
Una de las preguntas más cuestionadas por los padres cuando tienen un hijo es cuándo empezar a ofrecer agua a los bebés, ya que beber agua es fundamental para cada etapa de la vida. En este artículo te lo explicamos.…
Cuando hablamos de la crianza con apego es común visualizar casi al instante a una mamá que da el pecho a su niño hasta los 5 años. La imaginamos también cargando al recién nacido en el portabebés y favoreciendo ese Birth bonding (lazo afectivo) construido a través del contacto y la cercanía constante.
Ahora bien… ¿dónde queda el padre en todo esto? ¿es que los papás no son arquitectos también de ese vínculo creado a través de una crianza presente y constante que cree también firmemente en la importancia del apego? No debemos equivocarnos. La educación de un niño es, por lo general, cosa de dos. Esa esfera íntima y maravillosa establecida entre sus principales protagonistas es la que construye por igual el tipo de crianza elegida.
Papá también lo hace, papá atiende, cuida, consuela y busca esa cercanía con la cual, favorecer esa exogestación con la que potenciar el desarrollo cerebral del bebé, mientras se afianza una relación fuerte, un vínculo mágico y extraordinario.
En «Eres Mamá» te proponemos reflexionar sobre ello.
Un padre no da el pecho, pero alimenta del mismo modo que mamá. Su corazón ama del mismo modo, su piel también ofrece calor, sus manos saben acariciar, cambiar pañales y hasta hacer cosquillas. Papá también sabe dar besos y enseñar las primeras palabras a su niño.
Algo que no se nos puede olvidar es que cada pareja establece previamente qué tipo de crianza dar a sus hijos. Si se va a hacer colecho, es una opción que los dos miembros toman en común. Si se alarga la lactancia es algo que en ocasiones, parte de la propia madre pero que también el papá aprueba para ser parte colaborativa de ese proceso.
Los padres construyen la crianza con apego llevando a su niño encima, cerca de su corazón y en contacto con su piel
Ya sea en brazos o a través de los portabebés, forma parte de esa rutina donde demostrar a sus hijos que están protegidos, seguros y que son amados.
Lo señalábamos al inicio. Cuando hablamos de crianza con apego pensamos en la mamá que duerme con su bebé, pegado a ella y ofreciéndole su calor y su protección en esas horas nocturnas.
Ahora bien, también el padre está en esa misma cama y comprende que para evitar la angustia por separación que experimentan algunos niños durante la noche, no hay nada mejor que dormir cerca de él.
El llanto, como todos sabemos, es el único mecanismo que tiene el bebé para comunicarse con sus progenitores.
Los bebés no manipulan, no engañan y si lloran es por una necesidad concreta que debe ser atendida. Los papás lo saben y acuden raudos para cuidar, para consolar o alimentar.
Son muchas las familias que basan la crianza de sus niños en los adistramientos, en los horarios, en las pautas rígidas.
La crianza con apego se preocupa ante todo de las necesidades de los niños antes que de seguir unas normas estipuladas. Es decir, si el bebé tiene hambre y aún no se han cumplido las tres horas desde la última toma, no hay por qué esperar si hay una «necesidad».
Esto es algo que también entiende todo padre que confía en los principios de la crianza con apego.
La crianza con apego no se basan en conceder al niño todo lo que quiere, todo lo que demanda sin que existan normas, límites y obligaciones.
Hay un equilibrio, un acuerdo democrático y una lógica. Los padres, al igual que las madres, saben que una crianza respetuosa no será nunca una crianza caprichosa.
La lactancia materna es el mejor alimento para el recién nacido. Sabemos que los estudios lo respaldan, pero ante todo, se construye un momento de mágica complicidad entre la madre y el niño que muchas mujeres eligen alargar más allá de los 6 meses.
¿Qué papel asume el padre entonces durante la lactancia? Él está ahí, el padre ayuda a la madre, crea el entorno y esa cercanía donde envolverlos a ambos con su amor, con su aprecio e incluso con su admiración.
No podemos olvidar también que otra premisa de la crianza con apego es «both», es decir, «ambos», porque ese vínculo de la pareja es el que confiere aún más fuerza al proceso de crianza, es un lazo que da consistencia, que trasmite apoyo en instantes de dificultad y esa luz donde las alegrías cotidianas adquieren aún mayor sentido.
Así que ahora dinos… ¿quién puede dudar ahora de que los papás no entienden de crianza con apego?