La etapa de los dos años está marcada por grandes cambios en el comportamiento de los pequeños, ya que comienzan a ganar poco a poco más independencia y movilidad. Por lo que se recomienda establecer normas y límites a los niños, puesto que algunos pueden manipular a sus padres mediante gritos o rabietas para lograr lo que quieren.
A medida que nuestros hijos crecen y dejan de ser bebés totalmente dependientes se hace necesario ayudarlos a manejar la frustración. Porque no siempre podrán hacer lo que desean y tener la autonomía de hacer un berrinche no significa que sea lo correcto. Mediante el ejemplo y una educación positiva se debe instruir a los niños para que aprendan de inteligencia emocional.
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5 consejos para poner normas y límites a los niños de dos años
Cuando los hijos cumplen dos años la curiosidad innata invade sus cuerpos y no hay por qué culparlos. Todo resulta nuevo, las texturas, los aromas, los colores… el mundo se presenta como un libro abierto para su exploración. Además, gracias a su desarrollo físico e intelectual cada día ganan más independencia y autonomía.
No obstante, con el fin de que comprendan aquellas cosas que pueden hacer y las que no, es importante establecer normas y límites lo antes posible. Puesto que sin esas premisas los niños pueden sentirse muy desorientados y naturalizar actitudes que no le hacen bien a nadie. Estas son algunas recomendaciones para lograrlo.
1. Fomenta su autonomía e independencia
A los pequeños les gusta sentirse útiles y realizar labores en las que puedan demostrar lo mucho que han crecido y lo inteligentes que son. Por tal motivo, es importante ir fomentando su autonomía a través de acciones cotidianas que puedan ir perfeccionando. Por ejemplo, recoger los juguetes que tira o comer por su propia cuenta.
Sin embargo, ten presente que no deja de ser un niño de dos años que aún no está en capacidad de hacer muchas cosas, así que déjaselo muy en claro. Así que ve diciéndoles que no pueden tocar la plancha de la ropa o el control remoto. Y no los dejes solos cuando estén jugando con cosas pequeñas, colores o pinturas.
2. Emplea una crianza libre de gritos
Las rabietas y las pataletas son una respuesta natural de los niños ante su falta de inteligencia emocional. No son un capricho que tiene como fin indisponer a sus padres y estresarlos mediante sus alaridos. Así que ten presente que eres el principal ejemplo de tu hijo y nunca respondas los gritos con más gritos. Todo lo contrario, mantente tranquilo y enséñales a manejar su frustración.
Así que cuando tu hijo pierda el control, no sedas ante sus comportamientos. Permanece a su lado con respeto y empatía hasta que se calme y escucha lo que tenga por decirte. Luego, desde una postura amorosa, emplea el diálogo para que entienda que los límites están para protegernos y por lo mismo siempre deben ser respetados.
3. Establece normas y límites claros
Los pequeños tienden a perder su concentración cuando no se les habla de manera directa y concisa. Por lo que dar paso a la duda solo hará que no cumplan con sus deberes. Por ejemplo, si ves que tu pequeño aún no está bañado, no le digas cosas como “te gustaría bañarte ahora o más tarde” y mejor sé concreta, “después del desayuno debo bañarte”.
Lo mismo para límites de convivencia, tales como, “a mamá y a papá no se les grita” o “debes recoger los juguetes luego de jugar”. Entre más directos seamos con nuestros hijos mejor comprenderán los límites. Así que mantén una actitud amorosa, pero firme, y hazles saber aquellas lecciones indispensables para cuidar de sí mismos y de los demás.
4. Promueve la inteligencia emocional
Cuando los berrinches atacan a nuestros hijos no sirve de nada juzgarlos, castigarlos o intentar detener su llanto sin conocer lo que sienten. Para fomentar la inteligencia emocional de los niños es tarea de los padres ayudarles a reconocer lo que están sintiendo y ponerles nombre a sus emociones. De esta manera sabrán cómo controlarlas cuando vuelvan a presentarse.
Así que no los hagas sentir culpables cuando se presenten situaciones que ponen a prueba los límites. Mejor sé un ejemplo para tus hijos y mantén una disciplina positiva. No utilices sus mismas armas de defensa para dar a comprender tu punto. Mejor emplea la empatía, el respeto y el diálogo para transmitir sabiduría y hacer que los niños se motiven a no repetir sus errores.
5. Aplica una crianza positiva
Emplear una crianza positiva en el hogar no significa permitir cualquier desacierto de los hijos. Se trata de no utilizar ningún tipo de violencia en la educación de los hijos (ya sea física, verbal o emocional) y optar por un enfoque basado en el amor, el respeto y el diálogo.
Al momento de establecer normas y límites aléjate de las etiquetas negativas y reconoce el poder que tienen las palabras. Debido a esto, en lugar de regañar a tu pequeño por lo desorganizado que es, mejor háblale sobre lo divertido que será para él tener una habitación en orden.
Establece normas y límites con tus hijos
Ahora que conoces algunas de las estrategias para establecer normas y límites con tus hijos de dos años es hora de que comiences a ponerlas en práctica. Recuerda que los niños necesitan comprender que no siempre obtendrán lo que desean y deben saber cómo manejar su frustración.
Además, deben saber que el mundo no gira a su alrededor y es indispensable cuidar de los sentimientos propios y los de los demás. De esta manera ganarán cada día más madurez y la responsabilidad emocional necesaria para ser futuros adultos independientes y empáticos.
Bibliografía
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