¿El orden de nacimiento influye en la personalidad?

El orden de llegada es más que un dato anecdótico. A grandes rasgos, los hermanos mayores construyen el camino obedeciendo las indicaciones, los del medio buscan el equilibrio y los menores exploran territorios desconocidos.
¿El orden de nacimiento influye en la personalidad?
Sharon Capeluto

Escrito y verificado por la psicóloga Sharon Capeluto.

Última actualización: 27 marzo, 2024

Una pregunta frecuente entre los padres es por qué sus hijos muestran personalidades tan distintas a pesar de ser criados de manera similar. La realidad es que la crianza nunca es idéntica, ni debería serlo. Si tienes varios hijos, es probable que puedas identificar con claridad el contexto familiar en el que cada uno llegó.

Aunque el orden de llegada no es un predictor infalible, sí es más que un simple dato circunstancial. La razón tiene más sentido de lo que parece; cada individuo se desarrolla con base en sus experiencias, desafíos y el papel que desempeña en el hogar.

Por tanto, que tus hermanos nazcan después de ti, ser «hermano sándwich», o el más pequeño, puede marcar la diferencia.

Teoría de la personalidad en función del orden de nacimiento

La relación entre la personalidad y el orden de nacimiento ha sido tema de interés para varios psicólogos a lo largo de la historia. Alfred Adler, terapeuta austríaco, popularizó ideas asociadas a este concepto, sugiriendo que la percepción que tiene un niño sobre su posición en la familia influye en cómo se relaciona con el mundo en la adultez.

Algunos especialistas notan que los primogénitos y los últimos hijos enfrentan problemas emocionales debido a la constante búsqueda del éxito, mientras que los del medio son más relajados.

Además, los mayores tienden a ser más leales y coherentes con los valores familiares y los menores a cuestionarlos.

En mayor o menor medida, los hermanos compiten por la atención parental, adoptando roles específicos. Así, es habitual que el primer hijo asuma el papel más tradicional, vinculado con la responsabilidad, extroversión y altruismo. Por su parte, los más jóvenes se destacan por su adaptabilidad y originalidad.

Como sea, el orden de llegada interactúa con una serie de aspectos que ayudan a comprender, por ejemplo, por qué el hijo mayor suele ser más perfeccionista, o por qué no es extraño que el hijo del medio adopte conductas rebeldes para llamar la atención.

Factores que influyen

  • Estilo de crianza parental: la forma en que los padres crían a cada hijo puede variar según su posición en la familia, incluso de forma inconsciente. Es común que sean más estrictos con el primogénito y más permisivos con los hijos menores.
  • Expectativas familiares: lo que se espera de cada hijo cambia en función del momento familiar y las dinámicas específicas al momento de su nacimiento. Además, es posible que las expectativas sean más elevadas con el primer o único hijo.
  • Competencia entre hermanos: la rivalidad entre hermanos, a menudo, está ligada al orden de nacimiento. El mayor puede sentir la competencia cuando llegan hermanos menores; mientras que el del medio puede sentir que debe destacar para recibir atención.

El debate sobre qué afecta más al carácter, si la herencia genética o el ambiente en el que crecemos, aún no se ha resuelto. Pero lo que sí sabemos es que ambos tienen un papel importante y trabajan juntos en este aspecto.

En este sentido, observamos cómo el hecho de nacer sin hermanos en la familia o llegar al mundo cuando el hogar lleva tiempo repleto de pañales, juguetes y expectativas, hace la diferencia.

Características personales según el lugar en la familia

El hecho de nacer primero no te predestina a ser el hermano más responsable. De manera similar, llegar último no te garantiza un camino directo a la rebeldía. Ser el hijo del medio tampoco te condena de forma automática a sentirte fuera de lugar. Más bien, se trata de que algunos rasgos tienden a repetirse entre las personas según su posición en la familia.

Hijos primogénitos

Es habitual que los mayores asuman roles de cuidado o liderazgo entre sus hermanos, siendo su modelo a seguir. En líneas generales, la teoría del orden de nacimiento indica que desarrollan una personalidad de la siguiente manera:

  • Empática.
  • Responsable.
  • Autoexigente.
  • Complaciente.

Por otro lado, investigadores estadounidenses realizaron un estudio con más de 370.000 adolescentes para evaluar cómo el orden de nacimiento impacta en el coeficiente intelectual. Los resultados revelaron que el primer hijo es, levemente, más inteligente que el resto de sus hermanos debido a la atención que reciben y recursos que disponen.



Segundos hijos

Al no ser ni los primeros ni los últimos, su lugar es particular. Aunque la evidencia científica al respecto es limitada, no es extraño encontrarse a hijos del medio que a menudo les cuesta encontrar su lugar en el mundo, sintiéndose solos y poco comprendidos. De hecho, existe un término para describir esto: el síndrome del hermano mediano. 

La relación de los segundos hijos con sus padres tiende a ser algo más distante en comparación con el vínculo de los primogénitos.

Al sentir que no reciben la suficiente atención de sus familias, es habitual que se enfoquen en los vínculos exogámicos, construyendo lazos fuertes de amistad. Entonces, los segundos hijos suelen desarrollar una personalidad de la siguiente manera:

  • Independiente.
  • Mediadora.
  • Sociable.
  • Flexible.

Hijos menores

Por lo general, los hijos menores suelen ser objeto de atención tanto por parte de sus padres como de sus hermanos. Además, son el miembro más joven de la familia extendida, por lo que pueden estar bajo la mirada afectuosa de sus abuelos y tíos.

Muchas veces son sus hermanos mayores quienes asumen ciertas responsabilidades de su cuidado, enseñándoles normas y valores familiares. Mientras que los límites establecidos por los padres pueden ser más flexibles.

De hecho, puede que sientan menos la presión de las expectativas de los adultos. Además de su espíritu libre y aventurero, su personalidad suele ser de la siguiente manera:

  • Despreocupada.
  • Carismática.
  • Egocéntrica.
  • Creativa.

Por otro lado, según un estudio publicado en la revista Personality and Individual Differences, los benjamines (hijos más jóvenes) suelen mostrar un comportamiento social más amable y cooperativo.



Otros casos

No podemos hablar de familias sin hablar de la diversidad en sus formatos. Hay familias numerosas, otras muy pequeñas, aquellas con hermanos gemelos o mellizos y también familias con hijos de edades muy lejanas o casi pegadas.

Toda esta variedad agrega complejidad a la pregunta de cómo el orden de nacimiento influye en el desarrollo de la personalidad.

Más de tres hermanos

Cuando se trata de familias con más de tres hijos, la influencia del orden de nacimiento en la personalidad no está del todo clara. No obstante, se cree que se reinicia el ciclo al siguiente nacimiento. Es decir, que el cuarto hijo podría desarrollar características propias de un hermano mayor, el quinto del segundo y así de forma sucesiva.

Hijos únicos

Mucho se habla acerca de los beneficios y desventajas que implica ser hijo único. En este caso, no hay hermanos mayores o menores para establecer comparaciones directas. Sin embargo, el desarrollo de su personalidad puede estar influenciado por la presencia de otros niños en su entorno, como primos o hijos de amigos de sus padres.

Hay estudios que indican que, debido a la estimulación personalizada, son personas más inteligentes. 


Gemelos o mellizos

El desarrollo de las personalidades de hermanos gemelos o mellizos puede variar de forma significativa según si tienen hermanos mayores o menores, así como los roles que desempeñan en su familia. Resulta curioso observar que, a pesar de compartir orden de nacimiento, pueden desarrollar rasgos muy diferentes e incluso complementarios.

Este es un claro ejemplo de que el orden de llegada a la familia no es un factor definitorio, sino más bien un elemento entre muchos otros que influyen en el desarrollo de la personalidad.

El orden de nacimiento mete su ficha en la personalidad, pero no lo decide todo

Cuando un bebé nace, el escenario ya está montado de cierta manera. Desde el nombre elegido hasta la presencia o ausencia de hermanos, cada detalle va configurando sus primeras experiencias de vida. A su vez, las expectativas y circunstancias que rodean su llegada no resultan indiferentes al desarrollo de su personalidad.

Es innegable que llegar al mundo cuando en casa hay alboroto y varias camas infantiles será diferente a hacerlo en un espacio donde apenas se escuchan voces adultas y no hay necesidad de compartir juguetes. Ninguno de estos contextos es mejor que otro, tan solo, son distintos.

Sin embargo, aunque estos factores establecen un punto de partida, el desarrollo de la personalidad está lejos de ser predestinado. La vida está llena de sorpresas, momentos y relaciones que van moldeando la forma de ser. En el contexto que sea, lo importante es que haya amor de por medio.


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