11 hábitos que un niño debe adquirir antes de la adolescencia

Dada la importancia de que los niños adquieran determinados hábitos antes de llegar a la adolescencia, hoy te recordamos cuáles son los más importantes y te incentivamos a reforzarlos. ¡No te lo pierdas!
11 hábitos que un niño debe adquirir antes de la adolescencia
Mara Amor López

Revisado y aprobado por la psicóloga Mara Amor López.

Escrito por Mara Amor López

Última actualización: 24 julio, 2022

Los chicos crecen muy rápido y el tiempo pasa sin que nos demos cuenta. Y cuando lo hacemos, ¡ya se encuentran en la adolescencia! Pero hay que tener en cuenta que todo lo que pase antes de ese momento va a determinar la forma en la que se atraviese esa nueva etapa llena de cambios. Por esta razón, es importante que antes de la pubertad los menores adquieran algunas costumbres para mantenerlas a lo largo del tiempo. Sigue leyendo para conocer esos hábitos que tu niño debe adquirir antes de la adolescencia.

Cuando tu hijo crece, poco a poco deja de compartir el tiempo con sus padres y la influencia de sus mayores se reduce de manera significativa. Por eso, es importante consolidar antes las bases para que, en este momento y a futuro, las enseñanzas de la familia perduren. Esto les permitirá desarrollar vínculos sólidos y positivos, tanto dentro como fuera de casa, sin la necesidad de que los progenitores estén presentes para recordarles cómo comportarse.

Si tu pequeño se acerca a esta etapa, no dejes de poner en práctica los consejos que te acercamos en el siguiente artículo. Verás lo bueno que resulta para él.

¿Qué hábitos no pueden dejar de adquirir los hijos antes de la adolescencia?

Las costumbres que se mantienen en casa sirven no solo para mejorar la convivencia familiar, sino también para inculcarles a los jóvenes el sentido de la responsabilidad. Por eso, a continuación vamos a ver cuáles son aquellos hábitos que has de consolidar en tus hijos antes de que se conviertan en adolescentes.

1. Destinar cada día un tiempo para hablar

Si desde que los hijos son pequeños dedicamos un tiempo para hablar con ellos cada día, cuando lleguen a la adolescencia tenderán a aislarse menos que si no lo hacemos.

Podemos utilizar la hora de la cena como excusa para conversar en familia y conectarnos de nuevo. Pues en general, este es el momento de la jornada en la que todos los integrantes del hogar nos reunimos en torno a la mesa.

madre e hijo desayunan juntos y conversan charla tranquila amena
Compartir un momento del día con los hijos, para intercambiar ideas, sentimientos o emociones, es clave para fortalecer el vínculo a lo largo de los años.

2. Almorzar y cenar en familia

El almuerzo y la cena son momentos ideales para compartir en familia, pues propician el intercambio de ideas y de sentimientos. Por eso, establecer el hábito de comer en familia, siempre que sea posible, se traducirá en muchos beneficios para los niños y para los mayores.

Si este ritual se hace desde que son pequeños, al llegar a la adolescencia mantendrán la costumbre como algo normal en sus vidas. Incluso, tenderán a reproducirlo con sus amigos afuera de la casa.

3. No usar el móvil en la mesa o en el coche

Los niños son esponjas y aprenden más del ejemplo que de las palabras que emiten sus padres. Por eso, es fundamental que si no queremos que en un futuro se pasen la hora de la comida viendo el móvil, dejemos de hacerlo ahora.

En general, el uso de las pantallas debe limitarse y no ofrecérselas a los menores más de una hora al día. Pues el exceso de horas de exposición o el consumo de contenido inapropiado para la edad podrían generar un impacto negativo sobre su desarrollo físico y mental.

4. Alentarle a conocer sus gustos e intereses

Conforme los niños crecen, sus intereses cambian y por eso es importante conocer qué cosas son las que les gustan y que cosas no. Eso nos permitirá seguir conociéndoles y no perderles la pista. Además, los motivará a ellos a descubrir lo que verdaderamente les hace bien y diferenciarlo de aquello que hacen por complacer a alguien más.

5. Establecer contacto físico con los hijos

Para establecer un buen vínculo afectivo con nuestros hijos es necesario mantener el contacto físico. Según sostiene la psicoterapeuta Virginia Satir, “todos necesitamos cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho para mantenernos y doce para crecer”.

Cuando los niños se convierten en adolescentes, se olvidan de dar muestras de afecto o tienden a minimizar su importancia. Pero si desde pequeños les inculcamos el hábito de dar abrazos, luego lo mantendrán con sus seres queridos.

El contacto físico no debería disminuir nunca, sin importar si somos adultos.

6. Jugar

Un niño necesita jugar para desarrollarse, pues esta es una de las actividades más enriquecedoras a lo largo de la vida. Los beneficios del juego son incontables, sobre todo cuando somos pequeños. Por eso, en casa nunca deben faltar los juegos y juguetes, así como los momentos lúdicos compartidos con los adultos o con otros niños.

7. Mantener buenos hábitos de higiene

Este es un hábito básico y fundamental para la vida. Aprender a mantener la higiene personal todos los días, como lavarse los dientes, higienizarse las manos antes de comer o luego de entrar a casa son cuestiones indispensables para el cuidado de la salud. Si estas costumbres se adquieren desde pequeños, será más fácil sostenerlas en el tiempo.

8. Leer todos los días

Fomentar la lectura diaria en los niños es fundamental para sentar el hábito para toda la vida.

La lectura de cuentos desde que los hijos son bebés, además de estimular el desarrollo del lenguaje, ayuda a fortalecer el vínculo entre padres e hijos. Por lo tanto, si habituamos a nuestros pequeños a leer un cuento todas las noches antes de dormir, fomentaremos el gusto por la lectura y los incentivaremos a seguir solos cuando sepan leer. Esto no solo les ayudará a mejorar su rendimiento académico, sino que les generará un enorme enriquecimiento personal.

9. Mantener la organización y el orden

Es importante instaurar este hábito antes de la adolescencia, para que los hijos sepan organizarse y san ordenados en esta etapa. Estas costumbres también les servirán en el futuro, sobre todo cuando deseen convivir con alguien más.

Si desde pequeños los niños aprenden a recoger sus juguetes y a mantener sus objetos personales ordenados, es probable que cuando sean mayores tengan mayor conciencia del orden.

Niño ordenando la ropa de su armario.
Inculcar el orden y la limpieza del hogar, tanto en los espacios personales como comunitarios, es fundamental para adquirir el hábito y reproducirlo en el futuro.

10. Llevar una rutina diaria, con un horario regular

Desde que son bebés, los niños necesitan buenas rutinas de sueño, de alimentación, de aseo y de esparcimiento. Esto les brinda una sensación de seguridad y los ayuda a regular su comportamiento y sus necesidades.

Si los pequeños están acostumbrados a tener una rutina con horarios establecidos para irse a la cama y duermen al menos 8 horas al día, lo seguirán haciendo cuando lleguen a la adolescencia.

11. Respetarse a sí mismos y a los demás

Desde pequeños tenemos que enseñarles a los niños a respetar a los demás, tanto como a sí mismos; a valorar a las personas por lo que son, sin importar dónde viven, cómo se visten o cuáles son sus gustos. Esto les proporciona herramientas esenciales para vivir en armonía con las personas del entorno y a crear una sociedad más justa y respetuosa.

También, es importante inculcarles a nuestros hijos el respeto por el medioambiente, por los animales y las plantas y la importancia de reciclar y reutilizar.

Sobre los hábitos deben adquirir los niños antes de la adolescencia

En este artículo hemos detallado algunos de los hábitos que tus hijos deberían adquirir antes de llegar a la adolescencia. Es importante que te propongas inculcarlos desde edades tempranas, para que en esta etapa de cambios todo sea más sencillo.

Si los adolescentes cuentan con buenos hábitos, es probable que la convivencia familiar sea más llevadera y que se enfrenten mejor a las transformaciones físicas y emocionales que caracterizan a este momento de la vida.


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