¿Qué acciones debe tomar el colegio al detectar problemas familiares?

¿Qué acciones debe tomar el colegio al detectar problemas familiares? Primero, debe establecer la detección precoz de los problemas, luego, la información de recursos y las posibilidades de solución y, por último, la adecuación a la situación del alumno.

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Cuando se detectan problemas familiares, el colegio debe esforzarse por emplear su herramienta más eficaz: servicios de orientación y formación de padres. El colegio tiene un rol decisivo en la evolución del problema. Por tanto, el colegio podría ayudar al alumno y su familia a encararlo o, por el contrario, agravar la situación.

Todos los colegios deben tener un servicio de atención a familias que ayude a alumnado, padres y profesorado, para resolver situaciones de crisis. Sirviéndose de ello, y ante una gran variedad de problemas, la escuela podría detectarlos precozmente e intervenir coordinando a profesionales, padres y profesores.

Esta práctica convierte a los colegios en auténticos centros de formación para la vida y dan nuevo sentido a la colaboración entre padres y profesores. De momento, el colegio debe establecer líneas y principios generales para detectar problemas familiares y, luego, aportar soluciones a problemas concretos.

Acciones que debe tomar el colegio al detectar problemas familiares

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1. Labor en equipo

El profesor puede ayudar a la familia dentro del contexto y las funciones que les son propias como partes integrantes de la comunidad educativa. Esta es una de las medidas que debe tomar el colegio al detectar problemas familiares. El colegio debe saber qué esperar y el tipo de apoyo que podría brindarle al alumno y a su familia, según la situación dada.

2. Ejes de actuación

Algunos de los principales ejes de actuación del colegio al detectar problemas familiares dependen de las claves de la organización interna:

  • la detección precoz de los problemas
  • la información de recursos y posibilidades de solución
  • la adecuación a la situación del alumno

Respecto a estos tres aspectos cada centro escolar tiene que tomar sus propias decisiones según sus propios recursos y posibilidades para ir avanzando poco a poco sin crear fisuras insalvables dentro del propio centro.

Para lograrlo, los profesores deben saber a qué aspectos estar atentos en los posibles cambios de comportamiento del alumno y cómo actuar ante distintas situaciones. Así mismo, deben observar la evolución propia de ciertos problemas y crisis tanto familiares como personales.

Además de detectar problemas familiares, el colegio debe tomar decisiones sobre cómo fluye la información internamente y qué interlocutores serán los más adecuados. También debe buscar servicios y profesionales externos que puedan ser de utilidad para dar seguimiento a los casos. Deben saber, sobre todo, en qué medida flexibilizar las normas y ritmos académicos en correspondencia con la situación personal del alumno.

3. La repercusión en lo académico

La función del colegio es detectar problemas familiares, pero no resolverlos. Puede ayudar a prevenir el probable fracaso escolar del alumno afectado. Al menos, puede paliar el impacto afectivo que pudiera tener sobre él el deterioro de su rendimiento.

Se trata de prestar más atención, flexibilizar horarios y asistencia, apoyarlo en el estudio, ayudarlo a planificar sus prioridades según sus posibilidades reales, etc. Lo importante es evitar una actitud negativa del alumno hacia el estudio o el colegio, o que el profesorado desista de sus esfuerzos.

4. Planteamiento a largo plazo

Al detectar problemas familiares, el colegio debe facilitar que el alumno y sus padres puedan acceder a este. No se trata de resolver una situación puntual, sino de transmitir la sensación de que el colegio se preocupa por estos temas.

Crisis familiares más frecuentes

Muchas veces sin que el colegio haya notado nada, el alumno o su familia hablan con algún responsable del centro para hacerlos partícipes del problema. No obstante, lo normal es que sea el colegio el que detecte problemas familiares y tome medidas ante cambios de conducta o emocionales. Las principales crisis familiares suelen ser motivadas por:

  1. Crisis por separación o divorcio

El comportamiento más adecuado por parte de los padres sería tratar de resolver sus diferencias sin enfrentamientos, buscando el mutuo acuerdo por medio de un proceso de mediación familiar.

Los hijos pasarán por muchos estados y sentimientos diferentes. Todas estas emociones si no son expresadas convenientemente podrían llegar a bloquear al alumno y hacerlo estallar en los momentos más inesperados. El colegio debe facilitar el desahogo del alumno, darle un margen académico, especialmente en tareas menores o cotidianas.
Los niños no tienen que ser partícipes del proceso cuando nos separamos.

En época de exámenes, se determinará cómo afrontarlos, qué es posible asumir y qué no, y ayudar al alumno a entender que su rendimiento descienda. Lo ideal es que este proceso fuera acompañado de la ayuda de un profesional, de algún terapeuta que el colegio pudiera recomendarle.

2. Crisis por enfermedad o muerte

Las tensiones en casa y la falta de control de los padres genera una descompensación de la afectividad y del comportamiento en el alumno.

No es extraño, entonces, que el alumno pase bruscamente de ser muy responsable a tener una actitud de despreocupación. Sin embargo, la administración dedica pocos recursos al apoyo de las familias. Es por esto que apenas existen servicios de los que se puedan beneficiar y que la escuela pueda recomendar.

Sin embargo, el apoyo de un trabajador social que conozca bien los recursos públicos y privados del entorno puede ser de mucha utilidad. En caso de que el alumno estuviera dispuesto a recibir apoyo psicológico, el colegio no dudará en derivarlo a un profesional de confianza.

3. Crisis por consumo de drogas

El papel del colegio ante el consumo de drogas es esencial en cuanto a la prevención. No obstante, si el alumno ya ha empezado a consumirlas, la situación es tan grave que requiere la intervención de servicios y profesionales especializados.

Si la escuela tiene sospechas o prueba de esto, debe informar a los padres de los alumnos inmediatamente. Esto se debe hacer con mucho tacto, ya que la reacción de los padres es la de la negativa en muchas ocasiones.

 

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El alumno será tratado como uno más y se le aplicarán las normas como a todos sin concesiones ni acritud. El colegio tratará de ser neutral en el trato, especialmente a la hora de sancionar. No se deben rebajar las exigencias académicas, salvo si el alumno acude a un centro de tratamiento y por solicitud directa de los padres.

4. Crisis por malos tratos o abusos sexuales

Ante estos casos, la primera obligación del colegio será la de proteger al menor. Se realizará la denuncia de los hechos por escrito y con acuse de recibo de los servicios sociales de la zona. A partir de ese momento, los servicios sociales serán los que tomen cartas en el asunto a todos los niveles. El colegio no puede ni debe hacer más, para no inmiscuirse ni obstaculizar la intervención de los profesionales encargados de atender estos asuntos.

Puede colaborar en todo aquello que los padres soliciten. (Por supuesto, si estos no fueran los responsables de las agresiones.) También podrían exigir a los servicios sociales que tomen medidas al respecto si no actúan, así como llevar a cabo posibles encargos a petición de los servicios sociales.

Además, de mutuo acuerdo entre las partes, el centro podría recomendar algún servicio privado para que el alumno reciba atención psicológica periódicamente.

5. Crisis por anorexia y bulimia

El colegio no puede ignorar que está ante una patología grave que, en casos extremos, podría provocar la muerte del adolescente. Requiere, en muchos casos, hospitalización y tratamiento psiquiátrico.

El centro escolar desempeña una gran labor preventiva para informar y formar a sus alumnos y a los padres con respecto a este problema. Sin embargo, una vez que aparece, disminuyen considerablemente los resultados de la intervención.

La anorexia tiene consecuencias físicas y sociales.

Las alumnas que padecen este trastorno no suelen tener problemas académicos, porque son muy perfeccionistas. Tienen una gran capacidad de autocontrol, excepto cuando la enfermedad está muy avanzada y no pueden seguir la marcha del curso. El colegio puede ayudar a que no se desvinculen de los estudios y que no se angustien por las notas.

En resumen, estas son algunas de las medidas que pueden adoptar los colegios ante la detección de problemas familiares. También mencionamos formas de proceder ante cada uno de los casos de crisis familiares y personales.

Bibliografía

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  • García Fuster, E. & Musitu, G. (2000). Psicología social de la familia. Madrid: Paidós.
  • González Alamagro, I. (1986). “Familia y Educación”. En J. Mayor Sánchez (dir.), Sociología y Psicología Social de la Educación. Madrid: Anaya.
  • Fuentes, M. C.; García, F.; Gracia, E., & Alarcón, A. (2015). “Los estilos parentales de socialización y el ajuste psicológico. Un estudio con adolescentes españoles”, Revista de Psicodidáctica, 20 (1): 117-138.
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