentar las siguientes conductas:

  • Falta de madurez: se comportan de forma poco responsable, no cumplen con sus obligaciones y no se compromete.
  • Comportamiento infantil: sigue teniendo intereses propios de la infancia. Asimismo, su forma de entretenerse se asemeja mucho a la de los infantes.
  • Rebeldía: como carecen de sentido de responsabilidad, suelen saltearse algunas reglas y viven en constante búsqueda del beneficio personal.
  • Relaciones sociales casi nulas: por lo general, estos individuos carecen de empatía, lo que les impide construir una relación con sus pares.

Además, en relación al último punto de la lista, también es de remarcar que los adultos con el síndrome de Peter Pan suelen tener miedo al rechazo y la soledad. Les preocupa no ser aceptados y hasta se sienten incomprendidos; por eso, tampoco se esfuerzan demasiado en construir relaciones con los demás.

Su propia postura puede tener un efecto contraproducente. Al ser personas más bien cerradas, suelen aislarse y aparentar frialdad. Como consecuencia de esta actitud, no reciben ese afecto que tanto necesitan. Asimismo, su comportamiento puede estar ligado a síntomas más profundos como:

  • Angustia.
  • Depresión.
  • Baja autoestima.
  • Crisis de ansiedad.

“Este síndrome no se considera como una patología psicológica; se lo califica más bien como una alteración de la conducta”

¿Qué lo causa y cómo se trata?

Un posible origen del síndrome de Peter Pan puede ser una crianza con una sobreprotección muy marcada. Esto puede causar una sensación de dependencia para con los padres demasiado intensa, lo que impedirá superar esta fase cuando llegue el momento.

Por otra parte, también puede encontrar su motivo en una infancia feliz, que quede idealizada en la mente del individuo, por más contradictorio que esto parezca. En el otro extremo, una niñez con demasiadas carencias también puede fomentar esta intención de disfrutar de esta etapa en el momento que sea posible.

En última instancia, los profesionales también afirman que ciertos rasgos de la personalidad propios de cada individuo contribuyen con este síndrome; no tanto en su origen, pero sí en su mantenimiento.

Será casi imposible para los padres o allegados ‘tratar’ al individuo en cuestión por su cuenta. Muchos niegan el padecimiento de estas conductas no correspondidas; esta falta de aceptación realmente complica las posibilidades de tratamiento.

Es por eso que la opción más recomendada es acudir con un profesional. Por lo general, los mecanismos que se utilizan para tratar este comportamiento infantil se asemejan a los de cualquier otra neurosis.

El estilo educativo tendrá mucho que ver para que los niños no desarrollen el síndrome de Peter Pan.

¿Se puede evitar?

El estilo educativo que los padres adopten tendrá mucho que ver con la prevención de esta conducta. Es importante que, desde edades tempranas, los niños asuman responsabilidades y afronten retos por su cuenta.

Los padres no deben solucionarlo todo: más bien, deben brindar el apoyo para que los niños aprendan cómo resolver las situaciones que se presenten. De esta manera, entonces, harán posible la maduración mental que corresponde en esta etapa. Por lo tanto, la clave está en combinar proporcionalmente contención con libertad y autonomía.

Bibliografía

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  • Bolinches, A. (2011). Peter Pan puede crecer: el viaje del hombre hacia su madurez. Grijalbo.
  • Kiley, D. (1983). The Peter Pan syn- drome: Men who never grow up. Nueva York: Mead.
  • Polaino-Lorente, A. (1999). El complejo de Peter Pan y el problema del infantilismo. https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/6030/1/73_6.pdf
  • Polaino-Lorente, A. (2009). ¿ Síndrome de Peter Pan?: los hijos que no se marchan de casa/Aquilino Polaino Lorente.
  • Vilar, N. T. (2011). El miedo a crecer: El síndrome de Peter Pan a través del cine. Persona, (14), 187-199. https://www.redalyc.org/pdf/1471/147122650008.pdf
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