Padres restrictivos, hijos rebeldes

Suele pensarse que es la permisividad lo que lleva a criar un adolescente rebelde. Sin embargo, cuanto más autoritario y restrictivo es el estilo de crianza, más necesidad sentirá el adolescente de rebelarse y oponerse a su familia.
Padres restrictivos, hijos rebeldes
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 04 febrero, 2022

Nuestra infancia y la relación con nuestros padres marca nuestra personalidad de por vida. A pesar de creer que están haciendo lo correcto, unos padres restrictivos en exceso pueden conducir a sus hijos a la rebeldía.

Padres restrictivos

Existen diversos estilos de crianza que varían en cuanto al grado de exigencia y de afecto. El estilo autoritario que ponen en marcha los padres restrictivos se caracteriza por altos niveles de exigencia, control y disciplina, y baja presencia de afecto y expresión emocional.

Estos padres utilizan la disciplina, el castigo y la amenaza como método habitual de educación. Sancionan duramente las conductas inadecuadas de sus hijos sin dar una explicación del motivo. Están centrados en extinguir ese comportamiento incorrecto y opinan que el diálogo no es necesario; solo importa la obediencia.

Además, suelen imponer sus reglas sin lugar a discusión. No permiten la expresión de opiniones de sus hijos y no están abiertos a la negociación. Reprimen y coartan la libertad individual de sus infantes, y restan valor a sus intereses y necesidades.

En el estilo de crianza autoritario, los padres exigen obediencia y respeto, ejercen un excesivo control, buscando lograr en sus hijos una buena conducta. Sin embargo, sin saberlo, puede que estén criando jóvenes reprimidos que verán en la insumisión el único modo de respuesta.

Chica adolescente con el pelo rosa ignora a su madre.

Hijos rebeldes

Siempre se ha pensado que es la permisividad la que conduce a criar hijos rebeldes. Indudablemente, esto es así. Sin embargo, igual de importante, pero menos conocida, es la influencia del autoritarismo.

Se suele creer que los padres que educan con mano firme consiguen niños de conducta recta. Pero comúnmente estos hijos toman dos caminos diferentes pero igualmente insanos: algunos acaban convirtiéndose en jóvenes apocados y faltos de autoestima. Otros, encuentran en la rebeldía la válvula de escape para defenderse de esa situación injusta.

Tengamos en cuenta que todos los seres humanos tenemos el deseo y la necesidad de desarrollar nuestra individualidad y expresarla. Todos, desde pequeños, ansiamos ser escuchados y reconocidos por nuestros mayores, y disfrutamos decidiendo pequeñas cosas como qué ropa ponernos cada día.

Es el deber de todo padre otorgar a sus hijos un ambiente seguro en el que poder ir descubriendo y gestando su personalidad. Un lugar donde poder sacar a relucir su propia esencia.

Cuando los padres son muy restrictivos, los hijos no encuentra lugar para su voz. Estos padres no dialogan con sus hijos, no los escuchan ni dedican tiempo a conocerles. Solo desean obediencia ciega.

Esto genera un ambiente familiar lleno de estrés y falto de afecto que deriva en una gran infelicidad. Y aquellos niños que se han visto acallados toda su vida lucharán en la adolescencia por hacerse oír.

La adolescencia

La adolescencia es la etapa por excelencia de la rebeldía. Todos los jóvenes tienden a desafiar a la autoridad y a romper las normas. No lo hacen por molestar a sus padres, simplemente son individuos en construcción buscando su identidad.

Adolescente rebelde fumando un cigarro porque su padres son muy restrictivos.

En un ambiente familiar con unos vínculos sanos y afectuosos, el adolescente atravesará estos años sin mayor dificultad, sabiéndose respetado y apoyado por sus padres. Serán capaces de negociar, confiar y respetar el criterio de sus progenitores.

En cambio, los padres restrictivos llevan toda la vida generando una situación de injusticia e imposición que gesta en sus hijos una necesidad extrema de reivindicarse como persona, de mantener viva, su integridad.

En la adolescencia, el estallido insumiso de estos jóvenes, su firme oposición a sus padres puede traer problemas graves. Algunos pueden recurrir al tabaco, el alcohol o las drogas a modo de rebelión personal. Otros, pueden excederse, descontrolarse y ser totalmente irresponsables y agresivos cuando sus padres no están presentes.

Por tanto, si deseamos evitar esta situación, hemos de esforzarnos en llevar a cabo una crianza con límites claros y coherentes, pero en la que también predominen el afecto y el apoyo. Hemos de ser capaces de escuchar, respetar y dar espacio a nuestros hijos para desarrollarse como seres independientes.

Nuestro objetivo ha de ser que el respeto y la obediencia se produzcan por convicción, porque han interiorizado unos valores, y nunca por miedo a los padres o al castigo. Un joven cuyos padres han encontrado el equilibrio entre poner límites y dejarle experimentar, no sentirá en la adolescencia la necesidad de rebelarse.


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