Padres hipocondríacos: qué hacen y cómo evitar serlo

Aunque es un sentimiento incontrolable para ellos, el temor que sienten los padres hipocondríacos les impide ver el panorama real con claridad. Mantener la calma y consultar a un profesional son los mejores consejos para quienes padecen este trastorno.

Los padres hipocondríacos se preocupan excesivamente por síntomas que recién aparecen.

La hipocondría produce en quien la padece una inusitada preocupación por su salud ante la aparición de cualquier síntoma. Cuando una persona propensa a esta conducta se convierte en padre, estos temores pueden verse reflejados en los niños. El resultado: preocupación en ambos lados generada por padres hipocondríacos.

El instinto maternal nos lleva a preocuparnos mucho más por el bienestar de nuestros hijos que por el nuestro. Muchas madres ignoran síntomas en su propio cuerpo con tal de no afectar la vida de sus hijos, sobre todo cuando son pequeños.

Este es uno de los actos de amor más puros que cotidianamente se observan. Del mismo modo, cuando algo anda mal con la salud de su pequeño, no descansan hasta subsanar el problema o hasta estar seguras de que nada grave está aconteciendo.

Lamentablemente, este temor a veces se distorsiona y acaba generando una percepción errónea del estado de un niño. Esto no solo lleva a un diagnóstico equivocado, sino que además produce preocupación y ansiedad extrema. Los padres hipocondríacos no distinguen lo probable de lo improbable y esto les causa muchas complicaciones.

Características de los padres hipocondríacos

La hipocondría en sí es un trastorno de ansiedad por la enfermedad. De acuerdo a un estudio publicado en Anales de Psicologíase caracteriza por el miedo a padecer una enfermedad grave sin que haya síntomas que la justifiquen. Este miedo puede verse reflejado en los hijos cuando las personas con la enfermedad son padres.

El gran rasgo negativo que une a casi todos los padres hipocondríacos es el augurio pesimista al extremo. Frases como “mi hijo está enfermo, se puede morir” o “si no lo ve un médico de inmediato, puede pasarle algo fatal” suelen invadir su mente. Además, se suele crear un ambiente negativo, catastrófico y de angustia ante cualquier síntoma o enfermedad.

Esto los lleva a tomar medidas desesperadas. La primera de ellas, quizás el peor error en el que se puede caer, es buscar los síntomas en internet. De ninguna manera debemos hacerlo, ya que es imposible obtener un diagnóstico preciso “analizando” tan solo los síntomas de un niño.

Los padres hipocondríacos generan temor en sus hijos.
El doctor suele considerar muchos otros factores para encontrar a una respuesta: estilo de vida, alimentación, actividades, ambientes que frecuenta, etc. Eso sin contar, además, con la posibilidad de pedir análisis más precisos como los de sangre, orina o placas radiográficas.

Por otro lado, los padres hipocondríacos se muestran sumamente angustiados. Lo único que se logra así es generar preocupación en el niño. Incluso podríamos inculcarle un temor que antes no sentía. Es importante, entonces, ser cuidadosos con las palabras y las expresiones. Se debe manejar cada situación con total cautela.

“El gran rasgo negativo que une a casi todos los padres hipocondríacos es el augurio pesimista al extremo”

Además, suelen tener la guardia alta ante cada situación que se presenta. Principalmente, se da cuando se está en presencia de otro niño enfermo y temen un posible contagio, algo que no está mal, siempre y cuando no sea un miedo excesivo.

Otros comportamientos típicos de padres hipocondríacos

  • Revisar la temperatura de los niños constantemente si detectan fiebre.
  • Consultar por su estado repetidamente en un corto periodo de tiempo, algo que irrita a los pequeños.
  • Imponer prohibiciones o medidas preventivas excesivas para días de frío, por ejemplo, o al volver a la rutina normal tras recuperarse de un malestar.
  • Sentir la necesidad de llamar al doctor ante el más mínimo avance o retroceso en el tratamiento de una afección, sin prestar atención a lo ya indicado por el profesional.

¿Cómo superar la hipocondría siendo padres?

La primera recomendación –y la más importante– es mantener la calma. Si no lo hacemos, además de generar miedo en el niño, estamos transmitiendo un mal ejemplo.

Recuerda: el niño te observa y aprende de tus actos. Si no te comportas con tranquilidad, le enseñarás a perder el control ante la adversidad.
La automedicación es la peor decisión que pueden tomar los padres hipocondríacos.

Por otro lado, es fundamental que realices una consulta con el pediatra si los síntomas se mantienen durante cierto tiempo o si son intensos. Una vez hecho esto, procura seguir la prescripción al pie de la letra. De nada servirá que lo lleves al médico para desconfiar o desoír sus indicaciones.

Al contrario de lo que muchos piensan, lo peor que puedes hacer es intentar dejar de pensar en eso que te preocupa. De hecho, cuando lo intentamos, el resultado es exactamente el inverso. Le prestamos todavía más atención. Entonces, está bien que te ocupes de ello, pero no lo sobredimensiones.

Además, no deberías dejar de lado la prevención. La mejor forma de tratar las enfermedades es evitarlas. ¿Cómo hacerlo? Asegúrate de cumplir el calendario de vacunación del niño, incúlcale el hábito de una alimentación saludable y llévalo a practicar deportes.

“Es fundamental que realices una consulta con el pediatra si los síntomas se mantienen durante cierto tiempo o si son intensos”

Nada de consultas en línea o automedicación

Los padres hipocondríacos, más allá de producir efectos negativos en el bienestar mental y físico de ellos y de sus hijos, caen en errores graves. Buscar información en la web es uno de ellos. Peor aún si se sigue algún tipo de tratamiento que no esté indicado debidamente por un profesional que haya revisado al niño enfermo.

Otra práctica sumamente peligrosa es la automedicación. Esto podría generar una intoxicación severa, así como desarrollar una futura resistencia a los antibióticos u otros efectos secundarios. Por desgracia, se trata de una práctica muy frecuentes con una incidencia de hasta 32,8 % según la revista Anales de Pediatría.

Finalmente, no debes descartar tratar ese miedo a las enfermedades. Los psicólogos o psiquiatras suelen atender muchas consultas de este tipo, así que no debes sentirte avergonzada. Es una señal más que indica cuánto amas a tu hijo.

Bibliografía

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