4 razones que llevan a un adolescente a ser rebelde

Si tu hijo adolescente se muestra rebelde, irritable o desafiante, trata de comprenderlo en lugar de juzgarle. Te ayudamos a descifrar sus motivos para acompañar su proceso adecuadamente.

La adolescencia es una etapa muy temida por los padres y las madres. Y es que estos jóvenes que se encuentran en las transición entre la niñez y la adultez tienen fama de difíciles, desobedientes y desafiantes. Es cierto que las dinámicas familiares cambian cuando un hijo entra en la pubertad, pero si se descubren las razones que llevan a un adolescente a ser rebelde, puede resultar más sencillo atravesar este periodo con éxito.

En primer lugar, es importante quitarle la connotación negativa a este término, pues la rebeldía, dentro de unos límites, puede ser saludable y necesaria para el correcto desarrollo del adolescente. Al fin y al cabo, el joven se encuentra en un momento en el que ha de forjar su identidad, abrirse al mundo y hacer frente a las presiones sociales. Por lo tanto, esta cualidad puede suponer una cierta ventaja.

¿Qué lleva a un adolescente a ser rebelde?

Ahora bien, ¿cómo manejar esta situación desde la perspectiva paterna? Lo ideal es comprender el origen y la función de dicha actitud desafiante para poder acompañar el proceso de forma natural. A continuación, te mostramos las principales razones de la rebeldía adolescente.

1. Búsqueda de una identidad propia

adolescente que ignora a su padre en la calle

Como hemos comentado, en la adolescencia los jóvenes buscan su propia identidad y, para ello, tienden a oponerse a la autoridad de sus padres. Necesitan hacer valer sus opiniones y sus decisiones, lo cual puede ser interpretado como rebeldía. Pero en realidad, es natural que los adolescentes reclamen cada vez más independencia, que quieran ser escuchados y tenidos en cuenta. Esta es la etapa en la que forjan una personalidad propia.

2. Cambios físicos y psicológicos

Durante la pubertad se presentan múltiples transformaciones que pueden ser difíciles de asimilar para los jóvenes. El cuerpo cambia y madura, el grupo de iguales cobra una gran relevancia, las exigencias académicas y personales se incrementan… Todo esto puede llevarlos a mostrarse irritables o apáticos, a encerrarse en sí mismos o a involucrarse en conflictos familiares con mayor facilidad.

Además, la región cerebral implicada en el control de impulsos todavía no ha madurado por completo. Por ello, todavía pueden responder de forma más impulsiva, sin medir sus palabras y sin prever las consecuencias de sus acciones.

3. Falta de recursos para gestionar las emociones

Para hacer frente a lo anterior es fundamental contar con suficientes recursos personales y con una adecuada inteligencia emocional. En esta época de la vida, las emociones se viven con gran intensidad y pueden resultar desbordantes. Si el adolescente no sabe cómo gestionarlas, puede mostrarse agresivo, sobrepasado y reaccionar de forma inapropiada.

4. Dinámicas familiares inadecuadas

Pese a que es la propia adolescencia la que lleva a un menor a ser rebelde, las dinámicas del hogar juegan un rol muy importante en su génesis.

Un entorno en donde el joven es naturalmente escuchado, validado y respetado puede hacer que las conductas desafiantes se reduzcan al mínimo. En cambio, un estilo de crianza demasiado autoritario e intransigente logra exacerbar la rebeldía. 

Lo mismo puede ocurrir si los progenitores son muy permisivos y no son capaces de establecer normas consistentes. En este caso, puede surgir un hijo tirano que responda con agresividad y faltas de respeto ante los intentos paternos por establecer límites.

¿Cómo actuar con un adolescente rebelde?

La rebeldía adolescente no debe ser atacada ni reprimida, sino comprendida y canalizada. Para ello, puedes aplicar algunas pautas como las que se describen a continuación:

  • Mantén una comunicación abierta y fluida con tu hijo. Escúchale sin juzgarle y hazle también partícipe de tu vida. Esto aumentará la confianza mutua, le hará saber que le tienes en cuenta. Además, se creará una relación de cómplices y no de enemigos.
  • Permite que tu adolescente opine, negocie y participe de las decisiones. Imponer no es una buena estrategia. Por el contrario, habla con tu hijo acerca de las normas y establecedlas en conjunto. Sé flexible cuando sea posible y ofrécele gradualmente más autonomía a medida que demuestre responsabilidad.
  • Enséñale a lidiar con sus emociones, a calmar su ira, a controlar sus impulsos y a gestionar su tristeza. Las técnicas de relajación pueden ser muy útiles para esto.
  • Ármate de paciencia, tolerancia y mano izquierda. Ten presente que la adolescencia es una etapa complicada de atravesar y que tu hijo necesita padres con autocontrol. No te pongas nervioso ante sus arrebatos, sé la calma de su tormenta.

En definitiva, es posible que tu hijo adolescente muestre actitudes rebeldes, pero esto no tiene por qué ser negativo ni ha de socavar vuestra buena relación. Comprende su situación, se paciente, firme y amoroso. Si acompañas su proceso en lugar de luchar en su contra, todo irá bien.

Bibliografía

Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.

  • Oliva, A. (2007). Desarrollo cerebral y asunción de riesgos durante la adolescencia. Apuntes de psicología, 25(3), 239-254. Disponible en: https://www.apuntesdepsicologia.es/index.php/revista/article/view/77
  • Mestre, M. V., Tur, A. M., Samper, P., Nácher, M. J., & Cortés, M. T. (2007). Estilos de crianza en la adolescencia y su relación con el comportamiento prosocial. Revista latinoamericana de psicología, 39(2), 211-225. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2538895
Scroll al inicio