Sin lugar a dudas, la crianza de los hijos no responde un camino lineal. Es como la gran receta de la vida, en donde los padres, la personalidad de los chicos, los amigos, el entorno cercano y el contexto más general, van aportando sus propios ingredientes.
Dentro de aquello que está al alcance, la influencia de los padres es decisiva a la hora de comunicar valores y de desarrollar buenos hábitos. A continuación, podrás encontrar algunas señales de que estás educando bien a tu hijo.
Señales de que tienes un hijo educado
Existen múltiples indicios de que estás criando a tu hijo con los valores adecuados, lo cual se refleja en su comportamiento y actitudes. Aquí te presento algunas señales reveladoras de que tu hijo está siendo educado de manera ejemplar.
1. Puede compartir sus juguetes y pertenencias
Una de las señales de que estás educando bien a tus hijos es cuando ellos son capaces de aprender a compartir. Es lógico que en ciertos momentos de la vida les resulta difícil prestar sus juguetes o sus pertenencias. Sin embargo, con el tiempo pueden aprender a compartir y a jugar con otros.
A medida que crecen, los niños aprenden a compartir sus juguetes y también a pasar tiempo con sus abuelos, primos y amigos en actividades conjuntas. Esto muestra que ya no solo se preocupan por sí mismos, sino que también muestran interés y flexibilidad hacia los demás.
2. Es capaz de poner límites
En especial en la adolescencia, la opinión del grupo de pares tiene gran peso. Es así como muchos jóvenes se dejan llevar por los desafíos o pedidos de los otros, aun cuando no estén de acuerdo o los ponga en riesgo.
Sin embargo, el hecho de saber escucharse a sí mismos, de respetarse y saber diferenciar aquello que les conviene de lo que no, es una de las señales de que estás educando bien a tu hijo.
3. Siente empatía por las demás personas
Cuando tu hijo es capaz de ponerse en el lugar de sus compañeros, es una señal de que lo estás educando bien. Esto quiere decir que es capaz de reconocer las emociones de los demás y que puede empatizar con ellos. Alegrarse de que su compañero se va de vacaciones o ponerse triste cuando un amigo se golpea sin querer, son formas de demostrar empatía.
4. Es capaz de reconocer sus errores y pedir disculpas
En la vida, todos cometemos errores y nos equivocamos en algún momento. Lo crucial es poder reconocer nuestros errores y pedir perdón cuando sea necesario, en especial si hemos herido a otras personas. Por ejemplo, si tu hijo dice algo hiriente a un compañero, muestra una buena educación si es capaz de mostrar arrepentimiento y disculparse.
5. No te miente
Más allá de que alguna vez tu hijo pueda cometer un error, ser irresponsable o verse implicado en algo que sabe que no te va a gustar, es capaz de contarte aquello que lo incomoda. Es decir, se hace responsable de lo sucedido y está dispuesto a asumir las consecuencias. Sin dudas, esto está muy alejado de ocultarse o mentir.
6. Colabora con las tareas de la casa y de su higiene personal
Acorde a su edad y capacidad, es capaz de ocuparse de algunas tareas necesarias para una buena convivencia: mantener el orden de su habitación, realizar los deberes, guardar cada objeto que usa en su lugar y más. Lo mismo respecto a su cuidado, pues se lava los dientes, se baña, se cambia la ropa…
Es decir, comprende que debe hacerlo para facilitar la vida de los demás, pero también porque es bueno para sí mismo, sin que se lo tengas que recordar todo el tiempo. En definitiva, es responsable y colaborador.
7. Tiene buen trato hacia los demás
Más allá de algunas peleas sin importancia entre hermanos o amigos, en general es respetuoso, se lleva bien con sus compañeros y es agradable. No es un niño que sea «burlista» o que haga bullying a los demás. Incluso, es capaz de preocuparse por sus compañeros que sí sufren de ello.
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Recomendaciones sobre la educación de los hijos
No se trata de someterte a un «escaneo» y castigarte porque alguno de tus hijos no cumpla con alguna de estas señales de buena conducta. La «mapaternidad» es una aventura que no viene con manual de instrucciones.
De lo que se trata es de poder analizar si estás a gusto con el tipo de crianza que estás practicando y repensar si te está dando resultados. De no ser así, mientras antes puedas ajustar y orientarte hacia aquello que deseas modificar, mejor. Mientras más temprano intervengas, más fácil será el «reaprendizaje».
Educar en valores es un aprendizaje para toda la vida, que facilitará el desarrollo de tu hijo.
Por último, procura tener en cuenta que la educación es un trabajo conjunto con la escuela y los distintos espacios sociales en los que el niño participa. De allí que también sea importante elegir actividades afines a aquello que quieres que tu hijo aprenda.
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Eres parte y ejemplo de lo que tu hijo es
Más allá de las recomendaciones sugeridas, es importante tener en cuenta la etapa que atraviesan los chicos. En ocasiones, las expectativas de los padres son elevadas respecto a la edad o a la etapa del desarrollo en que se encuentra.
Por otro lado, también es relevante ser capaces de aceptar que cada niño tiene su personalidad. Es decir, como adultos debes enfocarte en enseñar valores, más que en lograr que tu hijo siga «a rajatabla» aquello que le dices. Es necesario ser flexibles y aceptar que existen múltiples formas de comportarse o de hacer las cosas sin ser demasiado rígidos.
La educación autoritaria no es la más recomendada, ya que los chicos aprenden a obedecer basándose en el miedo, pero no a formar criterio propio. En este sentido, también es bueno que te preguntes qué estilo de crianza aplicas y cuál es el que deseas.
La constancia siempre será la clave
Ten en cuenta que la educación debe ser constante y no contradictoria: no se trata de que «un día sí y otro día no». Debes ser capaz de dar una enseñanza y sostenerla a través del tiempo, dando espacio para que tu hijo pueda aprenderla y ponerla en práctica.
Por último, la enseñanza de valores también requiere de coherencia, ser consistentes entre aquello que dices y que haces. Si a tu hijo le dices que es importante mantener una rutina, entonces debes poner de tu parte para que eso sea posible, así como también debes procurar llevar una.
Bibliografía
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