El tiempo de juego para un niño es una necesidad

A continuación te comentamos por qué el tiempo de juego es tan importante en la infancia y cómo se debe actuar al respecto, para el bienestar de toda la familia.
El tiempo de juego para un niño es una necesidad
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 26 marzo, 2024

El tiempo de juego es uno de los conceptos que debemos tener en cuenta cuando hablamos de tiempo de calidad y deseamos cuidar bien de nuestras relaciones familiares. Sobre todo, cuando tenemos hijos. 

Dicho concepto se puede resumir en brindar a nuestros seres queridos la atención, afecto y compañía que merecen. Detengámonos un momento y pensemos, ¿de qué sirve estar en el mismo lugar si no vamos a conversar o a interactuar de ninguna forma? Vale la pena revisar la calidad de nuestros gestos y la forma en la que decidimos relacionarnos con los demás.

En especial si consideramos que el tiempo de juego de los niños peligra por la inmersión en los medios electrónicos y las largas jornadas laborales de los padres.

En ese sentido, la pediatra Margarita Zamorano entre otros, afirma en un artículo que la Academia Americana de Pediatría (AAP) “recomienda que los pediatras fomenten el aprendizaje lúdico prescribiendo una ‘receta para jugar’ en cada visita del niño sano hasta los 2 años”.

Debes tener en cuenta que lo que realmente le importa a los niños es la calidad del tiempo que se les dedique, no la duración. Cantidad y calidad no son sinónimos.



Consideraciones sobre el tiempo de juego

Hoy en día el ritmo de vida, en general, es muy acelerado. La tecnología ha logrado afectar las relaciones de las personas, incluso desde temprana edad. Según la AAP los menores de 18 no deben tener acceso a consumo mediático a menos que sean video chats.

De los 2 a los 5 años, una hora diaria. Y de 6 en adelante, un tiempo de pantalla que no afecte actividades esenciales como el sueño y el juego.

Pero la realidad es que muchas veces, los padres trabajan fuera de casa y en el poco tiempo que pasan con sus hijos, la atención que les dedican es realmente pobre.

Por ejemplo, hay padres que, al haberse acostumbrado a conversar con sus hijos a lo largo del día, vía redes sociales o por mensajes de texto, no se percatan de que al estar en la misma habitación que sus hijos, no saben interactuar sin recurrir al teléfono o a otros dispositivos. 

Control a las pantallas y a la tecnología

Por otra parte, cuando los niños son pequeños, muchas veces se delega el aspecto lúdico y recreacional a los aparatos electrónicos. En especial, la televisión y las tablets. De esta forma, los padres creen que les brindan una mejor distracción de la que ellos les pueden brindar y, poco a poco, dejan de intentar prescindir de ellas.

Como sabemos que la influencia de la tecnología en la cotidianidad es avasallante y prácticamente define a la sociedad del presente y del futuro, procuremos que los juguetes tecnológicos ofrezcan transparencia en su funcionamiento interno. Esto es, que sean comprensibles y representen un desafío que abra posibilidades creativas. También, que permitan y promuevan la colaboración con los demás, de modo que el niño no juegue necesariamente solo.

Sin embargo, es preciso dedicarle a los niños, día a día, tiempo de juego. De esta manera, podremos velar de cerca su desarrollo y brindarles el cariño que necesitan.

Para ello, no debemos pensar que se trata de una obligación más en nuestras agendas, sino de un placer común que nos permite a todos disfrutar en compañía. Recordemos que la infancia vuela y, por ello, cada instante con nuestros hijos es sumamente precioso.

En definitiva, el tiempo de juego contribuye a estrechar los vínculos afectivos, fortalecer las relaciones, disfrutar y crear un sentido de pertenencia al grupo familiar sólido. Asimismo, nos brinda bienestar, ya que nos ayuda a liberar la mente y nos acerca en un contexto que se presta a la espontaneidad y la relajación colectiva.

”El niño que no juega, no es niño.  El hombre que no juega, perdió  para siempre al niño que vivía en él  y que le hará mucha falta” – Pablo Neruda.

Jugar es un derecho

El derecho al juego fue reconocido por la ONU en la Declaración de los Derechos de la Infancia, desde 1959. Es una actividad esencial para el desarrollo humano en lo físico y en lo emocional. Los gobiernos deben garantizarlo y los padres y maestros facilitar las condiciones para su despliegue sano y seguro.

“Es indispensable que los niños se sientan libres de presiones perjudiciales, violencia, discriminación y peligros físicos. Precisan tiempo y espacios adecuados. Es imprescindible que cuenten con el acceso a ambientes naturales, a recursos materiales y al contacto con otros niños.”

En ese sentido, los padres y maestros deben garantizar tiempo y espacios adecuados para su desenvolvimiento lúdico. Sin esperar nada más que alegría, derroche de energía, vitalidad y vivacidad, porque el juego es un fin en sí mismo, “divertido, desafiante y estimulante”.

Muy importante es comprender que los niños son los que saben a qué jugar. Es su momento de elección y decisión. Y para asegurar su entusiasmo y creatividad, el aire libre y los juguetes poco definidos, ayudarán a potenciar sus capacidades imaginativas.

¿Qué importancia tiene el tiempo de juego?

El juego es la actividad más importante para los niños. Los niños juegan, no solo para divertirse o distraerse, también lo hacen para aprender.

El juego no es una pérdida de tiempo ni mucho menos un lujo, sino una necesidad. Un niño que juega está sano en el aspecto físico, mental y emocional. Afirma el Dr. Arturo Loredo: “Así como una alimentación adecuada permitirá un correcto crecimiento físico del menor, el juego deberá intervenir favorablemente en su desarrollo cognoscitivo. Se debe considerar que niño que no juega, no aprende“.

Es de suma importancia que tengas en cuenta que, el tiempo de juego que NO se pasa con los hijos, no se recupera. Pasar tiempo de calidad no es dedicar un rato a estar con ellos y luego dar por hecho que ya han tenido la dosis que necesitan.

La clave está en establecer prioridades, organizarnos y ser tanto coherentes como constantes.

El tiempo de juego para un niño es una necesidad.

Puedes hacerte las siguientes preguntas: ¿Escuchas de verdad a tus hijos? ¿Sabes cuáles son sus necesidades? ¿Qué tipo de juegos les gusta?

Muy bien, algo que te ayudará es fomentar una buena comunicación. No es tan fácil cuando uno está cansado o cuando tiene la impresión de que están hablando de algo de poca importancia. Pero lo que a ustedes les parece trivial puede ser muy importante para ellos.

Estar “presto en cuanto a oír” no solo implica estar atento a lo que su hijo dice, sino a cómo lo dice. Su tono de voz y su lenguaje corporal les dará una idea de lo que él siente y piensa. No olvides, además, hacerle preguntas. El discernimiento y la perspicacia son fundamentales para descubrir lo que tu hijo piensa sobre diferentes temas.

El tiempo de juego y sus beneficios

El tiempo de juego para un niño es una necesidad.


Disfrutar de tiempo de calidad, aporta importantes beneficios a toda la familia:

  • Mejora el clima y la comunicación familiar.
  • Favorece el desarrollo cognitivo y social de los niños.

El juego establece una dimensión en la que la imaginación recrea las cosas a la medida de los sueños y deseos, en un marco de pautas, reglas y límites que los participantes espontáneamente acuerdan.

En ese ritual se regulan conductas, se hacen amigos y conocidos, se aprenden a reconocer los límites del cuerpo y, el conjunto de estas acciones, aporta los elementos esenciales para el desarrollo feliz de los niños.


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