Trastornos temporomandibulares en niños: qué debes saber
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Es común que los pequeños se quejen de dolor, tensión o molestias en la mandíbula. Si bien la mayoría de las veces estos síntomas desaparecen solos, en otros casos constituyen las primeras manifestaciones de los trastornos temporomandibulares.
En el contexto de esta problemática, el dolor es persistente y empeora día a día. Esto dificulta la masticación, el habla y hasta el acto de sonreír. Por este motivo, los tratamientos se vuelven muy necesarios para devolverle a nuestros hijos la calidad de vida.
En este artículo te contaremos qué son los trastornos temporomandibulares, a qué se deben y cómo actuar cuando aparecen. ¡No dejes de leerlo!
¿Qué son los trastornos temporomandibulares en niños?
Los trastornos temporomandibulares son aquellas condiciones clínicas que comprometen a los músculos masticatorios, la articulación temporomandibular (ATM) y sus estructuras relacionadas. Este complejo articular es el encargado de conectar el maxilar inferior con el cráneo y permite la movilidad de la mandíbula.
Una o varias de estas estructuras pueden verse afectadas por distintas causas y provocar distintos síntomas. Cuando se altera la movilidad de la mandíbula, las funciones de la boca también se comprometen.
Síntomas de los trastornos temporomandibulares en niños
Según la causa, las manifestaciones de los trastornos temporomandibulares varían. Algunos de los signos o síntomas más comunes son los siguientes:
- Dolor: sobre la articulación, alrededor de las orejas, en los oídos, en los músculos faciales o incluso en el cuello, la cabeza y los hombros.
- Dificultad para realizar movimientos de la boca: como morder, masticar, hablar, sonreír o bostezar.
- Espasmos musculares: son movimientos repentinos e involuntarios de los músculos de la masticación.
- Ruidos o chasquidos: se escuchan sonidos en el momento de abrir o cerrar la boca.
- Desviación de la mandíbula al abrir o cerrar la boca, se observa un leve desplazamiento lateral.
- Mareos.
- Pérdida de audición o zumbidos en los oídos.
- Bloqueo de la mandíbula: la boca se abre de una vez, pero no puede volver a cerrarse.
Causas de los problemas de ATM en niños
Aunque no está del todo claro qué origina los trastornos temporomandibulares en los niños, existen varios factores que podrían favorecer su aparición. Ante situaciones de estrés, los pequeños pueden desarrollar bruxismo y despertar alguno de los síntomas antes mencionados.
El bruxismo es el hábito de rechinar los dientes o apretar la mandíbula con fuerza. Esto sobrecarga la ATM y le causa distintas lesiones.
Por otro lado, las interferencias oclusales como las maloclusiones y algunos hábitos disfuncionales contribuyen con el daño de esta articulación. Los movimientos compensatorios que realizan los niños con problemas en la mordida, también sobrecargan y lesionan la ATM.
Finalmente, algunas patologías articulares o musculares y los traumatismos en la cara pueden dar origen a esta enfermedad.
Diagnóstico de los trastornos temporomandibulares en niños
Cuando un pequeño presenta algunos de los síntomas típicos de este trastorno, lo ideal es consultar al odontólogo de inmediato. El profesional puede buscar el origen de las molestias y tratar la afección tan pronto como sea posible.
Para confirmar el trastorno temporomandibular en el niño, muchas veces es necesario realizarle algunas pruebas. Por ejemplo, un buen examen clínico y alguna radiografía, resonancia magnética o tomografía computarizada.
Tratamientos para los problemas de ATM
Los tratamientos de este trastorno dependen de la causa y del paciente, ya que tanto la sintomatología como los factores asociados a la misma son variables.
Muchas veces, el abordaje consiste en dejar descansar a la articulación por unos días, para que las estructuras se desinflamen y el cuadro resuelva espontáneamente.
Dentro de las medidas generales, se indica evitar actividades que exijan movimientos de la boca, tales como masticar chicles, rechinar los dientes o apretar las muelas. También es necesario tomar la precaución de no abrir demasiado la boca al bostezar, asegurar una dieta blanda, masajear la zona y aplicar compresas frías en la zona para aliviar el dolor.
En los casos de bloqueos mandibulares es necesario concurrir a la sala de emergencias odontológicas, para que el profesional pueda reubicar el hueso. Esto se lleva a cabo por medio de diferentes maniobras y muchas veces es necesario ofrecerle sedación al paciente.
Tratar las causas del trastorno también es parte de la solución. Si estos factores continúan, las dolencias volverán a aparecer una y otra vez. El odontólogo puede indicar férulas para el bruxismo, reajustar empastes o sugerir ortodoncia para solucionar las maloclusiones.
En algunos casos, el uso de medicación para el dolor puede ser útil. Y en situaciones más extremas, cuando las otras terapéuticas han fallado, se puede indicar algún tratamiento quirúrgico. De todos modos, estas cirugías no se realizan con frecuencia en los niños.
Algunas estrategias preventivas
Aunque aún no se haya determinado la causa exacta de estos trastornos en los niños, existen algunas medidas que ayudan a prevenir su aparición.
Entre ellas, enseñar a manejar el estrés y la ansiedad para que el pequeño libere su energía sin necesidad de apretar o rechinar los dientes. Contribuir a que tome consciencia de las situaciones que despiertan el bruxismo, es una forma de controlar el hábito. También pueden servir algunos ejercicios de respiración o actividades de relajación.
Una boca que funciona sin molestias ni dolor es fundamental para asegurar el bienestar de los niños.
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